Las personas que abandonaron sus hogares no podrán volver en 30 añosHace un año, cuando el tsunami golpeo la costa noreste de Japón consiguiendo dañar cuatro de los seis reactores de la central de Fukushima, miles de personas tuvieron que huir de sus hogares para no exponerse a las altas dosis de radiación que emitía la central accidentada. Un área de 20 kilómetros a la redonda fue declarada inhabilitable y por los niveles de contaminación, se prevé que la zona seguirá desierta al menos 30 años, ya que la central, que ha seguido emitiendo desde entonces grandes cantidades de cesio radiactivo, tardará en desmantelarse por completo unos 40 años. Este fatal accidente, sacó a la luz alguno de los fallos en el diseño de la central y puso en el punto de mira la seguridad del resto de plantas del mundo. A pesar de que Fukushima soportó un terremoto de gran magnitud, no fue capaz de sortear el gran impacto del tsunami posterior, algo con lo que los organismo de seguridad no contaban. Nadie previó un acontecimiento de este tipo, apesar de que la central está semienterrada por debajo del nivel del mar. Proceso del accidente En un primer momento, tras el seísmo, los reactores 1, 2 y 3 cesaron su actividad al introducirse en el núcleo de forma automática unas barras de control. El terremoto dejó sin suministro eléctrico a la central, pero la refrigeración de emergencia se activó. Cuando se produjo el tsunami, los generadores diésel de la refrigeración quedaron inutilizados al no estar suficientemente protegidos. Al quedarse sin refrigeración el núcleo empezó a acumular vapores radiactivos, por lo que para disminuir la presión la compañía empezó a sacar el gas al exterior para evitar una explosión interna. El hidrógeno era uno de los gases que se estaban expulsando y al entrar en contacto con el oxigeno del aire se produjeron tres explosiones, entre el edificio del reactor y la contención, que dañaron los generadores. Por otro lado se encuentra el hecho de que las piscina de combustible gastado, que es altamente radiactivo, se encontraban situadas sobre el núcleo y con las explosiones quedaron expuestas al aire libre. Seguridad cuestionada La catástrofe atómica de Fukushima puso en evidencia graves deficiencias en la seguridad nuclear mundial. Por eso, tras el accidente, las autoridades de todo el mundo comenzaron a revaluar la seguridad de las plantas para revisar los mecanismos y las normas vigentes, sometiendo a todas sus centrales a duras pruebas de resistencia. Los conocidos como "stress test" analizan la capacidad de respuesta frente a inundaciones, terremotos, accidentes graves o pérdida de energía eléctrica. Con Fukushima se incorporó una nueva prueba a estos exámenes que consistía en soportar el impacto de un avión comercial. En España todas las centrales superaron las pruebas de resistencia, pero aun así tendrán que hacer frente a las Instrucciones Técnicas Complementarias que emitirá el Consejo de Seguridad Nacional (CSN) y que servirán para la mejora de la respuesta ante situaciones de emergencia o catástrofes. Entre ellas destaca la construcción de un centro de emergencias alternativo para coordinar la actuación de emergencia y que podrá ser usado como refugio por los trabajadores de la planta. A pesar de que actualmente hay 440 centrales atómicas en funcionamiento en todo el planeta, no existen a nivel mundial estándares de seguridad ni un sistema de control de compromiso obligatorio, únicamente hay colaboracion entre los organismos supervisores. De esta forma la seguridad nuclear es responsabilidad de cada Estado y la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), sólo tiene el poder de emitir recomendaciones. Después del fatal accidente que sacudió el país nipón, se dio a conocer que Japón no había cumplido con estas "recomendaciones".