Empieza a recoger los frutos de su diversificaciónLinares (jaén). La historia de Santana Motor bien podría servir para cualquier guión de película. Sencillamente, se trata de un cadáver empresarial que, sin embargo, se resiste a recibir la sepultura. Ahora empieza a ver la luz al final del túnel, pero éste es muy largo todavía para la factoría de Linares (Jaén).Controlada por el Gobierno de Manuel Chaves desde 1995, lo curioso y admirable es ver cómo la única empresa automovilística andaluza no ha cerrado sus puertas. Desde que aquel año el Ejecutivo autonómico le compró Santana a la multinacional japonesa Suzuki, casi todo han sido desgracias: a las pérdidas millonarias y la caída constante de las ventas de automóviles se le unió una serie de investigaciones por parte de Bruselas para determinar si había recibido o no ayudas públicas ilegales.Finalmente, la firma jienense logró eludir las sanciones comunitarias, pero la situación de Santana a principios de siglo era caótica, con unas pérdidas de casi veinte millones de euros. Además, otra espada de Damocles amenazaba a la firma: las licencias para construir el modelo Jimmy de Suzuki expiran en 2008.Ante el riesgo cada vez más cercano de que el motor de Santana se gripase, la Junta de Andalucía anunció en 2004 una decisión arriesgada y no exenta de críticas, empezando por los propios trabajadores: la empresa dejaría de construir sólo coches para convertirse en una compañía multiproducto. El consejero autonómico de Innovación, Ciencia y Empresa, Francisco Vallejo, presentó un plan de diversificación cuyo objetivo era aprovechar la tecnología existente para aplicarla a otras actividades.Comienza la diversificaciónSe trataba, por tanto, del primer paso en esa diversificación anunciada por la Junta de Andalucía para salir de la crisis. El proyecto en sí constaba de dos fases: una primera que incluiría la construcción de una planta de dos mil metros cuadrados destinada a ensamblar trenes ligeros destinados a diferentes metros y una segunda, en la que se crearía otra planta de siete mil metros cuadrados, que estará lista en 2007, y que acogerá las pruebas de los convoyes que salgan de la primera. El objetivo a medio plazo es que también fabrique trenes AVE, regionales y de cercanías.Tras unos meses de impass, el cambio de rumbo empezó a dar sus frutos en 2005, un año que ha sido clave para que Santana dejase atrás su trayectoria decadente. Así, en febrero llegó a un acuerdo con CAF (Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles) para levantar en Linares una planta de producción para construir trenes.El último movimiento reseñable de Santana Motor se ha producido este ejercicio. Recientemente, cerraba un acuerdo con Iveco -filial del Grupo Fiat- para fabricar y comercializar en todo el mundo un 4x4. El nuevo modelo todoterreno se construirá en Linares y constituye, por tanto, la vuelta de Santana al sector de la automoción por la puerta grande. "El acuerdo, fruto de un concienzudo trabajo, permitirá reforzar la línea de fabricación de automóviles y nos ayudará a poner en valor Santana Motor. Queremos hacer de Santana un peso pesado en el panorama internacional. Éste es el motivo por el que venimos apostando por la fabricación de trenes, metros y torres para aerogeneradores en la factoría jiennense, atrayendo a socios como CAF o Gamesa", sostiene Francisco Vallejo, consejero andaluz de Innovación, Ciencia y Empresa.Todos estos movimientos se han convertido en un pequeño rayo de esperanza para los números rojos de Santana Motor. Así, aunque es cierto que su facturación se redujo el ejercicio pasado, al menos, las pérdidas también se recortaron, siendo inferiores a los 31,6 millones de euros de 2004. El objetivo es entrar en 2008 con números positivos. La cuestión ahora es saber si llegará a la meta o su motor frenará en seco por el camino.