barcelona. El carbón, que en el siglo XIX y comienzos del pasado fue la energía básica de millones de personas y de barcos y trenes, ya no tiene cabida en los albores del siglo XXI que busca reducir las emisiones contaminantes. La dirección de una de las últimas minas activas en España y la única abierta en Cataluña, ubicada en Saldes (Barcelona), ha comunicado que el año que viene cesará su actividad comercial. Las causas que han producido el cierre de Carbons Pedraforca, cuyo único cliente era la eléctrica Grupo Viesgo, hay que buscarlas en la escasa rentabilidad en el mercado de un mineral cuya combustión está muy perseguida por las leyes de protección de la atmósfera en la Unión Europea, según confirmaron fuentes de la compañía. La mina de Carbons Pedraforca, a las faldas del macizo que da nombre a la compañía minera, suministraba carbón a la eléctrica de Viesgo situada en el municipio de Cercs. La regulación ambiental limita las emisiones de la eléctrica, con lo que debe eliminar sus compras de carbón a la mina catalana del Pedraforca que lleva activa 60 años. El cierre de la mina provocará el despido de 27 trabajadores. José Luis Rodríguez, consejero delegado de Carbons Pedraforca, afirma que se trata de "una cuestión de política energética". En España, este sector se regula a través del denominado Plan General de la Minería del Carbón 2006-2012, que prevé el cierre. Desde 2005, Carbons Pedraforca no podía vender su producción a la eléctrica de Cercs. Las regulaciones medioambientales han supuesto reducir las extracciones de 285.000 tonelades anuales hace diez años, antes de la aprobación del plan de la minería, a 198.000 a partir de 1998 y a las 100.000 de este año. El carbón que se extrae en el Pedraforca es lignito con azufre. La eléctrica debería consumir el 60 por ciento de lignito de la mina, con el 0,5 por ciento de azufre, pero con estos contenidos emite más contaminantes de lo que permite la ley.