Alerta de que la situación es "complicadísima" y denuncia que la responsabilidad es sólo de GuindosMurió matando. Unas horas después de haber adelantado su salida como gobernador del Banco de España un mes y dos días, Miguel Ángel Fernández Ordóñez apeló a "la responsabilidad" para no dar su versión sobre la crisis de Bankia y sobre la "complicadísima" coyuntura financiera. Pero todas sus palabras de ayer tuvieron aparejada la crítica y el ataque más o menos directo al Gobierno. Entrelíneas, el gobernador cuestionó las dos reformas financieras acometidas por el Ejecutivo de Rajoy, la del mes de febrero y la que se vota hoy en el Congreso. Abiertamente, criticó la gestión que, en solitario y dejando a un lado al Banco de España, ha hecho Economía de la crisis bancaria, en especial del caso Bankia. "Por primera vez, una crisis bancaria no ha sido gestionada por el Banco de España", denunció. Y, en un dardo directo, aseguró que la Moncloa y el Grupo Parlamentario Popular le han impuesto un silencio con el que no está de acuerdo mientras han encabezado una campaña de desprestigio sobre él y sobre un organismo que, con ese veto, ha visto cómo se ponía en cuestión su independencia. Fernández Ordóñez, consciente como le recordaron en el PP de que ayer era "el protagonista principal", denunció en el seno de la Comisión de Presupuestos del Senado que "no habla de todo" porque el Gobierno no le deja. Insistió en varias ocasiones en que le gustaría hacerlo y en que espera que, algún día, sus explicaciones puedan producirse en las Cortes... aunque sea como exgobernador. Sin embargo, admitió que "la situación de desconfianza es tan grave que tiene que aceptar lo que le dice el Gobierno". Aseguró que "escucha" a todo el mundo y justificó que "sería una irresponsabilidad no hacerlo porque la situación es muy seria, porque estamos en un momento muy difícil". Pero dejó claro que tiene su opinión, aunque no la vaya a "utilizar" e independientemente de que considere que el Ejecutivo "está o no equivocado". Así que le pasó la patata caliente... "El Gobierno tiene una situación delicadísima y es capital dejarle la gestión complicadísima y si considera que no es momento de que el Banco de España dé su versión sobre qué han hecho los gestores, las autonomías, los sindicatos, las restricciones de las leyes y qué pensamos de cómo se está gestionando... es un problema de responsabilidad", quiso zanjar. Dudas sobre Bankia Ahora bien, con mayor o menor claridad, el gobernador dijo muchas cosas, casi todas, en clave de denuncia. Por encima de todas, Fernández Ordóñez cuestionó las formas de Economía en la crisis de Bankia al reconocer la incertidumbre que supone que se desconozcan las cifras concretas y los procedimientos que se van a utilizar. "Emergen unas cantidades que parecía que no se esperaban", admitió para emplazar a que el gabinete de De Guindos explique si la ayuda va a afectar al déficit público, la deuda o los intereses. "Tengo opinión sobre las cantidades, sobre los auditores independientes, sobre las solicitudes de fondos...", remarcó. A partir de ahí, el gobernador exculpó de responsabilidad al Banco de España coincidiendo con un momento límite en los mercados financieros y de deuda empujado, además de por la situación internacional, por la nacionalización de Bankia y por un sistema financiero cuestionado. El argumento para ponerse de perfil fue que el Gobierno ha hecho las reformas y ha gestionado la crisis solo. Derivó así toda la responsabilidad al Gobierno, en general, y al ministro de Economía, Luis de Guindos, en particular. Independencia, en cuestión Dijo que no iba a decir nada, pero dijo mucho más. "La verdad es la que cada uno cuenta [reprochó al Gobierno], parece que el Banco de España es el causante de todo y tengo la convicción de que no es así", aseguró para acusar también al Ejecutivo de haber puesto en entredicho la independencia del organismo regulador. Ordóñez puso en valor que la independencia de organismos como el que dirige "es importante" para proteger a las instituciones claves "en un Estado democrático", para que -dijo- no todo lo decida el Gobierno, sino que haya entidades fuera de la lucha política. "La clave de la independencia pasa por evitar que los Gobiernos de alguna forma presionen a los órganos reguladores", denunció en otro dardo directo a que el Banco de España ha quedado aislado en esta crisis. Hubo más. El gobernador, que accedió a su cargo en junio de 2006 bajo el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, acusó al Gobierno y al PP - sin citarles- de haber orquestado una "campaña de desprestigio" del Banco de España. "Dicen que no ha sabido supervisar... que no ha entendido", apuntó. "Hay que dar la versión de cada uno y que el ciudadano juzgue, no hacer una campaña de desprestigio sin que pueda haber una forma de contestar", continuó confirmando así las presiones a las que, desde hace dos semanas, ha estado sometido para que se fuera antes. Reconoció que a nadie le gustan las críticas, pero sí evitó cuestionar directamente la figura del presidente del Gobierno. En declaraciones a elEconomista, Miguel Ángel Fernández Ordóñez descartó que Rajoy le pidiera silencio en el encuentro que mantuvieron en la tarde del martes, cuando le comunicó oficialmente el adelanto de su marcha al 10 de junio, frente al 12 de julio que contemplaba su mandato. Insistió en que la reunión fue cordial, que encontró al jefe del Ejecutivo "como siempre" y defendió que mantiene con él "una muy buena relación personal". Los senadores cuestionaron su figura en función de su color político. Mientras que el socialista Joan Lerma abogó porque se exijan responsabilidades a los gestores y no al supervisor, el popular Francisco Utrera le responsabilizó de haber "demorado" decisiones costosas. En líneas generales, Lerma abogó por "cerrar filas y apoyar al Gobierno", respaldo que el PP agradeció.