La inmobiliaria reduce de 60 millones a 35 millones de euros su beneficio netomadrid. Ya era hora. Al fin una compañía ha salido a dar la cara ante el desplome bursátil derivado del estallido de la burbuja inmobiliaria. Se trata de Renta Corporación. Y las noticias que ha transmitido al mercado no son precisamente buenas. Pero, al menos, habla. Ayer, tras el cierre bursátil, la empresa catalana envió al supervisor del mercado (CNMV) un hecho relevante donde reconocía que el pasado ejercicio ganó la mitad de lo previsto. A la espera de cerrar los últimos flecos, la compañía ha anunciado un beneficio neto de entre 33 y 35 millones de euros, frente a los 60 millones que estimaba hace un año. Del mismo modo, las ventas se han reducido a una horquilla que oscila entre 515 millones y 530 millones de euros; mientras que el margen bruto se moverá entre 93 millones y 98 millones. Esta caída de los resultados se une al fuerte desplome del valor en bolsa, que ayer se convirtió en el segundo más penalizado de todo el parqué, al protagonizar una caída del 9,9 por ciento durante la sesión, hasta cerrar en 11,37 euros por título. Esta caída se suma a la nefasta racha que acumula la compañía en bolsa. Desde el máximo de 39,7 euros por acción que marcó el 20 de febrero de 2007, la compañía pierde un 71,36 por ciento. Dicho de otro modo, los 284,58 millones en que valora ahora el mercado al grupo suponen una pérdida patrimonial de 709 millones de euros. Para intentar inyectar confianza entre los inversores, el presidente, fundador y máximo accionista de Renta, Luis Hernández de Cabanyes, aseguró que en los próximos días se lanzará a adquirir títulos de la inmobiliaria. Aunque no especificó cuánto, fuentes del grupo aseguran que se tratará de un paquete importante de acciones. "No somos Colonial" Con el comunicado, Renta Corporación ha intentado desmarcarse de Colonial y Astroc, cuyos desplomes bursátiles han sido la prueba irrefutable del estallido de la burbuja inmobiliaria. En ambos casos, la cotización se había elevado artificialmente con la compra de acciones a crédito por parte de sus máximos responsables. Unos compromisos financieros que tenían como garantía las mismas acciones que se estaban adquiriendo. Además, la devolución de estos créditos estaba estrechamente ligada a la evolución del valor en bolsa ya que, por debajo de determinado precio, las entidades exigían garantías adicionales. Al no ponerse éstas sobre la mesa, los bancos han empezado a ejecutar los créditos y el valor de la acción se ha venido abajo. Un riesgo que, según los máximos responsables de Renta, no acecha a su compañía. "La financiación del grupo no está condicionada en modo alguno a la evolución de la cotización de su acción, ni garantizada por las acciones de la propia compañía". La inmobiliaria también quiso dejar claro que ningún miembro del Consejo de Administración ha vendido acciones en las últimas fechas y, en concreto, "durante los primeros días de negociación del año 2008", periodo en el que ha perdido el 25,59 por ciento de su valor. El interés de Renta Corporación por aclarar estos dos puntos puede responder al hecho de que un 12,5 por ciento de su capital sea prestado, según datos de la Bolsa de Madrid. Cifra sólo superada por Colonial (21,81 por ciento) y Metrovacesa (23,58 por ciento) y que coloca al grupo catalán en el disparadero para convertirse en el nuevo protagonista de la debacle inmobiliaria. Sobre todo, si todo ese capital adquirido a crédito termina dando la razón a los fondos que han apostado por una caída de estos valores. Pero la negativa evolución bursátil no es el único quebradero de cabeza de Renta. La compañía también es víctima de la crisis de liquidez del sistema, hasta el punto de que no ha podido cerrar varias operaciones de venta de inmuebles porque los compradores no han conseguido las líneas de crédito necesarias. Cada año, el grupo cierra entre 35 y 40 operaciones de este tipo; el 40 por ciento de ellas en el último trimestre del año. Un listón que no ha podido alcanzar en 2007, ya que en el último momento han fracasado operaciones que tenía prácticamente cerradas y otras se han pospuesto para este ejercicio. Aunque la compañía declina decir el número exacto de transacciones afectadas, éstas podrían moverse en una horquilla de entre cinco y diez operaciones. Tal es el impacto de la crisis de liquidez, que la inmobiliaria parece dispuesta a modificar su filosofía tradicional y "sacrificar márgenes, si es oportuno", con tal de desprenderse de activos que no cumplan sus parámetros de rentabilidad y máxima rotación. Este planteamiento se recogerá en el plan estratégico 2008/2010 que Renta aprobará en febrero.