En cuatro años terminan las cláusulas de salvaguarda que defienden cada grupoEl nuevo anuncio de huelga de los pilotos del Sepla es un torpedo a la línea de flotación del futuro de Iberia. La fusión con British Airways y la posterior creación de International Airlines Group (IAG) puso en marcha una inexorable cuenta atrás de cinco años. Durante ese tiempo, existen unas cláusulas de salvaguarda que protegen los interés específicos de ambas aerolíneas, pero cuando se llegue a la fecha (quedan ya menos de cuatro años), lo más lógico es que se eliminen las estructuras de nacionalidad que ahora existen y que el negocio se gestione con total independencia. ¿Se imaginan lo que eso podría suponer si las cláusulas se eliminaran hoy? Pues una catástrofe para Iberia. Si el consejo de administración de IAG analizara las cuentas del grupo sin tener en cuenta estas salvaguardas detectaría rápidamente el ejemplar comportamiento que ha tenido en el primer ejercicio tras la fusión la marca British Airways. Pese a los costes del combustible y la crisis mundial, la aerolínea ha logrado unos excelentes resultados gracias -sobre todo- a la evolución de sus clientes premium. La compañía con sede en Heathrow ha logrado un beneficio operativo de 592 millones de euros, una cifra que ha sido el auténtico sostén de las ganancias de todo el holding, ya que IAG ha logrado en su primer ejercicio 568 millones de euros de ganancias. Ese mismo consejo, si no existiera la protección accionarial de cada aerolínea, pasaría a la segunda hoja (donde están los resultados de Iberia) y se llevaría las manos a la cabeza: ¡unas pérdidas operativas de 61 millones de euros!. IAG ha analizado una y otra vez estos resultados y conoce perfectamente de donde viene el agujero económico. Además de la crisis y el precio del queroseno, dos factores que afectan a casi todas las aerolíneas del mundo por igual, Iberia tiene un grave problema estructural. Su negocio de corto y medio radio no tiene una capacidad flexible y se produce una gran sangría de dinero cuando tiene que competir con los gigantes del bajo coste en los aeropuertos españoles. Es del todo seguro que este problema haya sido un gran quebradero de cabeza para el consejo, pero desde Iberia se propuso una solución salvadora que fue aprobada con total unanimidad por IAG: crear una nueva aerolínea de corto y medio radio para batirse el cobre en ese segmento con aerolíneas capitaneadas por Ryanair e EasyJet. Iberia Express tendría que dar la vuelta a los resultados de Iberia en 2012. La cuestión es que las 10 jornadas de huelga que ya han realizado los pilotos en este ejercicio y los nuevos 24 días de paro van a suponer unas pérdidas de más de 100 millones de euros. Por mucho que la compañía dirigida por Rafael Sánchez-Lozano quiera remontar el vuelo, es más que probable que las cuentas para 2012 estén estigmatizadas por este lastre laboral. Cuando termine el año (el segundo tras la fusión), British Airways seguirá su vuelo a la rentabilidad, mientras que Iberia no conseguirá despegar. Sólo quedarán tres ejercicios para que finalicen las cláusulas de salvaguarda y a los cinco años los gestores que tomen las riendas de Iberia (que sobre el papel no tendrían porque ser ni británicos, ni españoles, ni europeos) no entenderán ni de nacionalidades, ni de conflictos sociales. Se encontrarán un negocio rentable como a día de hoy lo es British y otro que da pérdidas, como lo demuestran los últimos datos de Iberia. Si esto es así ¿Se apuestan en cual de los dos acabarán metiendo la tijera?.