El saldo cae en 17.200 millones frente al récord previo de 74.000 millonesEl dinero en depósitos de la banca española sufrió en agosto un nuevo retroceso ante el repliegue de emisiones e instrumentos financieros ligados con los mercados mayoristas y, de forma más contenida, a consecuencia de la retirada de dinero por parte de familias o empresas. El volumen cayó desde 1,509 billones hasta 1,492 billones de euros en solo un mes de acuerdo a las estadísticas difundidas ayer por el Banco Central Europeo (BCE). Es el saldo más bajo desde los 1,489 billones de euros registrados en abril de 2008 y supone un descenso de 219.000 millones de euros en cifras interanuales, pero también refleja cierto freno en la abrupta caída de meses anteriores. Si en julio sufrían una retirada histórica de 74.200 millones, un mes después se limita a 17.200 millones (mengua un 1,14 por ciento en agosto). Menos ahorro El volumen y la velocidad a la que minora el saldo ha provocado que el Banco de España explique de forma minuciosa qué hay detrás de la evolución, al interpretarse en algunos círculos como un riesgo de ahogo en la banca por falta de financiación. En el Boletín Económico publicado esta semana, el supervisor limita a 75.800 millones el dinero realmente retirado en depósitos bancarios por parte de familias y empresas entre julio de 2011 y el pasado mes de de julio. El organismo dirigido por Luis María Linde reconoce que la crisis limita la capacidad para ahorrar, y hogares y empresas también utilizan parte del dinero para amortizar préstamos y reducir la posición deudora. También ocurre que una parte del ahorro ha sido transferido a otros productos, como preferentes, comercializados con gran profusión cuando el Gobierno penalizó la captación de dinero a tavés de depósitos con atractivas rentabilidades. Si se mira el dinero metido en depósitos, cae un 4,25 por ciento en el caso de las familias y el 15,6 por ciento en empresas. Pero si se tiene en consideración el ahorro migrado a otros productos, se observa que el ahorro realmente retirado de la banca se limita a 55.000 millones, y cae un 2,9 por ciento en los hogares y el 4,1 en empresas. Un 20 por ciento de la contracción en depósitos pertenece a las familias y compañías por desahorro y contratación de otros productos. Y el 80,4 por ciento restante -173.000 millones de los 215.000 millones en los que caen desde julio de 2011- obedece a una suerte de ajustes contables, frenazo en las emisiones de deuda o salida de instrumentos diseñados para servir de garantía a la hora de fondos al BCE, que no supone una fuga de financiación en las entidades. Y es mucho de ese dinero es una fuga virtual de dinero. Por ejemplo, 60.000 millones se esfuman porque las entidades estaban obligadas a anotarse como depósito una parte de las titulizaciones. Se trata de un título de deuda emitido en abundancia en época de bonanza para captar los fondos que se canalizaban para dar préstamos. Esa cifra minora al ritmo que se amortizan los títulos, al no estar compensado por emisiones posteriores. Otros 24.000 millones corresponden a amortizaciones de preferentes y valores negociables, y 66.000 millones por cesiones temporales de activos que se utilizan para acudir a la ventanilla del BCE. En todo caso y aún cuando no correspondan a una retirada de fondos, confirman las serias dificultades de las entidades para captar recursos en mercados de capitales -apenas se producen nuevas emisiones- o para obtenerlos de entidades rivales en el interbancario.