MADRID. Año nuevo, vida nueva, pero no para el sector inmobiliario. El ladrillo vive todavía inmerso en un penoso calvario que va para largo y, a tenor de los indicadores que cada mes publican tanto el Ministerio de Fomento como el Instituto Nacional de Estadística (INE), los expertos ven 2012 como otro annus horribilis para la vivienda. Es la opinión también del director de Residencial de Jones Lang LaSalle, Carlos Ferrer-Bonsoms, que advierte de que la única salida posible a esta situación es efectuar un mayor ajuste de precios que permita incrementar el número de ventas. "En 2012, todavía podremos ver bajadas de precios", dice Ferrer-Bonsoms, no sin advertir que ni el residencial se libra de la Ley de Murphy "en la que si algo puede salir mal, saldrá mal", recuerda. "Ha sido un año atípico, de fusiones en la banca y de cambios de Gobierno" que, sin embargo, no les ha impedido tener beneficios. El director de Residencial no duda del papel de los bancos y asegura que el mercado sólo se ajustará cuando las entidades se vean obligadas a bajar los precios para desprenderse de estos activos procedentes en su mayoría de impagos.