Dos extrabajadores intentan a agredir en la Audiencia a los hijos del empresariomadrid. "Claro que me consta que tenemos sociedades en Belize". Como si no tuviera nada que ocultar, José María Ruiz Mateos (hijo), reconocía así ayer ante el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz el entramado creado en paraísos fiscales por Nueva Rumasa. "Las dispuso mi padre para protegerse de una nueva expropiación", aseguró. Y no sólo eso. Según explicaron fuentes jurídicas, José María respondió con un "supongo" a la pregunta de si había habido movimientos de dinero entre las sociedades del conglomerado en España y las empresas radicadas en estos países, especialmente en el Caribe, donde estaban las matrices del negocio. Aunque hasta ahora habían negado siempre ese traspaso de fondos, documentos oficiales del Registro Mercantil de Holanda demuestran un sustancial incremento del patrimonio de los Ruiz-Mateos en el extranjero en los últimos años, justo en plena emisión de pagarés, tal y como publicó elEconomista el 28 de abril. Durante la mañana declararon ante el juez Alfonso, Francisco Javier, Pablo y José María, así como su primo Zoilo Pazos Jiménez. Éste último, que según los informes de la Agencia Tributaria y la Fiscalía Anticorrupción, era uno de los principales testaferros, figuraba como único apoderado de Carcesa, la sociedad desde la que se han detectado las principales salidas de efectivo. Pazos Jiménez declaró haber sacado dinero, pero señaló que desconocía el destino que se le dio al mismo. Toda la familia, a excepción de las hijas, que no participaban en el negocio, está imputada por los presuntos delitos de estafa, insolvencia punible y administración desleal dentro de la causa que investiga el juez Pablo Ruz para averiguar el paradero del dinero depositado por los inversores de pagarés de Nueva Rumasa. Bajo la defensa del abogado Ignacio Peláez, su estrategia es la misma: responsabilizar a su padre, que con 80 años, no puede ir a prisión. Tal y como sucedió el pasado martes, cuando declaró el patricarca de la familia, aproximadamente una veintena de antiguos trabajadores de Clesa, ahora en paro y con varias nóminas pendientes de cobrar, les esperan para insultarles. Dos de ellos, incluso, intentaron agredir a Alfonso, Francisco Javier y Pablo, que fueron los primeros en salir.