Fue condenado a tres años por sus operaciones en Société Généralemadrid. Inevitablemente el caso de Kweku Adoboli recuerda al de Jérôme Kerviel, como él un bróker treinteañero que causó millonarias pérdidas a la entidad para la que trabajaba, Société Générale, en 2008. El agujero de Kerviel fue mucho mayor, de 4.900 millones de euros, y sus andanzas en el banco, que no respetaban ningún protocolo de riesgos, se prolongaron durante algo más de dos años y medio sin que nadie en el banco llegara a detectara ni sus métodos ni sus pérdidas. Él aseguró que cuando ganaba millones al día todos sus supervisores estaban al corriente de su operativa. Kerviel, según él mismo reconoció, fue perdiendo, a fuerza de realizar millonarias apuestas, el sentido de la realidad, y cuando las ganancias se fueron convirtiendo en abultadas pérdidas, manipuló los ordenadores para tapar el resultado de sus operaciones. Kerviel fue juzgado por abuso de confianza, manipulación del sistema informático y falsificación de documentos y condenado a tres años de cárcel. Pero no por fraude, ya que el objetivo de Kerviel no era desviar dinero del banco hacia sus propios bolsillos, algo que podría haberse repetido ahora con Adoboli. El escándalo de Kerviel supuso, por la falta de controles internos eficaces, un importante deterioro de la imagen de Société Générale, pero también el convencimiento de que algo así no volvería a pasar en ningún banco. Pero ha sucedido.