La cifra crece un 10% en un mes y es siete veces lo que solicitaba hace un año La banca española continúa totalmente enganchada a la ventanilla del Banco Central Europeo (BCE), ante la imposibilidad casi absoluta de lograr liquidez en los mercados de capitales y lo reñido, gravoso y difícil de captar los fondos vía ahorros de clientes. Y cada mes que pasa, la dependencia se agranda. Las entidades acumulaban hasta julio una apelación bruta en saldos medios a la institución dirigida por Mario Draghi de 402.185 millones de euros, nuevo récord desde que el BCE echó a andar en 1999 como autoridad monetaria de la eurozona. Por vez primera se rebasa la barrera de los 400.000 millones. El importe crece un 10,33 en sólo un mes y multiplica por siete veces los 57.232 millones contabilizados doce meses atrás, según los datos del organismo proporcionados ayer por el Banco de España. La presión del rescate De poco ha servido que Europa haya concedido un crédito por hasta 100.000 millones de euros para recapitalizar la banca a la hora de disipar inquietudes sobre la solvencia del sector y abrirle otras fuentes de financiación. Más bien la tensión se ha recrudecido, coincidiendo con la intensificación de las presiones de los mercados sobre España, acercando al país a un potencial rescate total. Y mientras esta eventualidad sigue sin decidirse -el BCE no adquirirá deuda pública si no lo pide el Gobierno-, la prima de riesgo continúa encaramada a los 500 puntos, haciendo del todo imposible a las entidades replantearse siquiera intentar emitir deuda. En este contexto es en el que las peticiones de financiación se han multiplicado, aprovechando también que el BCE presta el dinero a un interés mínimo histórico del 0,75 por ciento. La cifra neta -descontandos aquellos fondos que la banca pide al organismo y aparcan después en su caja como depósitos- subió un 11,3 por ciento en sólo un mes: a finales de julio tenían 375.549 millones en préstamo neto, justo la mitad de los 743.701 millones que el BCE ha dejado al conjunto de las entidad financieras europeas. Menor peso de España Por vez primera en varios meses, España ha dejado de absorber la inmensa mayoría de la liquidez proporcionada por el BCE, aunque permanece como su principal solicitante. En mayo la dependencia era tan abrumadora que 83 de cada 100 euros prestados por el organismo llegaban al sector español. Ahora es uno de cada dos. Ahora bien, la dilución responde a que las entidades financieras de otros países han recurrido con mayor intensidad al BCE porque las españolas, lejos de rebajar la factura, la han elevado. Las entidades española han acudido además con una demanda insolitamente alta a las subastas de liquidez a corto plazo, de las que casi se había ausentado desde que el BCE inyectó un billón de euros a toda la industria europea en las dos subastas extraordinarias de fondos a devolver en tres años. Las peticiones de préstamos a corto plazo han escalado a 69.338 millones frente a los 44.961 millones de junio y los 9.204 millones solicitados en mayo, indicio claro de las acuciantes necesidades de liquidez. En el corto plazo, la demanda también sube, pero de forma más comedida: aumenta un 4 por ciento en el último mes y el saldo asciende a 332.847 millones. El grueso del importe corresponde al dinero recibido en las subastas de liquidez a tres años celebradas en diciembre de 2011 y el pasado mes de febrero. Los apuros no son, sin embargo, exclusivos de la banca española. El organismo tuvo que incrementar en julio el préstamo neto al conjunto de la banca en Europa a 743.701 millones, desde los 437.789 millones del mes anterior. Es la cifra más alta desde la creación del BCE y un reflejo evidente de las dificultades de las entidades para lograr fondos necesarios para refinanciarse.