Un estudio de campo augura un futuro incierto en el sector a menos que cumplan sus promesasmadrid. Lo de que la industria de la energía eólica marina, Offshore, pueda formar parte de un futurible panorama protagonizado por las energías renovables está aún por ver. Así de claro lo dejan las conclusiones extraídas por la consultora PWC, PricewaterhouseCoopers, tras una serie de entrevistas realizadas por la empresa entre diciembre de 2010 y febrero de 2011 a los protagonistas de la industria, incluyendo promotores, fabricantes de equipo original, compañías de utilidades, gobiernos e instituciones de servicio. Una radiografía de cómo está verdaderamente la industria y su ritmo de crecimiento real. Aunque la energía eólica offshore esté viviendo una etapa de rápida progresión y cuente con gran potencial, los mayores obstáculos que frenan el avance siguen siendo los costes y los antecentes tecnológicos. Recordemos que en 2010, en Europa la capacidad instalada ascendió a los 9,9 GW, un 7,5 por ciento menos que en 2009, a pesar de que la energía eólica marina creció un 50 por ciento en países como Reino Unido, Dinamarca y Bélgica. Momento crucial "Los próximos años serán decisivos para determinar si la energía eólica marina podrá ponerse en marcha y probar su lugar como una fuente de generación de energía a gran escala. Aún existen muchos problemas por resolver" apunta Manfred Wiegand, líder de Utilidades Globales de PwC. El sector augura además la trascendentalidad venidera, en tanto en cuanto la energía eólica marina trasforme sus promesas en hechos. En 2009, la capacidad mundial Offshore fue de 2,9 GW. Para 2035, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé que se alcancen cifras entre 180GW y 340GW si desde los Gobiernos dan un paso adelante en sus políticas renovables. El estudio señala que el mayor reto al que se enfrentan los productores de energía, confirmado por el 42 por ciento de los encuestados, es reducir el coste real para que este tipo de producto pueda competir con fuerza en el mercado con poco o ningún tipo de subsidio. Dichas subvenciones recibidas desde los Gobiernos son la base de la actual industria eólica. Sin embargo, aunque disminuir tarifas sea el objetivo primordial para el sector, resulta anecdótico que muchos no prevean ninguna reducción y por el contrario hasta una cuarta parte pronostique un incremento en los importes. La AIE por su parte, augura que los costes de generación entre los años 2020 y 2030 serán la mitad del promedio que se calcula para esta década. En este sentido, Paul Nillesen, líder europeo de Energía Renovable de PwC comentó que "el jurado aún debate sobre cuánto puede caer la curva de costo de la energía eólica marina. Las tendencias en precios de productos básicos dificultan prever grandes ahorros en el costo de estos elementos. Probablemente se necesitarán modelos de trabajo colaborativo, facilitados por el Gobierno". De acuerdo al análisis, los promotores se muestran optimistas aunque al mismo tiempo revelan signos de cautela. Esto se debe, por un lado, a que los proyectos europeos instalados en el mar están logrando niveles de disponibilidad comparables con los de tierra firme. Y por otro, a que menos de uno de cada cinco de los entrevistados reportó los periodos en los cuáles el sistema no estaba disponible como un problema mayor al que esperaban; por su parte el resto dijo que estos tiempos coincidían con sus expectativas anteriores al proyecto. Puntos claves Offshore Proof, que así se llama el estudio, establece algunos puntos más, aparte de la reducción de costes, que desde el negocio consideran importantes si lo que se busca es establecerse como un competidor real en el mundo de las fuentes renovables en los próximos años. El sentimiento de los inversores hacia la energía eólica en alta mar, en comparación con otras formas de inversión en energía limpia como la biomasa o la solar, es cada vez más positivo. Casi dos tercios de las entidades europeas encuestadas dicen que este riesgo se ha reducido considerablemente en los últimos años. Aunque por otro lado, sigue habiendo un pequeño porcentaje, el 9 por ciento, que sopesa que ha aumentado el nivel de inseguridad en la industria. Preguntados los promotores, la mayoría, un 91 por ciento, se decanta por las limitaciones en la capacidad de la cadena de suministros como el principal problema a la hora de construir parques eólicos marinos, y la mitad de éstos, augura que estos riesgos aumenten en el futuro. Pero muy pocos pensaron que sería más difícil para ellos administrar tal riesgo, y dos tercios estuvo satisfecho con la manera en que se ha manejado tal peligrosidad hasta hoy. Por último, la encuesta señala una diferencia entre las expectativas, por un lado desde los Gobiernos y por otro desde la industria, de la evolución de las relaciones entre ambos sectores. Mientras que el 90 por ciento de encuestados pertenecientes a compañías de utilidades europeas cree que las relaciones deben mejorar, ninguno de los que respondieron en nombre de los diferentes Gobiernos compartió ese punto de vista. En relación a la necesidad de mejorar el grid Access, o acceso a la red y la capacidad de transmisión, los Gobiernos y la industria sí que llegan a un mayor acuerdo. Al respecto Wiegand, destaca como factor significativo la infraestructura de transmisión necesaria para llevar esta fuente de poder a los grandes centros de consumos, como fin último de toda industria.