La cementera redujo su negocio un 12% en 2011, menos que la media nacionalFinanciera y Minera (FYM), filial en España de la firma italiana Italcementi Group, quinto productor de cemento del mundo, ha acordado trasladar sus oficinas centrales de Madrid a Málaga para reducir costes y plantilla. Las oficinas que el grupo mantenía hasta ahora en la capital de España eran alquiladas y estaban instaladas en un edificio de la Vía de los Poblados, junto al aeropuerto de Barajas. El consejero delegado de la compañía, Mario Bracci, anunció en Málaga su traslado a partir de junio, aunque no explicó con detalle las causas. Dijo que se debía a razones técnicas y de mayor operatividad. Fuentes de toda solvencia señalaron a elEconomista que con esta medida la empresa se ajusta a la crisis. "No tenía ningún sentido mantener una sede por imagen en Madrid, ni tampoco parecía lógico mantener a la totalidad de la plantilla en un momento de caída de ventas de más de un 40 por ciento", señalaron. Entre los despedidos -en torno a diez personas- figura el director de Personal, cuya rescisión de contrato ha causado malestar entre la plantilla al no ser informada, según las fuentes consultadas. Cifras El traslado de la sede a la fábrica La Araña en Málaga, donde la compañía mantiene su actividad desde hace más de 110 años, supondrá la llegada de unas 20 personas. La plantilla actual de la compañía en España es de 650 trabajadores, de los cuales 350 se encuentran en Andalucía y el resto en el País Vasco. FYM facturó 81,3 millones en Andalucía en 2011, lo que representa un descenso del 11 por ciento con respecto al año anterior. Esta ralentización fue más acusada en el área de hormigón y áridos, con una facturación de 31,7 millones de euros y un descenso del 28,2 por ciento, frente a la actividad del cemento, cuya cifra fue de 49,64 millones, un 2,5 por ciento menos, según explicó Mario Bracci. Esta disminución en la actividad fue muy similar a los resultados de la compañía en España, que se redujeron un 12 por ciento hasta los 155 millones de euros. Descenso que, pese a todo, contrasta en positivo con el registrado por el conjunto de la industria cementera española, cuya producción se desplomó el 17 por ciento en 2011. Con respecto al ebitda, se situó en 17,6 millones de euros, un 44 por ciento menos.