x Periodista especializado en Tecnologías.La industria tecnológica digiere estos días la presentación del nuevo móvil de Apple con la idea de que el iPhone 4S no es ninguna revolución. A grandes rasgos, el fabricante ha renovado muchas cosas, pero todas se encuentran bajo la carcasa. Lo que entra por los ojos sigue como estaba. Apple se ha conformado con actualizar un modelo que ya era bueno, dejando las ambiciones históricas para otra ocasión. Visto con cierta distancia, la marca realiza un ejercicio de honestidad con el diseño de su nueva criatura al no cambiar por cambiar. Al margen de la propuesta más o menos conservadora de la compañía, el nacimiento del gadget del que ahora habla todo el sector ofrece media docena de mensajes de notable calado: 1. Tim Cook no es Steve Jobs. Es obvio. Uno es un prometedor gestor y responsable como el que más del éxito de Apple, y el otro es un genio que ha logrado su sueño de cambiar el mundo. Con semejante abismo entre ambos, la tarea de Cook consiste en mantener la velocidad de crucero impulsada por el gran jefe ahora entregado a combatir su enfermedad. De esa forma, el nuevo consejero delegado ejerció de maestro de ceremonias en Cupertino sin el carisma, convicción y elocuencia que el fundador. Su única concesión consistió en proclamar su amor a Apple, algo que se le supone. Repasó las cifras de la compañía al principio de la presentación, cedió el paso a sus colaboradores y desapareció discretamente. 2. El 'one more thing' pasó a la historia. El celebrado "una cosa más" al que Apple tiene acostumbrados a la concurrencia se quedó en el olvido, quizá para siempre. El gesto puede tener varias lecturas, entre ellas que la capacidad de sorprender no es algo que necesariamente tenga que suceder cada año. Apple es una firma tecnológica y no del espectáculo, por lo que se le debería perdonar las puestas en escena más o menos convencionales. Una pena. 3. Lo difícil es mantenerse. Lo dicen los deportistas que alcanzan la cumbre y Apple podría hacer suyo tan manido discurso. La compañía más valiosa del mundo por capitalización bursátil ha llegado a lo más alto casi sin pretenderlo. Su receta ha consistido en hacer muy bien el trabajo de forma consistente, por delante del resto y con apuestas clarividentes de productos. Apple tiene que cargar con el peso de la púrpura, con lo que eso desgasta. 4. Concede aire a sus rivales. El iPhone 4S no rompe los planes de los competidores de Apple, ni mucho menos les obliga a cambiar el paso como en otras ocasiones. Todo lo contrario. Las aportaciones que introduce el móvil de Cupertino ya existían en el mercado. Los procesadores de doble núcleo son casi un estándar entre los smartphones de gama alta, igual que la cámara de 8 megapíxeles o las mejoras en la batería. Todas esas innovaciones ya están asumidas por el mercado. Incluso la tecnología de las búsquedas con voz ya es familiar entre gigantes como Google o Microsoft. 5. No sabe castellano. Los usuarios españoles tienen pocos alicientes para jubilar su viejo iPhone. El gancho comercial del asistente virtual del teléfono sólo sirve para aquellos que hablen correctamente inglés, francés o alemán. Por lo tanto, los más de 550 millones de hispanohablantes deberán esperar sentados a las próximas actualizaciones de software. 6. Rebaja su seducción. El iPhone 4 S luce el mismo aspecto que su antecesor, lo que probará la fidelidad de los que quieren diferenciarse del resto por el teléfono. La rapidez en los procesos del nuevo móvil de Apple, la mejorada cámara o los servicios en la nube del sistema operativo iOS 5 son alardes menores y recurrentes. Eso no enamora.