De Kenia a Suráfrica, las empresas indias buscan nuevos mercados en competencia con las chinasCuando los bisabuelos de Jay Naidoo llegaron a Durban, en Johannesburgo (Suráfrica) otro joven indio estaba abriendo su bufete de abogado. Se llamaba Mohandas Ghandi. Los primeros se dedicaron a recoger caña de azúcar toda la vida, con un salario en los límites del hambre. El segundo se convirtió en el símbolo de la defensa de los derechos humanos. Los unos y el otro, de una forma diferente, pusieron en marcha una aventura humana que todavía hoy pervive."No puedo decir que tenga muchas cosas en común con mis antepasados, procedentes de una aldea de Andhra Pradesh hace 130 años -explica Naidoo-, pero tampoco puede negar que soy a la vez surafricano e hindú".La diáspora india en Africa todavía no ha alcanzado el éxito de la de Londres, Canadá o el Sillicon Valley. Pero, tras haber sido secretario del sindicato y combatiente de primer plano contra el apartheid, hoy Naidoo es el presidente del Banco de Desarrollo del África meridional.Essop Pahad, otro hindú, es uno de los principales consejeros de Thabo Mbeki, el presidente surafricano. En otras partes de África, en Mozambique, Tanzania, Kenia y Ghana, millones de comerciantes de origen hindú forman la clase media sobre la que estos países están construyendo su desarrollo.Pekín invierte y demanda másSin embargo, China muestra una mayor determinación e invierte más recursos que la India en su común carrera por la conquista de África.En pocos años, la República Popular se ha convertido en el tercer socio comercial del continente negro, por detrás de Estados Unidos y Francia, y por delante del Reino Unido.Pero esta conquista china, que es reflejo, sobre todo, del hambre de energía del gigante asiático, suscita ciertos temores en África. El Gran Dragón importa del continente negro más del 20 por ciento de sus adquisiciones de petróleo en el exterior. África es responsable del 11,4 por ciento de la producción mundial de crudo y posee el 9,4 por ciento de las reservas de oro negro del planeta."Sería falso sostener que no reina la preocupación", decía el mes pasado María Ramos, administradora de la sudafricana Transnet, en el World Economic Forum africano, dedicado en gran parte al futuro de las relaciones entre el continente negro, la India y China."Es una gran oportunidad económica para nosotros. Pero la demanda de materias primas es tan gigantesca que no puede menos que darnos miedo, en cierto sentido. Además, creo que todo esto depende mucho de que todavía no sabemos mucho los unos de los otros", añadía la señora Ramos.A favor de la India juegan algunas diferencias determinantes. Los chinos buscan sobre todo materias primas y los hindúes, mercados. Los chinos, educando a más de 6.000 funcionarios africanos y exportando 15.000 médicos a 34 países africanos, cultivan una forma de soft power (poder blando) con ciertos rasgos de potencia política. Porque, al final, el que actúa es siempre el Gobierno chino.Los indios dejan hacer a sus principales empresas privadas. Como Tata, que, en África, invirtió gran parte de los 2.000 millones de dólares de sus inversiones internacionales (en la India, el grupo Tata invierte 14.000 millones de dólares)."Africa representa un paso esencial para nuestra mundialización", explica Syamal Gupta, presidente de Tata International. "La India se está abriendo al mundo y nosotros somos un símbolo. Miramos las dimensiones del mercado africano y nuestra histórica familiaridad con esta región. Además, nuestros negocios son muy transparentes", añade.De hecho, Tata ya opera en Suráfrica, Mozambique, Kenia, Zambia y Sierra Leona. Y en diferentes sectores. Desde la producción de aparatos de telecomunicaciones, hasta la industria farmacéutica o las explotaciones mineras.Granero de los gigantes asiáticosCharles Soludo, el gobernador del Banco Central de Nigeria, sueña con un África que se convierta en el inmenso granero de China y de la India. "Toda nuestra enorme capacidad agrícola está infravalorada por culpa de la desleal competencia de las subvenciones americanas y europeas a sus agricultores", se queja el gobernador del banco emisor nigeriano.Por el momento, un sueño más que una realidad. Pero apunta ya a la tendencia hacia nuevos equilibrios y compatibilidades que, quizás un día, cambien las dinámicas internacionales.Instintivamente, los africanos se entienden mejor con los hindúes y con los chinos que con los europeos. Según Naidoo, "cuando se mira a la agricultura, la aproximación política y económica de los europeos es estratégica. Todo tiende a proteger sus mercados. En cambio, la aproximación africana, india y china es más similar. Hay una mayor proximidad entre los actores respecto al marco global, desde la reforma de las Naciones Unidas a la Organización Mundial de Comercio (OMC)".Fuente de tecnología barataSegún el presidente de Tanzania, Jakaya Kikwete, "en nuestro actual nivel de desarrollo, los africanos no estamos a la altura de los estándares de calidad social que exigen los occidentales. Desde el embalaje de los mangos hasta todo lo demás, los occidentales exigen demasiado. Por eso, al final vendemos la fruta a los chinos".Pero no se trata sólo de los mangos. La India ya ha comenzado a ser para África una fuente decisiva de tecnologías a bajo coste. ¿Qué pasará cuando, como decía María Ramos, los africanos y los asiáticos se conozcan mejor?