Se acusa al inversor de Texas de conspiración, fraude y obstrucción a la justiciaEl fraude financiero se paga caro. Así lo demuestra la sentencia contra Allen Stanford, quien fue declarado ayer culpable de 13 de los 14 cargos que se le imputaban, entre los que se incluyeron conspiración, fraude y obstrucción a la justicia. Su crimen, según la Comisión de Mercados y Valores de Estados Unidos, incluye la dirección y gestión de un esquema de Ponzi valorado en 7.000 millones de dólares - 5.300 millones de euros-, es decir, uno de mayores fraudes financieros de la historia en Estados Unidos, con perdón del fraude orquestado por Bernard Madoff, cuyas triquiñuelas superaron los 65.000 millones de dólares -49.500 millones de euros-. El conocido como "playboy del Caribe" fue acusado de gestar durante más de dos décadas un fraude financiero donde "solicitaba fondos de manera fraudulenta, para no invertirlos según lo prometido y aprovecharlos para su uso personal", según determinó el jurado. De momento, el inversor se enfrenta a una pena de veinte años de cárcel aunque podría incrementarse ya que el juez debe todavía decidir si el banquero debe cumplir las condenas de manera consecutiva o aquella con más años de cárcel. El que ocupase el puesto 205 en el ranking de Forbes de los principales millonarios de EEUU, contaba con una fortuna personal que rondaba los 1.670 millones de euros antes de ser detenido por las autoridades de EEUU, que intervinieron su imperio en febrero de 2009 pero no descubrieron el fraude hasta mucho después. Stanford, un importante donante de fondos tanto para campañas demócratas como republicanas, ha estado en prisión desde su acusación formal hace dos años y seguirá en prisión hasta que se determine su sentencia. Según los fiscales del caso, el inversor de Texas estafó alrededor de 7.000 millones de dólares a quienes invertían en supuestos certificados de depósito en su banco, Stanford International Bank, con oficinas en Antigua y Barbuda. Además de esas islas caribeñas y Estados Unidos, el banco tenía clientes en varios países latinoamericanos como México, Venezuela, Colombia, Perú y Ecuador. De hecho, su esquema involucró a más de 30.000 inversores en más de 100 países. Alí Fazel, uno de los abogados de Stanford, dijo estar "decepcionado" con el resultado y adelantó que su cliente "apelará" la decisión del juez David Hittner. El caso Stanford, que salió a la luz pocos meses del escándalo de Bernard Madoff, puso de manifiesto las brechas de supervisión de la Comisión de Mercados y Valores de EEUU (SEC). De hecho la agencia había sido consciente del posible fraude de Stanford desde 1997 pero se negó a tomar medidas.