Merkel accede a las principales peticiones de España, que tendrá que asumir más ajustesEl Banco Central Europeo asumirá la supervisión directa del sistema financiero de la zona euroDespués de una reunión que duró cerca de ocho horas -no exentas de tensión y con amenazas de plante incluidas- los líderes europeos, reunidos en Bruselas, lograron en la madrugada del jueves al viernes un acuerdo que supone un primer paso para salvar al euro y poner fin a la crisis de la deuda soberana que arrasa los mercados desde hace ya más de dos años. Si el punto de partida era que Angela Merkel se negaba en redondo a atender ninguna de las peticiones de España e Italia -los dos protagonistas, obligados, de la trascendental cita-, el resultado del encuentro fue que la canciller alemana accedió a casi todas ellas, aunque con matices y condiciones. Los inversores, que en un primer momento se mostraron indecisos, terminaron saludando el acuerdo con una subida del Ibex 35 del 5,66 por ciento y un recorte de la prima de riesgo de más de 68 puntos básicos. Europa, en una declaración de principios sin precedentes, se compromete a "hacer cuanto resulte necesario para garantizar la estabilidad financiera de la zona del euro". Se autoriza expresamente a los dos fondos de rescate existentes, el temporal (EFSF, por sus siglas en inglés) y el permanente (ESM, que aún no ha entrado en vigor) a que compren deuda de los países en apuros si estos así lo solicitan. El Banco Central Europeo servirá de agente de ambos fondos "para conducir las operaciones de mercado de manera eficiente y eficaz". Y aunque la declaración final de la cumbre no lo menciona expresamente, los expertos consideran que entre líneas se puede leer que por fin se abre la puerta a que el BCE vuelva a adquirir deuda en el mercado secundario, para aliviar las tensiones que se ciernen sobre las emisiones de España e Italia. Mariano Rajoy logró también el consenso europeo para que la capitalización de los bancos españoles con problemas -a la que se destinaría hasta un máximo de 100.000 millones de euros- se haga de forma directa a las propias entidades, sin pasar por el Estado, de manera que no suponga un incremento de la deuda pública española. Esta pretensión era considerada fundamental para evitar que la crisis bancaria que padece el país contamine aún más nuestras cuentas públicas y se traduzca en una presión aún mayor sobre nuestra prima de riesgo, que ayer volvió a bajar del listón psicológico de los 500 puntos. El dinero para esta recapitalización directa saldrá del ESM, el fondo de rescate permanente, que, tal y como también había reclamado Rajoy, renunciará a su estatuto de acreedor preferente. Este punto despeja una de las principales inquietudes que el rescate bancario había planteado al conjunto de los inversores. En las anteriores condiciones, si España procedía a una reestructuración de su deuda, el fondo habría sido el primero en cobrar, mandando al resto de inversores al final de la lista para recuperar su dinero, lo que hacía que nuestra deuda ordinaria resultase muy poco atractiva. Ahora ya no se dará esta circunstancia. Cesión de soberanía Otro punto que se podría calificar de histórico es el acuerdo para crear un mecanismo único de supervisión bancaria, en el que participará el BCE. La idea es que dicho mecanismo esté perfilado a finales de este año. Una vez haya entrado en funcionamiento, el nuevo supervisor se hará cargo de las entidades intervenidas o nacionalizadas, y tomará sobre las mismas las decisiones que considere oportunas. Por ejemplo, su saneamiento o, incluso, su liquidación. Esta circunstancia es considerada por los expertos como una auténtica cesión de soberanía por parte de los países que forman parte del euro y probablemente el paso más importante que se haya dado hacia la integración europea desde el nacimiento de la moneda única. Ninguna de estas concesiones, reclamadas por España, le saldrá gratis a nuestro país. La declaración final de la cumbre deja claro que todas las posibilidades financieras abiertas están sujetas al cumplimiento de estrictas condiciones. Y nuestro Gobierno, según señalaban ayer a elEconomista fuentes cercanas a la negociación, se habría comprometido a presentar en quince días un nuevo plan de ajuste, en el que se incluirán las principales exigencias de Bruselas, como la modificación del IVA o la eliminación de la desgravación por vivienda habitual, recuperada por el PP tras ganar las elecciones. Pese al optimismo reinante ayer, el acuerdo también despertaba alguna duda. La primera, el calendario, ya que todo está supeditado a la creación del supervisor único, lo cual no ocurrirá hasta final de año. Tampoco está claro si el montante del fondo de rescate es suficiente para las tareas que tendrá que asumir y si, en caso de necesidad, será recapitalizado por el BCE.