El beneficio amplía la caída al 51,3% hasta junio tras provisionar 2.780 millonesEspaña no mejora: continúa la recesión, el goteo incesante de empresas que echan el cierre, sube el paro..., y, sin embargo, el Santander desveló ayer que entre abril y junio ingresó 1.217 millones de euros en el país, su mayor cifra trimestral desde principios de 2010. Recauda más porque tiene más negocio y es más rentable -ha encarecido el crédito nuevo y mejora la recaudación en comisiones de tarjetas y seguros-. "La sensación de fortaleza y seguridad nos está favoreciento y nos va a favorecer", explicó su consejero delegado, Alfredo Saenz, reconociendo que la inquietud de los clientes con la convulsión en la banca favorece al Santander, que confía en seguir ganando cuota de negocio gracias a esta situación. El quiebro en ingresos no es el único indicio positivo que ayer apuntó Saenz en España, aunque continúa siendo el peor mercado para el grupo por las fuertes provisiones. El beneficio atribuido del grupo alcanzó los 1.704 millones en el primer semestre, lo que implica una caída interanual del 51,3 por ciento, tras destinar 2.780 millones brutos sólo para sanear el ladrillo en España. Un descenso que se ha acelerado tras la aprobación del segundo decreto de saneamiento en mayo, ya que su beneficio caía un 23,9 por ciento hasta marzo. A nivel grupo, la factura semestral de todo tipo de saneamientos -inmobiliario y otros- se dispara a 6.540 millones. Latinoamérica es el 50% Por áreas geográficas, Latinoamérica genera la mitad del resultado, impulsada por aumentos del 11 por ciento en el crédito y el 4 en captación de depósitos; Europa Continental suma un 27 por ciento -el crédito cae un 3 por ciento y un 1 por ciento en depósitos-, Reino Unido el 13 por ciento, con el negocio estable, y Estados Unidos genera el 10 por ciento restante (allí crecen un 6 por ciento los créditos y el 2 por ciento en depósitos). Y España recupera peso: al originar el 14 por ciento del beneficio total, frente al 13 por ciento del pasado marzo. Pasar página del ladrillo Con los 2.780 millones dedicados a sanear el ladrillo en España en el primer semestre y el dinero comprometido en 2011, el Santander ha cubierto al 70 por ciento las provisiones exigidas. Los dos reales decretos de Luis de Guindos elevaron a 8.800 millones su déficit de dotaciones. Saenz explicó que cubrirá el 30 por ciento restante con restultados y plusvalías. Tiene 490 millones disponibles para tal fin de la reciente transferencia de carteras de seguro de Vida riesgo en España y Portugal a Deutsche Bank, y mantiene los planes de sacar parte de la franquicia mexicana a Bolsa, aunque ha pospuesto una operación similar en Reino Unido. Saenz dijo que el esfuerzo para la banca española es descomunal y debería ayudar a pasar página con el problema inmobiliario. Que sea "agua pasada" cuando se alcancen los niveles exigidos: "con eso creemos que el riesgo inmobiliario pasará a la historia". Y con ello, el resultado encauzará el camino. Mejora de beneficio en 2013 Si se depura el impacto de las provisiones en ladrillo, el beneficio del grupo crece un 6 por ciento -el resultado recurrente es de los 3.008 millones-. Cumplidas la exigencias en 2012, pronosticó que mejorará el resultado de 2013, aunque no de forma espectacular, y tomará impulso en 2014, aunque la consecución de este pronóstico depende de que la economía salga de la recesión y se reactive la actividad. Ajuste en sueldos, no dividendo El Santander rechaza emular a Telefónica en la retirada del dividendo, pero podría hacerlo en el ajuste salarial de la directiva. Sáenz garantizó que la política de dividendos "es la que es y no va a cambiar", pero sí analiza "ajustes" en las compensaciones de los miembros del consejo y directivos, "en línea con otras empresas", y con lo "sugerido por el entorno". A diferencia de otras ocasiones, el banquero no rechazó de plano que España pueda ser intervenida, pero mostró su apoyo a las decisiones y medidas del Gobierno: "Creo que el Gobierno está haciendo lo que tiene que hacer". Sí confió "firmemente" en que el euro "no se va a romper, va a aguantar todos los temporales". Y en línea con esta convicción apoyó las declaraciones del presidente del BCE, Mario Draghi, dejando la puerta abierta a la compra de deuda.