Pensado para los amantes de la conducción deportiva, la última obra de Porsche adopta todo lo bueno de otros automóviles de la casa, como el 911 y el Boxster. Con este último no comparte sólo la ubicación del propuulsor, el Cayman S, un biplaza que monta un motor central, podría pasar por ser su versión cupé. El nuevo modelo es ligeramente más largo y, lógicamente, más alto, pero el resto de las medidas permanecen inalterables.Cuenta con mejoras aerodinámicas que benefician el apoyo a alta velocidad, sin perjudicar proporcionalmente su resistencia al avance. En la parte trasera de la carrocería tiene un alerón escamoteable que se eleva 80 milímetros automáticamente cuando el coche rueda a más de 120 km/h. Como en el resto de los vehículos Porsche, gran parte de la superficie inferior del Cayman está revestida con elementos de carenado. Las tomas de aire frontales tienen sólo un listón horizontal donde se encajan unos faros antiniebla circulares, mientras, que por lo demás, capó, ópticas y espejos retrovisores no varían con respecto al Boxster. El parabrisas, que recuerda al del roadster, es muy bajo. Sus branquias laterales que suministran aire fresco al motor, están divididas en vertical por dos nervios y resaltan más la anchura de los pasos de rueda traseros. Estos destacan mucho por la pronunciada curvatura que sobresale a ambos lados del pilar C, que enmarca las pequeñas ventanillas laterales terminadas en punta para conferirle una imagen agresiva.Dentro, el espacio queda un poco justo y los pasajeros viajan con una ligera estrechez, pero, a diferencia de otros cupés, la altura libre al techo es holgada para las personas más altas. Todos los mandos se encuentran situados de modo que el conductor pueda utilizarlos sin necesidad de apartar los ojos de la carrretera. A pesar de su capota rígida, no es fácil mantener una conversación en un tono normal debido al ruido que emite el motor. Hay que elegir: hablamos o conducimos. Maletero pequeñoDebido a la posición central del motor, el Cayman dispone de dos compartimentos para el maletero (delante y detrás) con una capacidad combinada de 410 litros, lo que no resulta demasiado. El espacio destinado a los equipajes es bastante irregular, de manera que finalmente cabe más bien poco. En todo caso, lo más desfavorable que tiene este coche es el precio, en parte porque su equipamiento de serie es escaso, pero también porque el se ofrece opcional, muy abundante, no sale precisamente barato. En nuestro país está a la venta a partir de 65.350 euros.En cambio, la suspensión con la que viene de serie no es de las que te sacan la dentadura al primer cambio de asfalto. Resulta algo dura pero no tanto como otras que existen en otros modelos de prestaciones inferiores. Las cualidades dinámicas del coche, así como su seguridad activa, están avaladas por el sistema Porsche Stability Management (PSM), que forma parte de su dotación de serie. Existe la opción de poner una suspensión Porsche Active Suspension Management (PASM) con tres niveles de dureza para poder elegir en función del tipo de conducción o de carretera. Con dicho sistema, la carrocería baja 10 milímetros con respecto al suelo y los amortiguadores se adaptan automáticamente a cada situación concreta. El conductor puede elegir entre los programas Normal y Sport presionando un botón en la consola central. La segunda opción permite que se endurezcan los amortiguadores y así circular más rápido.El motor del Cayman da un par máximo de 100 Nm por litro de cilindrada (340 Nm en este caso) y, además, lo mantiene constante en un intervalo de régimen muy amplio: desde 4.400 hasta 6.000 rpm. La transmisión de fuerza del Cayman S es su caja de cambios manual de seis velocidades incluida en el equipo de serie, que se caracteriza por una precisión de cambio extraordinaria y unos recorridos de palanca muy cortos. Porsche ofrece como opción la caja automática de cinco velocidades de tipo Tiptronic S, pero en un automóvil de estas características, la transmisión manual resulta casi obligatoria. Pero lo que de verdad merece la pena es sentarse al volante, arrancar el motor -resulta delicioso escucharlo- y disfrutar de las sensaciones de conducir un Porsche. Estabilidad y capacidad de frenada son sus dos mejores virtudes. Dentro de los coches de sus características, no hay otro que sea tan ágil en una carretera con curvas. Con la caja de cambios automática, la velocidad máxima es 275 km/h y es capaz de acelerar hasta 100 km/h en 5,4 segundos. Este cambio, que funciona de maravilla, con una agilidad asombrosa, incluye un nuevo control hidráulico y una nueva gestión electrónica.Lo que más impresiona de este coche es la capacidad que tiene para rodar rápido por carreteras de montaña. Es un auténtico deportivo, con un nivel difícilmente igualable de agilidad y precisión; hay pocos coches que frenen y giren tan bien como él. Los frenos son capaces de detener al coche en distancias particularmente cortas y su resistencia al calentamiento es muy buena, aunque después de un uso intenso se puede llegar a notar que el pedal pierde algo de tacto en la primera parte de su recorrido.La protección de los pasajeros está encomendada a dos airbags de gran capacidad que garantizan el nivel necesario de protección en caso de colisiones frontales. También cuenta con el sistema Porsche Side Protection System (POSIP), que incluye un airbag de tórax y de cabeza en cada lado del vehículo, y proporciona una gran seguridad en caso de impactos laterales.