Ha iniciado la 'due diligence' para desprenderse de unas 400 oficinas BMN intenta reducir todo lo posible las nuevas ayudas públicas que recibirá después de que el test de estrés al sector cifrara sus necesidades de capital en 2.208 millones de euros. El grupo ha puesto a la venta todo el negocio financiero de uno de sus socios, Caixa Penedés, que supone casi un tercio de sus créditos y depósitos. La entidad ha iniciado el proceso de due diligence de la red de la antigua caja catalana, principalmente radicada en esta comunidad. Se trata de unas 400 oficinas, según fuentes conocedora del proceso. Distintos competidores ya están analizando los números para decidir si lanzan una oferta de compra. BMN, que cuenta con unas 1.400 sucursales en todo el territorio nacional, es el primer grupo fruto de la oleada de fusiones de 2010 que ha tomado la decisión de desprenderse en una sola operación del negocio de uno de sus accionistas fundadores. Se espera que en las próximos meses, fruto de las exigencias de solvencia y las imposiciones de Bruselas, sigan su camino otros conglomerados financieros recientemente creados. Caixa Penedés, en el momento de la fusión con Caja Murcia, Sa Nostra y Caja Granada, presentaba las peores ratios, como morosidad, de las cuatro integrantes del grupo. Cuenta con un volumen de negocio estimado en unos 30.000 millones de euros, principalmente del segmento de particulares. Con la venta, si se cierra con éxito, permitiría a BMN reducir de manera relevante el déficit de capital, ya que disminuiría sus activos ponderados por riesgo. 'Banco malo' Aún así, el grupo liderado por Carlos Egea no evitará una inyección de recursos públicos. El Banco de España y la troika anunciaron que le han incluido en el colectivo de entidades que no podrán recapitalizarse por sus propios medios. Por un lado, traspasará al banco malo sus activos más problemáticos, que suman en términos brutos 12.100 millones (3.800 millones de inmuebles adjudicados y 8.300 millones de créditos al promotor). La trasferencia a la Sareb recortará, en principio, las ayudas a percibir de acuerdo con las exigencias comunitarias, que según fuentes financieras serán en forma de capital. Es decir, que el Estado, a través del Frob, tomará una participación del grupo. BMN calcula que requerirá de fondos públicos por un importe de 500 millones siempre y cuando su plan se lleve a cabo. En él hay desinversión de participaciones industriales, pero éstas, debido a las minusvalías, son más complejas de materializarse. En el proceso de recapitalización, previsiblemente, los tenedores de los bonos convertibles en acciones emitidos el año pasado por 242 millones tendrán que asumir pérdidas, debido a las condiciones impuestas por Europa para conceder la línea de crédito de hasta 100.000 millones a España para sanear el sector bancario. El Estado también podría asumir las pérdidas por los 913 millones de participaciones preferentes que adquirió de las entidad en el momento de la fusión. Estos instrumentos podrían convertirse en capital, a través de un canje. Las preferentes cotizan en el mercado bursátil de Luxemburgo.