Brasil lanza un 'megaplan' de infraestructuras y México refuerza su apuesta por las autopistasmilán. En Latinoamérica, el de las infraestructuras es un tema que se puso de moda en el año 2007. Comenzando por Brasil que, con el pretexto de los Mundiales de 2014, anunció el PAC, un plan de 182.000 millones de euros en cuatro años para el desarrollo de carreteras, puertos y ferrocarriles. A su vez, en México, el presidente Felipe Calderón marcó su sexenio con las infraestructuras y su primera iniciativa fue la privatización del FARAC (Fideicomiso de Apoyo al Rescate de Autopistas Concesionadas), el organismo que administra los peajes de las 74 autopistas del país, uno de los sistemas más amplios del mundo. Pero lo que está de moda no siempre es un éxito. Porque lo cierto es que las infraestructuras del continente avanzan, pero a un ritmo inferior a las del resto del mundo. Los que sostienen tal aseveración son los expertos de la Cg/La, empresa de asesoría de Washington especializada en el estudio de las grandes obras que, en colaboración con la revista sudamericana "América Economía", ha publicado por segundo año consecutivo el informe sobre la situación de las infraestructuras en Latinoamérica. Y el resultado es que, a pesar de la buena voluntad de los gobiernos sudamericanos, apoyada en unos PIB en franca mejoría, todavía queda mucho por hacer. Brasil camina a paso lento Latinoamérica gasta hoy entre el 2 y el 3 por ciento del PIB regional en obras públicas, frente al 7 u 8 por ciento de la media de los estados de Asia. El Brasil de Lula, por ejemplo, a pesar de tener los ojos del mundo clavados en él y un PIB que circula muy por encima de la cuota del 4 por ciento, en la clasificación sudamericana figura sólo en el sexto puesto. Los expertos constatan una cierta esquizofrenia entre la evolución de la mayor economía sudamericana y sus dificultades en cuanto a la congestión del tráfico, a la insuficiencia del número de puertos y aeropuertos, a los escasos avances en la gestión del agua y de los suministros eléctricos. Eso sí, se hicieron algunas cosas para revestir de actividades concretas el lanzamiento del plan de infraestructuras PAC. Este programa impulsado por el gobierno, por el que invertirá 182.000 euros en obras públicas hasta 2010, fue puesto en marcha después de la frustración de los proyectos de desarrollo de infraestructura PPP (Sociedades Público-Privadas, por sus siglas en portugués) por su lento avance. Sabesp y Cedae, las empresas que gestionan el agua de Sao Paulo y de Río de Janeiro, respectivamente, se han lanzado hacia la fórmula -se espera que más eficaz- de la sociedad público-privada, mientras las infraestructuras tecnológicas se están afirmando como las más avanzadas de toda Sudamérica. Además, de aquí a 2009 debería estar terminada la autopista Transoceánica, una gran infraestructura de 2.600 kilómetros y 22 puentes, que servirá para unir los puertos peruanos de Ilo, Matarani y Marcona (en el Pacífico) con los brasileños de Río y Santos. Con un coste previsto de cerca de 8.800 millones de euros, la autopista cortará horizontalmente en dos a Latinoamérica y será la mayor obra jamás realizada en el continente. La gran cita, sin embargo, es el Mundial de 2014 que, para Brasil, será la oportunidad de hacerse la manicura y conseguir una masiva modernización de las infraestructuras del país. Entre las obras previstas hay de todo. En el sector ferroviario está proyectada la construcción de la línea directa Río-Sao Paulo, así como la conexión entre esta última ciudad y Bandeirantes, el corazón del cinturón industrial que gira en torno de la megalópolis brasileña. El aeropuerto paulista de Guarulhos tendrá una nueva terminal de pasajeros, así como una línea subterránea de 28 kilómetros que conectará con el centro de la ciudad. También está prevista la modernización de la autopista de Belo Horizonte, del aeropuerto Galeno de Río, así como la edificación de dos nuevos generadores de energía eléctrica en el río Madeira, en el Estado septentrional de Amapa, con los que garantizar al país otros 6.450 megavatios de electricidad. Los tres países que más avanzan El país que encabeza la clasificación en el ámbito de las infraestructuras es el Chile de Michele Bachelet, que también consiguió la medalla de oro el año pasado. Santiago invirtió mucho en la modernización de la redes hídrica y viaria. El país conserva, sin embargo, una espina en el costado, que se llama suministro de energía eléctrica. El año pasado, las empresas se quedaron en varias ocasiones sin suministro y la culpa, según los expertos, es de las decisiones tomadas en el tema del gas natural. Como varios de sus vecinos del cono Sur, Chile apostó demasiado por el aprovisionamiento de gas procedente de México y de Colombia, pero los gasoductos no son capaces de evolucionar al ritmo de las exigencias del país. En el segundo puesto de la clasificación figura Colombia, que conquistó la medalla de plata gracias a la mejoría que supo alcanzar en muchos sectores. Desde la modernización de los puertos del Pacífico y del Atlántico, incluida la realización de las carreteras de conexión de los mayores centros productivos del país, hasta la eficaz política de diversificación de los aprovisionamientos de las arterias de telecomunicaciones. Mención especial merece el Gobierno de Bogotá por su decisión de apostar por la asociación entre lo público y lo privado tanto para la realización de nuevas obras como para la gestión de las infraestructuras. Por último, en el tercer puesto se coloca el México de Calderón, que posee la mejor infraestructura eléctrica de todo el continente y que está invirtiendo de una manera sostenida en los aeropuertos del país, algo de lo que no puede presumir Brasil, que ocupa el penúltimo puesto de la región en esta materia.