Este instrumento para segregar los activos tóxicos de las entidades será voluntario e individual para el sector, y podría acarrear la utilización de fondos públicos a pesar de las reticencias del Ejecutivo El Gobierno, tras muchas dudas y disputas internas, se ha decidido a impulsar el banco malo en España para aliviar los balances de las entidades españolas, despejar las dudas existentes sobre los activos inmobiliarios y facilitar, de una vez por todas, la concesión de créditos a empresas y familias. El Ejecutivo, ante las presiones de los mercados y de organismos internacionales como el BCE y el FMI, tiene previsto aprobar la regulación de estos instrumentos, que prefiere denominar sociedades inmobiliarias. A día de hoy existen muchas dudas sobre su articulación. Los puntos claves aún faltan por conocerse. En primer lugar, la normativa tiene que ser consensuada tanto por los miembros del propio Gobierno y después con el Banco de España y la Comisión Europea. El Ejecutivo tiene sobre la mesa los modelos y las experiencias de bancos malos en otros países. Los más relevantes y con distintos resultados son los de Suecia, Alemania, Estados Unidos e Irlanda. En todos ellos ha habido ayudas públicas, bien a a través de capital o de avales. En unos ha sido voluntario y en otros obligatorio, individual o colectivo. Las fórmulas que maneja el Ministerio se acercan al alemán y al sueco, pero tendrá particularidades españolas. Será voluntario Está claro que será voluntario para las entidades. Es decir, que serán éstas las que podrán acogerse a este instrumento para poder sanearse. Es una de las pocas incógnitas que se han despejado. Las grandes entidades (BBVA, Banco Santander, Popular y Sabadell), además de Bankinter, han descartado constituir este tipo de sociedades porque, a su juicio, son capaces de asumir la carga de las provisiones sin dificultad y de gestionar los activos inmobiliarios como hasta ahora. Se da por descontado que Bankia-BFA será uno de los grupos que aprovechará este vehículo. Cada entidad creará el suyo Es otro de los puntos que se ha desvelado. Se seguirá el modelo alemán, donde cada entidad constituye un banco malo. En Irlanda existe uno para todo el sistema. En Suecia se crearon en los años noventa dos sociedades inmobiliarias para todo el sector. ¿Será un banco? Como tal, no, porque estas sociedades no se dedicarán al negocio puramente bancario. Es decir, no darán créditos ni captarán depósitos, entre otros cometidos. Su actividad será meramente inmobiliaria. Pero estos vehículos se denominan bancos malos porque se crean activos en manos de las entidades financieras para sanearlas. ¿Quién será el propietario? Todavía no esta claro. Según fuentes conocedoras, el propósito es que las entidades tengan una participación minoritaria, inferior al 50 por ciento, de su banco malo. Así podrán desconsolidar del balance estos activos y liberar provisiones. El propósito del Gobierno es que la mayor parte del capital de estas sociedades inmobiliarias sean adquiridas por fondos internacionales e inversores privados. Pero a día de hoy parece difícil que haya interés por entrar en este negocio en nuestro país. Fuentes del sector sostienen que no quedará más remedioque la titularidad sea del Estado, mediante algún sistema que evite la subida del déficit. ¿Habrá ayudas públicas? El Gobierno se resiste a conceder ayudas públicas para la constitución de los bancos malos. En las últimas semanas, el ministro Luis de Guindos ha descartado con rotundidad que el Estado vaya a invertir dinero para sanear el sector. Una fórmula que se baraja es la utilización de avales -al igual que en Alemania-, instrumentos que aunque son públicos no generan déficit, sino deuda. De ahí que De Guindos subraye que en principio no habrá recursos estatales. Pero, una vez constituida la sociedad, los números dependerán de cómo se realice la venta de los activos. Si se hace con descuentos de precio, habrá pérdidas y éstas serán compartidas por los dueños de estas sociedades. ¿Y recursos europeos? El Gobierno niega que vaya a solicitar ayudas a Bruselas para costear este proyecto. Sin embargo, en la Comisión Europea le recuerdan que está disponible el fondo de rescate europeo. Y el FMI sostiene que hay riesgo de contagio si el sector paga la totalidad del saneamiento. Los expertos apuntan a que será necesario acudir a los recursos comunitarios, ya que serán imprescindibles, al menos, 50.000 millones adicionales de los solicitados por la reforma financiera aprobada a princi- pios de este ejercicio. ¿Qué activos se traspasan? Aún no está claro. El sector cuenta con activos tóxicos por valor de 180.000 millones de euros entre créditos al promotor y bienes adjudicados. Lo que sí parece una evidencia es que la cartera de suelo de las entidades podrán traspasarse a estos vehículos, ya que son los más problemáticos, al ser los más ilíquidos en la actualidad por la escasez de operaciones de compra-venta. ¿Qué valoración se hará de los activos traspasados? En principio, según ha avanzado De Guindos, el precio de tasación de los activos que se traspasen al banco malo será igual al valor en libros, una vez efectuadas en su totalidad las provisiones que exige la vivienda. De esta manera, las entidades no tendrán pérdidas adicionales en un primer momento. El suelo, con descuentos del 80 por ciento; la vivienda en construcción, del 65 por ciento; y de los pisos terminados, del 35 por ciento. ¿Cuándo se constituirá? Está previsto que el Gobierno apruebe la normativa este mes. Los bancos podrán acogerse cuando concluyan las provisiones de la reforma. Este año o el próximo.