Di Nicol Degli InnocentiEl carbón es el nuevo oro negro. En los años 60 fue suplantado por el petróleo como fuente primaria de energía en el mundo, pero podría volver a colocarse por delante muy pronto y tomar su revancha. En los dos últimos años, la utilización del carbón ha aumentado más que la de cualquier otro combustible. Se puede hablar de un renacimiento a nivel global, además de un redescubrimiento impulsado por la creciente necesidad de energía en el mundo. El panorama empresarial ha cambiado radicalmente en en las últimas décadas. Los compañías europeas, pioneras del carbón, han sido suplantadas por aguerridas multinacionales. Por cada mina costosa e improductiva que se cerraba en Inglaterra o en Bélgica, se abrían diez en Australia y en Sudáfrica. Además, a menudo, la producción está dominada por los colosos estatales -como es el caso de China, India y Rusia- y su exportación está controlada por empresas que cotizan en las bolsas de Australia, Inglaterra o Estados Unidos. Algunas, como Bhp Billiton, Río Tinto y AngloAmerican cuentan con una importante división de carbón en el seno de un grupo diversificado con intereses en todo tipo de minerales, desde el platino al oro y desde el hierro al uranio. Otras, como Xstrata, la mayor empresa exportadora de carbón térmico del mundo, centra su actividad en este combustible.Aumenta su producción En los últimos 20 años, la producción de carbón aumentó un 38 por ciento a nivel global, pero a nivel local, bajó en Europa y creció mucho en Asia. Las previsiones apuntan a que esta tendencia se repetirá en el futuro. La producción global debería crecer desde los 4.000 millones a los 7.000 millones de toneladas de aquí al año 2030. Este crecimiento se deberá fundamentalmente al incremento de la producción china.Y es que Asia detenta un papel importante no sólo en la producción, sino también en el consumo. Japón es el mayor importador, seguido de Corea del Sur y Taiwan, pero es China la máxima productora y consumidora. El mayor productor del país, el gigante Shenhua, produce 101 millones de toneladas anuales, es decir, el 5 por ciento de la producción nacional total. El resto lo cubren diferentes operadores internacionales. China utiliza casi todo el carbón que se produce en el país para saciar el hambre de energía, fruto de su fuerte crecimiento económico. Pero China tiene el peor récord mundial: cada año mil trabajadores pierden la vida en sus minas.La reina de la exportación de carbón es Australia, pues vende al extranjero las tres cuartas partes de su producción. Además es donde se concentra una masiva presencia de las grandes empresas del sector. Xstrata, por ejemplo, produce y exporta 50 millones de toneladas al año de carbón procedente de las minas australianas. Nadie puede negar que de todos los combustibles, el carbón es el que, al ser quemado, produce más emisiones nocivas para el medio ambiente. Tradicionalmente sucia, esta fuente de energía está dando pasos para convertirse en una energía limpia gracias a las nuevas tecnologías que prometen reducir notablemente el impacto medioambiental. Los métodos utilizados son varios, sin embargo, algunos están todavía en fase experimental y otros son todavía demasiado costosos como para ponerlo en práctica a nivel global.Se puede lavar el carbón para eliminar los minerales sucios y, después, reducirlo a polvo preparado para ser quemado. Otra técnica es la licuefacción del carbón y otra, su gasificación subterránea. Mientras, opciones más costosas y por el momento menos plausibles son la captura de las emisiones nocivas que son enterradas y conservadas en las vísceras de la tierra.Las grandes multinacionales del sector se afanan en este campo. Bhp Billiton, Río Tinto, Xstrata y otros grupos han lanzado un "fondo voluntario", comprometiéndose a invertir cientos de millones de dólares en el desarrollo de tecnologías limpias para reducir las emisiones nocivas.A su favorAmén del aspecto tecnológico y medioambiental, hay tres factores claves que juegan a favor del carbón. En primer lugar, los costes. A pesar de que se ha duplicado su precio en los últimos tres años, el valor del carbón sigue siendo notablemente inferior al del petróleo y al del gas. Ofrece, por lo tanto, una fuerte ventaja competitiva.En segundo lugar, la abundancia de sus reservas, garantiza el suministro y la oferta futura. Según la Agencia Internacional de le Energía (EIA), con las tasas actuales de producción y consumo, las reservas globales de carbón deberían durar 164 años, frente a los 67 años del gas natural y los 41 años del petróleo.En tercer y último lugar, lo localización de las reservas. El carbón se extrae en 50 países de todos los continentes, lo que elimina los riesgos geográficos y la dependencia de una región concreta, algo que tantos problemas ha creado y sigue creando en el caso del petróleo y del gas. En definitiva, el carbón limpio se dispone a ser el oro negro del siglo XXI.