El Foro Económico Mundial advierte de que las nuevas formas de actuación suponen vulnerabilidades y peligrosmadrid. En la última década, la ubicuidad de la red ha transformado los modos en que se gestionan los negocios, las relaciones personales e incluso las revueltas populares, tal y como han puesto de manifiesto las últimas revueltas del norte de África. Sin embargo, estos nuevos modos de actuación comportan también nuevos tipos de vulnerabilidades, según advierte el Foro Económico Mundial en la séptima edición de su informe Riesgos Globales 2012. Actualmente, según explica el texto, existe la sensación de que comprendemos los beneficios de Internet con más amplitud que lo que lo hacemos con los riesgos. El te-rrorismo, el delito y la guerra en el mundo virtual han sido, hasta el presente, menos mortíferos y menos perjudiciales que sus equivalentes del mundo físico, si bien existe un temor creciente de que esto podría cambiar. Este lado oscuro de la conectividad ¿se convertirá en la próxima década en un factor amplificador de los riesgos tradicionales para la seguridad? Los expertos tienen opiniones diversas. No existen muchas pruebas empíricas. La investigación sobre ciberamenazas contra los gobiernos y el sector privado ha estado financiada, en gran medida, por quienes se dedican a vender soluciones de seguridad para Internet, lo que genera un sesgo potencial que provoca escepticismo. Y... ¿en los próximos 10 años? Los desequilibrios fiscales crónicos y la grave disparidad de ingresos serán los principales riesgos de los próximos diez años, así se desprende del citado informe. "Este tándem amenaza el crecimiento mundial, ya que es un catalizador de nacionalismos, populismos y medidas proteccionistas, en un momento en el que el mundo sigue siendo muy vulnerable a problemas financieros sistémicos, y a posibles crisis relacionadas con el agua y los alimentos". Los resultados de este informe, realizado por 469 expertos, reflejan un importante cambio en las principales preocupaciones mundiales con respecto al año anterior: los riesgos medioambientales pierden influencia frente a los riesgos socioeconómicos. Además, analiza el poder devastador de la Naturaleza y las limitaciones de la tecnología, como quedó patente en el gran terremoto de Japón. En un capítulo especial sobre las lecciones que se deben aprender del desastre, el informe resalta que las organizaciones tienen una mayor capacidad de recuperación ante grandes crisis si establecen unas líneas de comunicación claras y si conceden capacidad de decisión a sus empleados.