Están en boca de todos. Que si un día se van a disparar, que si otro no dan tanto miedo... El caso es que los tipos de interés imponen mucho respeto ahora en los mercados. Por eso es tan importante estar al corriente de lo que ocurre con ellos. Por Pedro CalvoUnos días amenazan con arrasarlo todo. Otros, en cambio, parece que se van a quedar quietos. Ésta es la realidad que rodea a los tipos de interés, uno de los temas más sensibles para los inversores internacionales en este momento. Precisamente por la ambigüedad que en ocasiones parece que rodea a este asunto, conviene detenerse un momento, separar el polvo de la paja y conocer cómo pueden reaccionar los mercados ante lo que pueda ocurrir con los tipos: 1. ¿Por qué asusta tanto que los tipos de interés suban? Por los múltiples efectos que provoca. Primero, porque retira dinero de la economía, y por lo tanto le resta potencial de crecimiento. Además, incrementa la carga financiera de las familias y las empresas, que, de este modo, dispondrán de menos recursos para consumir e invertir, consecuencias que pueden influir de forma negativa en los beneficios empresariales y en los procesos de fusiones y adquisiciones. 2. ¿Sigue abierto el proceso de incrementos del precio del dinero? Sí. Pese a que la Reserva Federal (Fed), el banco central norteamericano, rebajó la dureza de su mensaje el pasado jueves, aún no ha cerrado las puertas a nuevos incrementos. El mercado descuenta otra subida el 8 de agosto, desde el 5,25 al 5,5 por ciento. En la zona euro, el precio del dinero podría volver a aumentar en agosto, del 2,75 al 3 por ciento. En otros países, como Inglaterra, Japón, Suecia, India o China, por citar los principales ejemplos, también es más que posible que vuelvan a subir los tipos en los próximos meses. 3. ¿Qué supone para los mercados este ciclo mundial de subidas? Una menor liquidez, que ha sido el principal aliado de la marcha alcista de las bolsas y las materias primas en los tres últimos años. 4. ¿Cómo reaccionar a las novedades que se vayan produciendo? Los mercados hablaron claro el jueves: los mensajes que anticipen un parón en la subida de los tipos son respondidos con compras en las bolsas y en la deuda pública. Como la Fed y el BCE han declarado que todo está en manos de los datos económicos, la reacción de los inversores el pasado jueves puede servir de guía: cuando las referencias que se publiquen sean inflacionistas y anticipen unos tipos más altos, las acciones y los bonos bajarán; y al revés si las cifras no alimentan los temores sobre los precios. ¿Y el dólar? Caerá cuando la Fed aclare que el ciclo de repuntes llega a su fin. Entonces, como el BCE aún mantendrá abierto su proceso de incrementos, el euro debería apreciarse. Eso sí, si ambos bancos centrales siguen subiendo los tipos, el dólar no tendría por qué debilitarse. 5. ¿Cuáles son los principales peligros a corto plazo? Las sorpresas negativas y la ambigüedad. Los bancos centrales deben emitir un mensaje claro. No pueden pisar el acelerador de los tipos un día, y pisar el freno al siguiente. Ese modo de actuar genera volatilidad, tal como quedó reflejado entre mediados de mayo y de junio, periodo en el que los mercados cayeron un 10 por ciento de media tras los discursos contradictorios de la Fed. En cuanto a las sorpresas, los mercados descuentan, porque así lo han anticipado los bancos centrales, que los tipos acabarán el año en el 5,5-5,75 por ciento en EEUU y en el 3,25-3,5 por ciento en la zona euro. Todo lo que sea tener que variar el guión y subir los tipos por encima de esos niveles sería peligroso.