Ya se sabe lo que hizo el castizo Juan Palomo, el del dicho de "yo me lo guiso, yo me lo como". El gigante de Internet anunció el pasado verano la compra de la división de dispositivos móviles de Motorola por 9.400 millones de euros y esta semana ha obtenido el visto bueno de los reguladores de la Unión Europea y de Estados Unidos para llevar a feliz puerto esa operación. A partir de ahora, Google dispondrá en su propio grupo de un fabricante a su disposición, pendiente de todas las especificaciones y detalles que demande el buscador. De esa forma, Google participa en buena parte de los eslabones de la cadena: proveedor de contenidos, dueño del sistema operativo (Android) y fabricante del dispositivo (Motorola). Además, en entornos WiFi, también ejerce el rol del operador de telecomunicaciones a través de sus plataformas de VoIP. La jugada parece redonda, salvo que otros fabricantes que trabajan con Android sientan celos respecto a posibles tratos de favor de la multinacional de Mountain View hacia las futuras generaciones de Motorola. Esos vericuetos han quedado al margen del análisis de competencia de Bruselas y de EEUU. Las autoridades únicamente se mantendrán expectantes para que las patentes esenciales que utilicen se licencien a precios justos. El futuro de Saab se resolverá este mes Pasará a la historia de la industria del motor como una de las negociaciones de compraventa más largas, complejas y difíciles de su reciente historia, pero habrá merecido la pena si al final llega a buen puerto. Saab, el histórico fabricante sueco de aviones y automóviles, tendrá un nuevo dueño a finales de mes. Así lo esperan los tres administradores concursales designados por la justicia sueca, que confían en cerrar las negociaciones durante las dos próximas semanas. El objetivo prioritario es enajenar la totalidad de la sociedad a un único comprador, para evitar volver a vivir situaciones no muy lejanas en el tiempo, en las que distintas firmas mostraban interés pero al final incumplían sus compromisos de inversión, prolongando la agonía de la sociedad. Con esta nueva estrategia encima de la mesa los tres administradores concursales mantienen negociaciones separadas con al menos siete grupos potencialmente interesados en adquirir el fabricante para reanudar la producción de algunos modelos. Mientras se alcanza el desenlace, Saab no deja de repetir que el negocio de post-venta sigue funcionando con normalidad y garantiza la cobertura de la garantía para todos los vehículos facturados por Saab Automobile AB. Cleop, otra víctima de la Administración Los excesos financieros (y derroches, como se ha comprobado) de las Administraciones Públicas siguen cobrándose nuevas víctimas. El lunes fue el turno para la valenciana Cleop, que se ha visto obligada a presentar concurso de acreedores por la mora que tiene pendiente con las Administraciones, que no pagan... ni parece que vayan a hacerlo en el corto plazo. Y de eso sabe mucho el Gobierno valenciano, que aprovecha un dinero ajeno para hacer frente a sus obligaciones. Esto, unido a la caída de la obra pública, ha llevado a la constructora a pedir el concurso. La cifra que necesita refinanciar el grupo que dirige Carlos Turró, presidente y primer accionista, es seria. Cleop cuenta con un plazo de entre tres y cuatro meses para renegociar con sus acreedores y tratar de refinanciar su mora. Según el informe del primer semestre de 2011, el grupo mantenía deudas con entidades financieras por 135,41 millones de euros, de los que 48,72 millones corresponden a deuda a corto. Pese a todo, Turró ha hecho los deberes para salvar a sus 878 trabajadores y en los últimos meses ha conseguido licitaciones en Panamá y Argelia para tratar de contrarrestar la caída del negocio en España. Pero necesita cobrar. Como todos.