El presidente del grupo azulejero ha contado cómo superó el hundimiento de su sector, auxiliar de la construcción, de manera que prevé acabar 2012 con mayores ventas y beneficios que antes de la crisis"La crisis no se acaba, pero para Pamesa sí ha acabado la crisis; este año los resultados van a ser magníficos". El presidente del Grupo Industrial Pamesa, Fernando Roig, convocó la semana pasada su primera rueda de prensa en seis años para hablar de su negocio cerámico, pero los buenos resultados de Pamesa y la explicación de cómo ha salido la compañía del bache quedaron en un segundo plano por una revelación que ofreció el mismo Roig, la venta que acaba de realizar de un 2,4 por ciento de Mercadona a la propia empresa de distribución que preside su hermano Juan, de la que todavía posee un 9 por ciento. La noticia eclipsó el aumento de las ventas y los beneficios de Pamesa en 2011, de un 22,3 y un 18 por ciento, respectivamente, y la previsión de superar este año las ganancias de 2007, el año previo a la crisis. Su acierto fue tomar medidas en cuanto vieron asomar la crisis, según explicó Roig, cuyo relato se parece mucho al de Juan Roig en Mercadona, tanto como la evolución de sus respectivas cuentas de resultados. A finales de 2008, a la vez que Mercadona, Pamesa decidió tomar medidas, "ante lo que podía ocurrir con el sector cerámico", según su presidente. Entre ellas, la creación de tres filiales comerciales para salir a vender azulejos a todo el mundo. Empezaba la crisis en el sector inmobiliario, que continúa cuatro años después y ha arruinado a muchas empresas de negocios auxiliares, como el azulejero. Según Roig, "fue la caída de la tasa de actividad de la compañía la que llevó a Pamesa a registrar pérdidas en 2009 -4,44 millones de euros-, año a partir del cual decidimos apostar por la productividad, el control de los costes, la externalización y la eficiencia como palancas competitivas". Ya exporta el 70 por ciento La búsqueda de nuevos mercados y la caída del español provocaron un vuelco en las ventas del Grupo Pamesa, que pasó de exportar el 44 por ciento de la producción en 2007 al 70 por ciento que prevé este año. Se trata de previsiones con datos reales del primer semestre. Lo bueno de este vuelco es que las exportaciones compensan con creces la disminución de las ventas en España, que no remontan, de manera que ya en 2010 el grupo casi igualó la facturación total de 2007 y este año la superará en un 35 por ciento, con 263 millones de euros. Estas cifras no incluyen Pamesa do Brasil, que Roig tiene al 50 por ciento con un socio local. Otra de las claves fue la mejora de la productividad, que medida en metros cuadrados vendidos por empleado pasó de 31.096 en 2007 a 45.627 este año. La mejora se consiguió, según Roig, a través de inversiones en hornos y, sobre todo, porque "hemos apostado mucho por la nueva tecnología inkjet, la impresión digital, que está revolucionando la industria y es el futuro". Pamesa ha incorporado 21 máquinas de impresión digital, una tecnología que permite cubrir las piezas cerámicas de una forma mucho más ágil, barata y flexible que con la tradicional cocción. La mejora de la productividad no ha sido beneficiosa sólo para la empresa, sino también para la plantilla, cuyo salario medio ha aumentado un 12 por ciento en los últimos cinco años, mientras en muchas empresas se ha congelado o reducido. "La antigüedad es injusta" El próximo objetivo de Roig en materia laboral es eliminar el plus de antigüedad en su empresa, que se encontró cuando llegó a ella hace 35 años. Unos 300 de los 789 trabajadores de Pamesa cobran entre 8.000 y 10.000 euros anuales más que el resto en función de su antigüedad en la empresa, que tiene convenio propio. "La antigüedad es una injusticia, todos somos iguales y, trabajando en el mismo puesto, no puede haber estas diferencias", afirma. Asegura que ha propuesto varias veces "socializar" la antigüedad. "Confieso que no he sido capaz de acabar con esta situación, que es una injusticia", añade, y advierte de que "este año hay que acabar con eso, porque si no, Pamesa dejará de ser competitiva". Su propuesta es que los aumentos salariales vayan vinculados a la productividad, no a la antigüedad. En la mejora de la eficiencia fue importante otra decisión al comienzo de la crisis, la especialización de las cuatro plantas de producción que Pamesa tiene en Castellón. Las tres de Onda las dedicó a productos de pasta roja, cuya materia prima se extrae de las canteras de la zona y donde tiene dos atomizadoras; mientras la de Almenara, situada cerca del puerto de Castellón, la dedicó a pasta blanca, cuya materia prima se importa y cuya producción -gres porcelánico- es la que mejor se exporta. Esto ha supuesto un ahorro importante en transporte por carretera. Con el fin de seguir reduciendo costes, Roig anunció una inversión de 3 millones en la recuperación del aire caliente que sale de los hornos, para aprovecharlo en los secaderos o en la atomización y bajar el gasto energético. Desde 1993, la empresa aprovecha los gases mediante cogeneración -en 2011 ingresó 30 millones por venta de electricidad-, y ahora quiere dar un uso al aire limpio. Roig considera que el coste energético es uno de los grandes problemas del sector -en 2006 impulsó una comercializadora gasística, Incogas, con otras azulejeras-, junto a la falta de financiación. La última decisión del empresario valenciano ha sido separar sus negocios cerámico y deportivo -Pamesa garantizaba la deuda del Villarreal-, a costa de vender un 2,4 por ciento de Mercadona para pagar con su patrimonio las deudas del club. Ahora se centrará en el negocio cerámico, del que, a modo de resumen, afirma: "Hemos tenido que trabajar mucho para llegar a resultados como los de 2007".