La multinacional catalana pasará a manos del gigante italiano por 400 millonesbarcelona. La venta de la multinacional catalana Chupa Chups -controlada por la familia Bernat- a la italiana Perfetti Van Melle puede tener ya sus primeras consecuencias que confirman la crisis del sector confitero español. La dirección de Chupa Chups se apresuró ayer en confirmar la venta de todo el capital a la italiana por un importe que alcanzaría los 400 millones de euros y quiso trasladar un mensaje de tranquilidad para los trabajadores, aunque avisó de un posible recorte de plantilla relacionado con la puesta en marcha de la nueva factoría de Sant Esteve Sesrovires (Barcelona). Chupa Chups emplea a 1.586 trabajadores en todo el mundo y en España a 823 personas. La sede se queda en Cataluña Esta empresa catalana, a cuya gestión regresó en septiembre pasado la familia Bernat después de casi cuatro años sin ocupar cargos ejecutivos, confirmó que tras la venta de todo el grupo catalán a la multinacional italiano-holandesa Perfetti Van Melle mantendrá su sede central en Cataluña y sus principales instalaciones de producción en España. Las dimensiones de Perfetti son mayores que las de la catalana Chupa Chups, que dispone de cuatro fábricas en todo el mundo, emplea a 1.400 trabajadores y facturó 264 millones de euros en 2004. Los ingresos fueron ese año un 11% inferiores a los de 2003 a causa de la apreciación del euro frente al dólar, el cierre de la filial comercial de Estados Unidos y la eliminación de algunos productos deficitarios. Perfetti Van Melli, con sede en Italia y en Holanda, vende productos de confitería y chicles en 130 países y es dueña de marcas como Mentos, Frisk, Vivident y otras. Para 2006, Perfetti van Melle espera facturar 1.500 millones. Los representantes de los trabajadores solicitaron una reunión urgente para conocer los detalles de la venta de Chupa Chups a Perfetti Van Melle. La familia Bernat confirmó en un comunicado la venta del cien por cien del capital de la familia Bernat, propietaria de la empresa catalana, a Perfetti Van Melle.Un representante de la empresa catalana aseguró a los sindicatos que en un mes podría estar concretada la operación de venta, si las autoridades de la competencia europea dan su visto bueno, y que los trabajadores deben asumir un posible recorte de sus condiciones laborales. La dirección ya había advertido con anterioridad a los trabajadores de un posible recorte con la puesta en marcha de la nueva fábrica de Sant Esteve Sesrovires, que sustituirá a la existente en este mismo municipio barcelonés y que contará con un equipamiento más automatizado. "Tranquilos, no estamos" aseguraron fuentes sindicales.Chupa Chups afirmó que el cambio de propiedad en esta emblemática empresa catalana potenciará la competitividad de la sociedad resultante en el sector de la confitería, que "registra un rápido proceso de integración global".Perfetti Van Melle es una compañía que produce y distribuye productos de confitería y chicles en unos 130 y cuenta con 12.000 trabajadores en centros de Europa, Asia-Pacífico y América. Este grupo tiene su sede central en Lainate (Italia) y en Breda (Holanda), aunque Chupa Chups aseguró que, tras la compra, se mantendrá la sede central en Cataluña y sus instalaciones en Villamayor (Asturias) y Sant Esteve Sesrovires (Barcelona) así como los centros de innovación y mercadotecnia de la nueva empresa para las marcas Chupa Chups y Smint. Chupa Chups y los sindicatos van a a mantener conversaciones esta semana con el fin de impulsar las negociaciones del convenio colectivo de la compañía para los próximos años. El acuerdo propuesto por la empresa para los siguientes cuatro años propone la congelación de la antigüedad, reducción de los tiempos de descanso, nuevos niveles salariales y un nuevo contrato de inserción para los nuevos trabajadores, entre otros asuntos. El acuerdo sobre el convenio colectivo de 2004 y 2005 se hizo esperar hasta febrero de este año. Los sindicatos esperaron entonces una "normalización" de las relaciones laborales.Por su parte, el presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, Miquel Valls, consideró que "nunca es bueno que una empresa catalana deje de serlo: Esta es una venta para ganar dimensión mundial y diversificación de productos".