E l bosón, el cemento de la materia, la partícula de Dios, lo que une los átomos es un gran hallazgo. El presidente de la Generalitat, Artur Mas, muy dado a utilizar metáforas, ya tiene otra con la que ilustrar su objetivo más inmediato: encontrar la partícula que une a todos los partidos catalanes para que el 25 de julio voten en el Parlament a favor de una propuesta única de pacto fiscal o concierto económico catalán. CiU cuenta con el apoyo de ERC e ICV, pero su gran objetivo es captar para su causa al PSC, lo que le daría una holgada mayoría parlamentaria de dos tercios. La clave del bosón catalán es saber si el PSC, que ahora dirige Pere Navarro, va a aceptar el único punto que CiU y ERC consideran irrenunciable: que la Genealitat controle la llave de la caja. Es decir, que sea la Hacienda de la Generalitat la que recaude los impuestos y que luego, dos años después, haga la liquidación con el Estado (al revés de lo que ocurre ahora). Hasta ahora el PSC (cuyo voto en el Congreso está ligado a la disciplina del PSOE) siempre ha hablado de una caja compartida y nunca se ha atrevido a pedir la llave. Sin embargo, el juego del bosón no se acaba sólo en el pacto fiscal. En paralelo, CiU sigue experimentando igual que un científico loco con el cemento que une a Cataluña con España. En este caso, se trata de ir quebrándolo y erosionándolo para fortalecer sus convicciones de que Cataluña debe ser un estado independiente: la Holanda del Sur, según anunció el propio Artur Mas en las jornadas del Círculo de Economía en Sitges, en uno de los discursos más independentistas que se le recuerdan a un president que acudió a las urnas diciendo que no lo era. Si la semana pasada fue una encuesta del CIS catalán en la que se aseguraba que el 51 por ciento de los catalanes quería la independencia, ésta ha sido el anuncio de que por primera vez las exportaciones catalanas superan a lo que Cataluña vende al resto de España. Jugar con el bosón, con la partícula de Dios, es peligroso porque puede llevar a una sociedad cohesionada como la catalana a un enfrentamiento no deseado.