Bruselas y el FMI obligarían a eliminar la deducción por vivienda y rechazarían más amnistías fiscalesHan pasado sólo diez días desde que Bruselas acordara un rescate a la banca española por un importe de hasta 100.000 millones de euros y ya se empieza a hablar de fracaso. La embestida de los mercados no cesa y, pese a que el domingo las elecciones griegas permitían abrir un resquicio para la esperanza, ayer volvieron a saltar de nuevo todas las alarmas. No hay tregua. El bono a diez años tocó máximos en el 7,28 por ciento y la prima de riesgo escaló hasta 574 puntos básicos. Estamos en zona de máximo riesgo y prácticamente nadie duda ya de que España necesita ayuda externa. Pero, ¿qué pasaría si se rescata al país? ¿cuáles serían las consecuencias para el ciudadano de una inyección de liquidez para afrontar el pago de la deuda soberana? Al igual que ha ocurrido en Grecia, Irlanda o Portugal, no habría otra salida que someterse a la vigilancia de los organismos internacionales. Es la famosa troika -la Unión Europea, el BCE y el FMI-, los hombres de negro que vendrían a controlar las cuentas. Y sus exigencias parecen evidentes. Tanto la UE como el FMI, en su último informe, dejan muy claro el camino a seguir. Aunque alaban las reformas realizadas hasta ahora por el Gobierno de Mariano de Rajoy, especialmente en el área laboral o en el control del gasto por parte de las Comunidades Autónomas, urgen también a la adopción cuanto antes de nuevas medidas que frenen la grave espiral de caída y desconfianza. Las exigencias de la troika "La reintroducida deducción por vivienda debería ser eliminada (...), no debería haber más amnistías fiscales (...) y para dar garantías de que el ahorro previsto se materializará, futuros recortes en sueldos públicos y aumentos en IVA e impuestos especiales podrían aprobarse ahora y cancelarlos sólo si los objetivos son alcanzados", asegura el organismo que dirige Christine Lagarde. Es sólo un primer paso. Además, habría que recortar el número de funcionarios, contener los sueldos en la empresa privada y aplicar cuánto antes el retraso de la jubilación a los 67 años. Tanto Bruselas como el FMI insisten en que "es necesario continuar el impulso reformista y una visión clara a medio plazo para recuperar la confianza", lo que implica, en su opinión, "reforzar las finanzas públicas, pero también mejorar el funcionamiento de los mercados de bienes y trabajo". Y para ello sería imprescindible "que los trabajadores acepten una mayor moderación salarial, los empresarios trasladen los ahorros en costes a precios y contraten, y los bancos se recapitalicen". El ministro de Economía, Luis de Guindos, ya respondió ayer que el Gobierno siempre escucha con atención, pero los organismos internacionales alertan de que con la recesión acentuándose cada día y el desempleo en un nivel del 24 por ciento, aunque el apoyo financiero de la eurozona contribuyera a paliar los riesgos a corto plazo, las tensiones de los mercados se podrían intensificar, especialmente si las políticas económicas no logran frenar las salidas de capital o como consecuencia de mayores tensiones en otras áreas de la Eurozona. Y es ahí, precisamente, donde se centra gran parte del problema: el temido efecto contagio. No hay aún, que se sepa, una cifra prevista sobre la mesa. Pero parece evidente, según reconocen los expertos, que un rescate a España podría requerir un desembolso de entre 300.000 y 500.000 millones de euros. Y la cuestión es que, aunque hubiera dinero para ello, algo poco probable, la siguiente ficha del dominó, Italia, no tardaría en caer. Miedo a un contagio a Italia Y no hay que olvidar que si aquí la deuda del conjunto de las administraciones públicas se sitúa en el 72,1 por ciento del PIB -774.549 millones de euros, según datos del Banco de España-, en el país transalpino supone el 120 por ciento. Y el tamaño de su economía equivale a 1,5 veces la nuestra. Es decir, que no habría capacidad alguna de maniobra. Con este escenario sobre la mesa, una de las hipótesis que se puede estar planteando en los despachos, tanto de Bruselas como del FMI, pasaría por llevar a cabo un rescate de la deuda soberana española más limitado y por un corto periodo de tiempo previamente establecido. El objetivo sería un saneamiento rápido de las cuentas que evitara el efecto contagio. Pero con los mercados nunca se sabe y es posible que, al igual que ha considerado insuficiente el rescate a la banca, su ataque se recrudecería en el caso de que Europa diera muestras de debilidad financiera. El problema es que el tiempo corre en contra y la necesidad de ayuda crece cada día que pasa un poco más. La mayoría de los expertos coinciden por ello en que sólo hay un camino posible. "La subida de los intereses de España e Italia, con los costes que acarrea para sus deudas, sólo significa una cosa: ambos países tendrán que pedir ayuda a la Unión Europea para poder financiarse", asegura Willen Buiter, economista jefe de Citigroup. "El rescate bancario no ayuda a la credibilidad de España en el mercado y va en aumento la probabilidad de que tenga que pedir un recate para la deuda soberana. A este nivel, sólo puede permitirse el lujo de financiarse por unos pocos meses", añade Craig Veysey, jefe de renta fija de Principal Investments.