Apple suspende la venta ante los disturbios con los revendedores en Pekín y Shanghaimadrid. La compañía Apple está acostumbrada a generar expectación con el lanzamiento de sus productos estrella, el problema es que la situación se le escapó ayer de las manos. Las largas colas de clientes ansiosos por adquirir el smartphone más anhelado acabaron en revueltas, con disturbios entre los entusiastas de la marca, con revendedores ilegales y policía. Según comentaron a Efe varios de los compradores que esperaban a las puertas de la citada tienda, durante la madrugada de ayer se produjeron disturbios entre las fuerzas de seguridad y los vendedores ilegales que provocaron que "el orden no pudiera ser controlado", motivo por el cual la tienda decidió no abrir tal y como estaba previsto. A primera hora de la mañana, decenas de agentes de policía acordonaron la zona exterior de las tiendas de Apple en China. Así, carteles de "no hay iPhone 4S" se colgaron en las puertas de los cuatro establecimientos de Apple en China (dos en Pekín y otros dos en Shanghai), que en algún caso ni siquiera llegaron a abrir ayer. Apple, a través de un comunicado, en un comunicado, destacó que la demanda del modelo había sido "increíble" y que, pese a los problemas, los clientes interesados aún pueden comprarlo por internet o a través de la operadora telefónica China Unicom. Apple había fijado previamente para hoy la salida del iPhone 4S, en China y otros 21 países, pero ya se temía que el estreno en uno de los países más fanáticos por la marca sería accidentado, porque en otras ocasiones anteriores también se han producido altercados. Así, el pasado fin de semana, en la tienda pequinesa de Sanlitun, hubo similares tumultos cuando se puso a la venta el iPhone 4 a precios muy reducidos (precisamente por la proximidad de la salida del 4S). En mayo del año pasado, dos personas resultaron heridas y tuvieron que ser atendidas en hospitales de Pekín durante los tumultos causados en la Apple Store por la salida a la venta del iPad 2, al parecer causados cuando un guardia de seguridad de la tienda se encaró con los revendedores.