Francia asegura que no se ha producido fuga radioactiva tras la explosión en MarcouleEl Gobierno y el Consejo de Seguridad Nuclear siguen el incidente pese a que se da por resueltoFrancia asegura que no se ha producido fuga radioactiva tras la explosión en MarcouleEl Gobierno y el Consejo de Seguridad Nuclear siguen el incidente pese a que se da por resueltoFrancia asegura que no se ha producido fuga radioactiva tras la explosión en MarcouleEl Gobierno y el Consejo de Seguridad Nuclear siguen el incidente pese a que se da por resueltomadrid. La dirección general de Protección Civil desactivó anoche la prealerta del plan Procicat, que se había activado de forma preventiva, tras la explosión registrada en un centro de investigación atómica francés, a 230 kilómetros de la frontera con nuestro país. Protección Civil mantuvo dicha alerta activa durante gran parte del día para mantener los niveles de comunicación y seguir atenta a las mediciones de la red española de control radioactivo, pese a que ayer el Consejo de Seguridad Nuclear aseguró que no se ha detectado ninguna variación en sus mediciones y que Francia ha indicado que no se ha producido ninguna fuga de radiación. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, puso a primera hora en marcha los dispositivos de seguimiento del accidente nuclear en Francia para evaluar, en su caso, las medidas a tomar. El Gobierno mantuvo contacto permanente con el Ejecutivo galo, mientras, en paralelo, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) activó los protocolos de seguimiento de la situación, al igual que la Generalitat. Su presidente, Artur Mas, explicó que el Ejecutivo regional también está realizando un seguimiento continuo del accidente. Mas se puso en contacto ayer con el ministro de Industria, Miguel Sebastián, y ha constatado la información de las autoridades francesas de que no se han producido fugas radiactivas, por lo que no hay riesgo de contaminación ni de que ésta pueda llegar a Cataluña. El estallido de uno de los hornos de fusión de metales del centro de tratamientos de residuos nucleares de Marcoule, en el departamento de Gard, cerca de Nimes, estuvo a punto de desatar un nuevo susto nuclear, seis meses después del accidente de Fukushima. La explosión deja como resultado la muerte de uno de los trabajadores y otros cuatro heridos de diferente consideración, uno de ellos de gravedad. El horno afectado se utilizaba para fundir chatarra de componentes estructurales, bombas, válvulas y herramientas de acero inoxidable o de carbono que estaban ligeramente contaminadas con radiactividad de corta duración y de muy bajo nivel. La unidad de fusión tiene una capacidad anual de 1.500 toneladas de chatarra, que se puede incrementar hasta las 4.500 toneladas por año de funcionamiento en un horario continuo. En España, estos materiales de baja radiación se almacenan en El Cabril (Córdoba), pero no se procesan. Pese al caos del primer momento, la Autoridad de Seguridad Nuclear francesa (ASN) lanzó un mensaje de calma al confirmar que no se produjeron emisiones radiactivas al exterior. Hay que resaltar que la instalación está dedicada a tratar residuos de baja o muy baja intensidad, mediante la fusión de residuos metálicos o la incineración de residuos orgánicos procedentes de desmantelamientos de centrales o fábricas o de hospitales. Aunque no es una central nuclear, el de Marcoule sí es un complejo dedicado a la investigación de ésta energía. Creado en 1955, se trata de uno de los diez centros de investigación del Commisariat à l'Energie Atomique (CEA) y Areva NC -socio de referencia de la CEA para el asesoramiento y desmantelamiento de las centrales y para la explotación de instalaciones industriales-. Centro de investigación Marcoule es pionero de la industria atómica francesa. En sus primeros tiempos, sin embargo, se levantaron en el complejo tres reactores de primera generación que fueron desmantelados años después. Su peso lo fue adquiriendo conforme se fue centrando en la investigación, producción y procesamiento de combustible. Fue base de los primeros experimentos mundiales con plutonio, tanto para su uso civil como militar, que se materializaron en la década de los 70 del siglo pasado con el Phénix, el primer prototipo del reactor de rápida alimentación -el que permite obtener plutonio-, que fue clausurado en el año 2009. Pasado con escollos En el pasado la compañía que gestiona el conjunto nuclear, Socodei-Centraco, fue sancionada por la Autoridad de Seguridad Nuclear por no respetar los límites radiológicos del material que aceptaba en sus hornos. En 2008 y 2011, además, la ASN expedientó a la firma por carencias en sus sistemas de detección de incendios. A media tarde de ayer, el supervisor galo dio por concluido el accidente. Explicó que no había detectado contaminación en el exterior de los edificios y que no habían tenido que adoptar medidas especiales con la población. También confirmó que el principal isótopo de los materiales que se estaban tratando en el horno era cobalto-60. Pero no todos quedaron tan conformes con las explicaciones. Entre ellos, la Agencia Internacional para la Energía Atómica, que pidió un informe detallado de lo ocurrido, y el Ejecutivo español, que ha mantenido la prealerta. Francia es uno de los países más activos en nuclear del mundo (el segundo con más potencia después de Estados Unidos, que tiene 104 reactores), y el que más centrales tiene de Europa (58 reactores).madrid. La dirección general de Protección Civil desactivó anoche la prealerta del plan Procicat, que se había activado de forma preventiva, tras la explosión registrada en un centro de investigación atómica francés, a 230 kilómetros de la frontera con nuestro país. Protección Civil mantuvo dicha alerta activa durante gran parte del día para mantener los niveles de comunicación y seguir atenta a las mediciones de la red española de control radioactivo, pese a que ayer el Consejo de Seguridad Nuclear aseguró que no se ha detectado ninguna variación en sus mediciones y que Francia ha indicado que no se ha producido ninguna fuga de radiación. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, puso a primera hora en marcha los dispositivos de seguimiento del accidente nuclear en Francia para evaluar, en su caso, las medidas a tomar. El Gobierno mantuvo contacto permanente con el Ejecutivo galo, mientras, en paralelo, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) activó los protocolos de seguimiento de la situación, al igual que la Generalitat. Su presidente, Artur Mas, explicó que el Ejecutivo regional también está realizando un seguimiento continuo del accidente. Mas se puso en contacto ayer con el ministro de Industria, Miguel Sebastián, y ha constatado la información de las autoridades francesas de que no se han producido fugas radiactivas, por lo que no hay riesgo de contaminación ni de que ésta pueda llegar a Cataluña. El estallido de uno de los hornos de fusión de metales del centro de tratamientos de residuos nucleares de Marcoule, en el departamento de Gard, cerca de Nimes, estuvo a punto de desatar un nuevo susto nuclear, seis meses después del accidente de Fukushima. La explosión deja como resultado la muerte de uno de los trabajadores y otros cuatro heridos de diferente consideración, uno de ellos de gravedad. El horno afectado se utilizaba para fundir chatarra de componentes estructurales, bombas, válvulas y herramientas de acero inoxidable o de carbono que estaban ligeramente contaminadas con radiactividad de corta duración y de muy bajo nivel. La unidad de fusión tiene una capacidad anual de 1.500 toneladas de chatarra, que se puede incrementar hasta las 4.500 toneladas por año de funcionamiento en un horario continuo. En España, estos materiales de baja radiación se almacenan en El Cabril (Córdoba), pero no se procesan. Pese al caos del primer momento, la Autoridad de Seguridad Nuclear francesa (ASN) lanzó un mensaje de calma al confirmar que no se produjeron emisiones radiactivas al exterior. Hay que resaltar que la instalación está dedicada a tratar residuos de baja o muy baja intensidad, mediante la fusión de residuos metálicos o la incineración de residuos orgánicos procedentes de desmantelamientos de centrales o fábricas o de hospitales. Aunque no es una central nuclear, el de Marcoule sí es un complejo dedicado a la investigación de ésta energía. Creado en 1955, se trata de uno de los diez centros de investigación del Commisariat à l'Energie Atomique (CEA) y Areva NC -socio de referencia de la CEA para el asesoramiento y desmantelamiento de las centrales y para la explotación de instalaciones industriales-. Centro de investigación Marcoule es pionero de la industria atómica francesa. En sus primeros tiempos, sin embargo, se levantaron en el complejo tres reactores de primera generación que fueron desmantelados años después. Su peso lo fue adquiriendo conforme se fue centrando en la investigación, producción y procesamiento de combustible. Fue base de los primeros experimentos mundiales con plutonio, tanto para su uso civil como militar, que se materializaron en la década de los 70 del siglo pasado con el Phénix, el primer prototipo del reactor de rápida alimentación -el que permite obtener plutonio-, que fue clausurado en el año 2009. Pasado con escollos En el pasado la compañía que gestiona el conjunto nuclear, Socodei-Centraco, fue sancionada por la Autoridad de Seguridad Nuclear por no respetar los límites radiológicos del material que aceptaba en sus hornos. En 2008 y 2011, además, la ASN expedientó a la firma por carencias en sus sistemas de detección de incendios. A media tarde de ayer, el supervisor galo dio por concluido el accidente. Explicó que no había detectado contaminación en el exterior de los edificios y que no habían tenido que adoptar medidas especiales con la población. También confirmó que el principal isótopo de los materiales que se estaban tratando en el horno era cobalto-60. Pero no todos quedaron tan conformes con las explicaciones dadas por las autoridades. Entre ellos, la Agencia Internacional para la Energía Atómica, que pidió un informe detallado de lo ocurrido, y el Ejecutivo español, que mantuvo la prealerta hasta por la noche. Francia es uno de los países más activos en el campo de la energía nuclear del mundo (el segundo con más potencia después de Estados Unidos, que tiene 104 reactores), y el que más centrales tiene de Europa (58 reactores).madrid. Cataluña activó ayer la prealerta nuclear después de la explosión registrada en un centro de investigación atómica francés, a 230 kilómetros de la frontera con nuestro país. Protección Civil mantendrá dicha alerta activa para mantener los niveles de comunicación y seguirá atenta a las mediciones de la red española de control radioactivo, pese a que ayer el Consejo de Seguridad Nuclear aseguró que no se ha detectado ninguna variación en sus mediciones y que Francia ha indicado que no se ha producido ninguna fuga de radiación. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, puso a primera hora en marcha los dispositivos de seguimiento del accidente nuclear en Francia para evaluar, en su caso, las medidas a tomar. El Gobierno mantuvo contacto permanente con el Ejecutivo galo, mientras, en paralelo, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) activó los protocolos de seguimiento de la situación, al igual que la Generalitat. Su presidente, Artur Mas, explicó que el Ejecutivo regional también está realizando un seguimiento continuo del accidente. Mas se puso en contacto ayer con el ministro de Industria, Miguel Sebastián, y ha constatado la información de las autoridades francesas de que no se han producido fugas radiactivas, por lo que no hay riesgo de contaminación ni de que ésta pueda llegar a Cataluña. El estallido de uno de los hornos de fusión de metales del centro de tratamientos de residuos nucleares de Marcoule, en el departamento de Gard, cerca de Nimes, estuvo a punto de desatar un nuevo susto nuclear, seis meses después del accidente de Fukushima. La explosión deja como resultado la muerte de uno de los trabajadores y otros cuatro heridos de diferente consideración, uno de ellos de gravedad. El horno afectado se utilizaba para fundir chatarra de componentes estructurales, bombas, válvulas y herramientas de acero inoxidable o de carbono que estaban ligeramente contaminadas con radiactividad de corta duración y de muy bajo nivel. La unidad de fusión tiene una capacidad anual de 1.500 toneladas de chatarra, que se puede incrementar hasta las 4.500 toneladas por año de funcionamiento en un horario continuo. En España, estos materiales de baja radiación se almacenan en El Cabril (Córdoba), pero no se procesan. Pese al caos del primer momento, la Autoridad de Seguridad Nuclear francesa (ASN) lanzó un mensaje de calma al confirmar que no se produjeron emisiones radiactivas al exterior. Hay que resaltar que la instalación está dedicada a tratar residuos de baja o muy baja intensidad, mediante la fusión de residuos metálicos o la incineración de residuos orgánicos procedentes de desmantelamientos de centrales o fábricas o de hospitales. Aunque no es una central nuclear, el de Marcoule sí es un complejo dedicado a la investigación de ésta energía. Creado en 1955, se trata de uno de los diez centros de investigación del Commisariat à l'Energie Atomique (CEA) y Areva NC -socio de referencia de la CEA para el asesoramiento y desmantelamiento de las centrales y para la explotación de instalaciones industriales-. Centro de investigación Marcoule es pionero de la industria atómica francesa. En sus primeros tiempos, sin embargo, se levantaron en el complejo tres reactores de primera generación que fueron desmantelados años después. Su peso lo fue adquiriendo conforme se fue centrando en la investigación, producción y procesamiento de combustible. Fue base de los primeros experimentos mundiales con plutonio, tanto para su uso civil como militar, que se materializaron en la década de los 70 del siglo pasado con el Phénix, el primer prototipo del reactor de rápida alimentación -el que permite obtener plutonio-, que fue clausurado en el año 2009. Pasado con escollos En el pasado la compañía que gestiona el conjunto nuclear, Socodei-Centraco, fue sancionada por la Autoridad de Seguridad Nuclear por no respetar los límites radiológicos del material que aceptaba en sus hornos. En 2008 y 2011, además, la ASN expedientó a la firma por carencias en sus sistemas de detección de incendios. A media tarde de ayer, el supervisor galo dio por concluido el accidente. Explicó que no había detectado contaminación en el exterior de los edificios y que no habían tenido que adoptar medidas especiales con la población. También confirmó que el principal isótopo de los materiales que se estaban tratando en el horno era cobalto-60. Pero no todos quedaron tan conformes con las explicaciones. Entre ellos, la Agencia Internacional para la Energía Atómica, que pidió un informe detallado de lo ocurrido, y el Ejecutivo español, que ha mantenido la prealerta. Francia es uno de los países más activos en nuclear del mundo (el segundo con más potencia después de Estados Unidos, que tiene 104 reactores), y el que más centrales tiene de Europa (58 reactores). La ministra de Medio Ambiente, Rosa Aguilar, pidió ayer más energías renovables y poner punto y final a la nuclear.