D e los 7.000 millones de personas que habitan el planeta, más de la mitad viven en una ciudad, y la proporción aumentará hasta el 60 por ciento en las dos próximas décadas. En el caso de España, la población urbana pasará del 76 al 82 por ciento en veinte años. Y en el 2050, el porcentaje de habitantes urbanos crecerá hasta el 75 por ciento de la población mundial, según Naciones Unidas. La calidad de vida de los ciudadanos y, por extensión, del medio ambiente del planeta, dependerá cada vez más del estado de las urbes. Por ello, en las ciudades del futuro todo -o casi todo- está por hacer. Y no sólo en las urbes que están experimentando una explosión demográfica alentada por una economía emergente. Las principales ciudades de los países más desarrollados están reinventando sus infraestructuras para adaptarse al nuevo modelo de ciudad sostenible. En ambos casos, las necesidades que se plantean suponen un reto y un extraordinario ámbito de desarrollo para las empresas españolas. Por ejemplo en el de la movilidad diaria, un sector clave para las grandes constructoras y tecnológicas españolas, como Ferrovial, OHL, FCC, ACS o Indra. Desarrollan nuevos modelos de peaje en las autopistas; crean aplicaciones para exprimir el potencial comercial en los aeropuertos; ofrecen servicios urbanos que se adaptan a la demanda de los ciudadanos; y fabrican redes de abastecimiento eléctrico para el automóvil del futuro. La innovación española va desde la modernización de las infraestructuras hasta la construcción de otras nuevas bajo parámetros pioneros y exportables a otros países. Todo debe pasar por el tamiz de la innovación y la eficiencia, desde la gestión del tráfico a la conectividad, pasando por el consumo energético o la gestión de residuos y de los recursos hídricos. Todos los retos tienen en común un elemento: un desarrollo transversal de un nuevo modelo de infraestructuras que cuenta con la eficiencia energética, la movilidad eléctrica o gestión de residuos como oportunidades de negocio para las compañías. No hay un modelo único en la práctica, pero sí en la teoría: la Ciudad Inteligente, o Smart City, un proyecto al que se han sumado un puñado de ciudades, como Málaga, volcada en el ámbito de la eficiencia y gestión energética; o Granada, líder en proyectos en materia de sanidad; o Santander, pionera en infraestructuras experimentales de conexión en redes avanzadas. También se ha sumado Valladolid, que estará en la "Plataforma integral de ciudades inteligentes", que pretende recoger información de diferentes servicios de la ciudad y presentarlos de forma integrada a través de tres vías: web, telefonía móvil y televisión TDT/IP. En el ámbito de las plataformas digitales, con la aplicación de las TIC, las ciudades podrían ahorrar el 10 por ciento en el consumo de energía eléctrica, el 7 por ciento del consumo particular de agua y el 17 por ciento de emisiones de CO2 a la atmósfera con una correcta gestión del tráfico, según el último informe de la Fundación Telefónica, Sociedad de la Información en España en 2011. Más limpias, más eficientes Otro de los ámbitos claves en el entorno urbano es la gestión de residuos. El Banco Mundial calcula que los residuos sólidos urbanos generados por los habitantes de las ciudades aumentarán un 70 por ciento hasta el año 2025, lo que implica que el coste anual de su gestión se incrementará de los 205.000 millones de dólares actuales hasta los 375.000 millones de dólares. Todas las líneas de negocio de Acciona cuentan con sistemas de gestión y tratamiento de residuos dirigidos a gestionar al máximo su impacto negativo. El 76,75 por ciento de las tierras de Acciona Infraestructuras fueron gestionadas para su reutilización. Entre las aportaciones de la compañía destaca hacer de las ciudades un lugar sostenible, la construcción ecoeficiente y la movilidad eléctrica. Acciona se ha posicionado como proveedor de infraestructuras de recarga para vehículos eléctricos. Los primeros resultados, en forma de postes de recarga operativos, ya son visibles en las calles de Pamplona, en las estaciones del AVE de Valencia y de Madrid, o en el centro comercial Parquesur de la capital, además de en varias sedes de Acciona. Al cierre de 2011, Acciona había instalado 229 puntos de recarga en firmas automovilísticas (159), centros comerciales (28), estaciones ferroviarias (38), entre otros clientes. La previsión para este año es alcanzar los 600 puntos. Por su parte, Endesa, que lidera en España el programa comunitario ZEM2ALL (Zero Emissions Mobility to All-Cero), acaba de presentar el primer punto de recarga que permite al vehículo eléctrico devolver su energía a la red, un innovador sistema desarrollado por la compañía en colaboración con el centro Citcea de la Universidad Politécnica de Cataluña, clave para el desarrollo de las redes inteligentes de electricidad (smartgrids). El punto de recarga se instalará en Málaga en el último trimestre del año, junto con otros cinco puntos bidireccionales, 16 puntos de carga rápida y otros 200 de carga convencional. La movilidad eléctrica también es uno de los pilares de promoción de la eficiencia energética y la sostenibilidad medioambiental de E.ON. El grupo ha sido pionero en Europa en estas iniciativas con su proyecto e-Mobility, lidera diferentes iniciativas en diversas ciudades españolas, como Santander o Lugo, y participa en proyectos públicos del promoción del vehículo eléctrico, como el Movele, gestionado por Idea (Instituto para la Diversificación y Ahorro Energía) o en los grupos de trabajo para la definición de la Estrategia Integral del Vehículo Eléctrico, promovido por el Ministerio de Industria. Otro de los sectores clave de la compañía es el desarrollo de redes de distribución de energía inteligentes, como la instalación masiva del contador electrónico, que E.ON lidera en nuestro país con más del 40 por ciento de contadores instalados entre sus más de 680.000 usuarios. Con la campaña que está desarrollando en la actualidad, la compañía prevé la instalación de más de 720.000 unidades en Cantabria, Lugo, Asturias y el norte de Castilla y León. También Iberdrola ha comenzado en esta comunidad su despliegue de contadores y redes inteligentes, en concreto en Salamanca. La compañía prevé destinar este año cerca de 9 millones de euros a este proyecto, del que se beneficiarán alrededor de 110.000 clientes, en la ciudad. La inversión total para modernizar toda su red ascenderá a 80 millones de euros hasta 2018.