La revisión de las cuentas de las entidades se hará en dos meses, la mitad del tiempo previstoLa decisión supone una pérdida de soberanía y un descrédito para el Banco de EspañaEl ministro de Economía, Luis de Guindos, no le ha quedado más remedio que aceptar que el BCE audite el agujero de la banca española ante la incertidumbre de los mercados. La medida se toma sólo cuatro días después de que presentara su segunda reforma financiera, en que el ministro avanzó que sería dos auditoras independientes las que examinarían al sector en cuatro meses. El organismo europeo ha rebajado el plazo ha dos meses para acelerar el proceso. La irrupción del BCE tiene una doble vertiente: una que supone la pérdida total de supervisión del Banco de España sobre el sector, y la otra, que nuestro país cede la soberanía en materia de regulación financiera. La aceptación de Guindos permite al Gobierno mantener su estrategia de desprestigio e intento de culpabilidad de la situación actual al gobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez, en vísperas de que culmine su mandato. En este plan se incluye el objetivo de que comparezca en el Congreso para dar explicaciones sobre su labor al frente del organismo. La cara amarga de la auditoría que elaborará el BCE es la pérdida de mando en plaza y el reconocimiento de que la reforma presentada el viernes se quedaba corta y no cumplía con las expectativas. El lunes el Eurogrupo reclamó a Guindos mayor celeridad en el saneamiento de la banca. Y el BCE le aconsejó que aceptara su ayuda para poder desvelar el agujero real del sistema. El ministro indicó ayer que España había pedido la intervención del BCE, pero terminó admitiendo que la máxima autoridad monetaria de la zona euro mostró su disposición y el Gobierno español la aceptó con el objetivo de elevar al máximo nivel la transparencia. "No hay nada que esconder", dijo. La semana pasada el Consejo de Ministro aprobó unas provisiones extra para las entidades de 30.000 millones (que finalmente se han quedado en menos de 25.000 millones), además de la elaboración de dos auditorías con su correspondiente test de estrés sobre la valoración de la cartera de créditos en manos del sector. Para estos dos informes, que estarían listos en tres o cuatro meses, se contrataría a expertos independientes. El ministro español afirmó que con el BCE y los estudios encargados se demostrará que la realidad es mejor que la percepción reinante sobre las entidades de crédito españolas. Y se negó a enjuiciar si el desembarco de los expertos de Fráncfort hace patente el descrédito de la labor de supervisión del Banco de España y cuestiona su independencia. ¿Ayuda europea? La banca tiene un balance de 3 billones de euros en su conjunto, el equivalente a tres veces el producto interior bruto (PIB) de nuestro país. La alta exposición inmobiliaria permite a los expertos dar por seguro una ayuda europea para que se saneen. De Guindos sí admitió que "no es sostenible" el nivel actual de la prima de riesgo y los intereses que los mercados exigen a las desplumadas administraciones públicas españolas para financiarlas. Y como en la víspera reclamó de manera críptica a sus socios europeos "cooperación" y "aprender las lecciones" de la gestión de la crisis griega". El ministro no aclaró si se refería a evitar que con España se incurra en los mismos errores.