Las entidades de nuestro país se llevan ya la quinta parte de los préstamos que da el organismo al sector en Europamadrid. Los problemas de liquidez del sistema financiero español son más que patentes. Las entidades de nuestro necesitan acudir a la ventanilla del Banco Central Europeo (BCE) para poder afrontar sus pagos y continuar con la actividad diaria. Los datos de agosto, mes en el que las dudas sobre la solvencia de España se situaron en el primer plano del panorama internacional, son la muestra del cierre a cal y canto del mercado mayorista a la banca de nuestro país. Mientras que el conjunto de sistemas europeos redujeron su apelación al organismo monetario, el español disparó este recurso un 34,3 por ciento, hasta los 69.918 millones de euros. La cifra supone un salto cualitativa en la dependencia de la institución que preside Jean Claude Trichet y representa el 21 por ciento del total. En julio este ratio se situaba por debajo del 15 por ciento y no alcanzaba estas cotas desde septiembre del ejercicio pasado, en plena crisis por el temor a un rescate de Irlanda y Portugal, que posteriormente se materializaron. La desconfianza de los mercados mayoristas se ha acrecentado por el miedo a que España e Italia tengan que necesitar la ayuda europea. Tal es la aversión, que incluso el BCE tiene que estar comprando deuda de estos dos países. El Banco de España se muestra preocupado y vigilante por la evolución de la liquidez del sector. Se estima que en el próximo año y medio, las entidades de nuestro país tienen que hacer frente a vencimientos por importe de 150.000 millones. Sólo hasta diciembre los compromisos adquiridos ascienden unos 60.000 millones. Bonos del Sabadell, cubiertos La banca cuenta con las llamadas cámaras de contrapartida, pero éstas se muestran cada vez más recelosas y exigen mayores garantías e intereses. También disponen de la captación de recursos de sus clientes a través de los depósitos u otros productos. El Sabadell lanzó a principios de septiembre una emisión de bonos simples por importe de 300 millones, que ha colocado en su integridad la red de sucursales y entre inversores institucionales dos semanas antes de lo previsto. Ayer anunció la culminación de esta operación. El 73 por ciento del importe ha sido adquirido por sus clientes. La entidad pagará un 4,25 por ciento nominal al año por estos bonos, cuyo plazo de vencimiento es dieciocho meses. Con este producto el banco catalán ha esquivado la penalización por los depósitos con alta remuneración para atraer fondos. Otras entidades han preferido costear el peaje y han vuelto con agresividad a la guerra del pasivo con el pago de rentabilidades que alcanzan el 4 por ciento, como el Popular y el Pastor. Si el mercado mayorista continúa en los próximos meses cerrado, otros grupos tendrán que volver a la batalla por la captación de dinero, a pesar de una mayor contribución a los fondos de garantía de depósitos.