Los impagos, a un paso del 9 por ciento y de su máximo histórico, tras el repunte del mes de abrilEl aumento de la morosidad no da tregua a la banca y se acerca al máximo histórico. Casi todos los sectores están contribuyendo a la escalada de la tasa de impagos, que en abril se situó en el 8,7 por ciento de los créditos y sobrepasó por primera vez el volumen de los 152.000 millones. Uno de los segmentos que está contribuyendo al aumento en los últimos meses es el de las administraciones públicas. Ayuntamientos y comunidades autónomas, principalmente, no sólo han dejado de pagar a sus proveedores, sino que también están incumpliendo sus compromisos con las entidades financieras. Según los datos del Banco de España, en lo que llevamos de ejercicio las insolvencias de los organismos del Estado se haN más que duplicado, de los 469 millones a los más de 1.000 millones. Hasta ahora la morosidad en las administraciones públicas con la banca se había mostrado contenida. El ejercicio pasado estuvo controlada en torno a los 500 millones con pequeñas alteraciones cada mes. El repunte en este colectivo, aun así, no supone todavía un problema significativo para el sector financiero, ya que la ratio se sitúa por debajo del 1 por ciento. Este periodo de tiempo es justo anterior a la aplicación del sistema de ayudas a proveedores aprobado por el Gobierno, por el que el sector bancario y el ICO han dispuesto una línea de liquidez para que las administraciones públicas puedan hacer frente a las facturas pendientes. Este alivio podría también beneficiar al sector financiero, que podrían recuperar en los próximos meses parte de las deudas retrasadas de los ayuntamientos y las regiones, según destacan distintas fuentes bancarias a este periódico. Más relevantes son las insolvencias del sector inmobiliario y el constructor. En el primero roza ya el 23 por ciento, tras retrasar pagos de casi 67.500 millones. Sólo en abril lo han aumentado en 5.000 millones. Las constructoras, por su parte, han elevado los créditos de dudoso cobro en 2.000 millones, hasta 19.327 millones, lo que supone el 20 por ciento del total de la financiación que tienen concedida. El aumento de los impagos se debe a varios factores, como el reconocimiento por parte de las entidades de este agujero ante la aplicación del primer decreto del Gobierno de endurecimiento de las provisiones en el ladrillo y la bajada del saldo crediticio, por el cierre de la financiación a inmobiliarias y constructoras y la salida del balance de los préstamos llevados a fallidos, es decir, a pérdidas. En marzo la exposición a actividades inmobiliarias de la banca alcanzaba los 295.700 millones. Al inicio de la crisis, en 2008, este riesgo era 23.000 millones superior al actual. Impagos hipotecarios, al alza El colectivo de familias también ha incrementado sustancialmente la morosidad en el segmento de hipotecas, uno de los más controlados hasta ahora. Por primera vez desde que existen estadísticas -1999-, el ratio ha sobrepasado el umbral del 3 por ciento. El piso es la última factura que los hogares dejan de pagar, de ahí que las insolvencias en esta rama de actividad hasta ahora no haya supuesto un quebranto relevante para las entidades. A pesar del aumento de la morosidad y las cargas para hacer frente a mayores provisiones, el sector financiero ha salvado el primer trimestre del año. Las entidades han obtenido beneficios de más de 1.058 millones por su negocio en España. Este resultado, no obstante, es un 61 por ciento inferior al logrado en el mismo periodo del ejercicio anterior. No se incluye el negocio del Santander y del BBVA en el extranjero, principalmente. La caída se debe al esfuerzo que la banca ha tenido que hacer para incrementar sus dotaciones por la exposición al segmento inmobiliario. En concreto, ha cargado contra ganancias 5.720 millones para cubrir pérdidas por impagos de créditos, además de otros 802 millones por ajuste de valoración los inmuebles adjudicados. Esta carga, que continuará en los próximos trimestres, ha sido compensada en parte por el incremento del margen de intereses, que mejoraron un 11 por ciento por los menores costes de financiación al contar con las subastas del BCE.