Y advierte que la austeridad no aliviará la presión sobre los Estados más débiles si no viene acompañada por reformasY advierte que la austeridad no aliviará la presión sobre los Estados más débiles si no viene acompañada por reformasbruselas. El máximo responsable del Ejecutivo comunitario, el portugués José Manuel Durao Barroso, tuvo que salir ayer al paso de la alerta desatada el domingo por la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), la francesa Christine Lagarde. Lagarde advirtió de las múltiples papeletas con que las cuenta el Viejo Continente para caer nuevamente en el abismo de la recesión. Barroso, en particular, descartó este escenario, porque "los últimos pronósticos de la Comisión Europea muestran que se registrará crecimiento". El líder del Ejecutivo comunitario calificó como "modesta", eso sí, el alza esperada del producto interior bruto (PIB). Con sus declaraciones, Barroso reforzó el mensaje que el Comisario de Asuntos Económicos y Financieros, el liberal finlandés Olli Rehn, y el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, lanzaron la semana pasada ante la Eurocámara. Ambos, de hecho, anticiparon ya esa ralentización de la economía del euro, pero en ningún caso esbozaron una coyuntura que incluyera tasas negativas de crecimiento. El líder de la Comisión quiso además suavizar las dudas que se siguen cerniendo sobre la supervivencia de la moneda única al subrayar que tanto la UE como la divisa común resultan "fuertes y resistentes". Y en el mismo sentido, reiteró el propósito suscrito por las autoridades comunitarias de trabajar con el objetivo de aliviar la presión sobre los diferenciales de la deuda pública y las dudas en torno a la capacidad de gobernanza económica. "Hacemos todo lo posible: afrontar desde los desequilibrios presupuestarios subyacentes hasta el fortalecimiento del manejo de la zona euro mediante el endurecimiento de las regulaciones financieras y la mejora de nuestra competitividad en general", recalcó el líder europeo. Respecto a la salud de las cuentas públicas griegas, el presidente de la Comisión Europea se mostró cauto y consideró "prematuro" emitir una valoración sobre los esfuerzos helenos para cumplir con los objetivos impuestos desde Bruselas como contrapartida por el primer rescate. La prudencia de Barroso contrasta, no obstante, con la espantada protagonizada por la misión de expertos del Ejecutivo comunitario, el FMI y el BCE, que trimestralmente evalúa si Grecia cumple o no lo pactado con los 17 y que el viernes dejaron Atenas sin previo aviso. De su evaluación depende el desembolso del sexto tramo correspondiente al primer rescate. Y se especula con que los sabuesos abandonaron el país mediterráneo ante la negativa del ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, a ejecutar nuevos recortes. Máxime cuando Atenas reconoce abiertamente que no alcanzará las metas impuestas por Bruselas y el FMI. Reformas estructurales La Comisión Europea subrayó también ayer la necesidad de poner en marcha reformas estructurales que suavicen el efecto contractivo de los tijeretazos. Se trata, en realidad, del discurso mantenido por las autoridades comunitarias desde hace meses y con el que persiguen contener las críticas vertidas hacia sus exigencias presupuestarias. Según explicaron fuentes comunitarias, "la austeridad por sí sola no va a solucionar los desafíos de las economías sometidas a mucha presión por parte de los mercados, como el caso de la española". Esas mismas fuentes incidieron igualmente en la necesidad de reformar los modelos económicos para ganar "en productividad, competitividad así como en potencial de crecimiento", ya que, sin alzas en el PIB de la moneda única, no se puede imaginar una zona euro más estable.bruselas. El máximo responsable del Ejecutivo comunitario, el portugués José Manuel Durao Barroso, tuvo que salir ayer al paso de la alerta desatada el domingo por la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), la francesa Christine Lagarde. Lagarde advirtió de las múltiples papeletas con que las cuenta el Viejo Continente para caer nuevamente en el abismo de la recesión. Barroso, en particular, descartó este escenario, porque "los últimos pronósticos de la Comisión Europea muestran que se registrará crecimiento". El líder del Ejecutivo comunitario calificó como "modesta", eso sí, el alza esperada del producto interior bruto (PIB). Con sus declaraciones, Barroso reforzó el mensaje que el Comisario de Asuntos Económicos y Financieros, el liberal finlandés Olli Rehn, y el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, lanzaron la semana pasada ante la Eurocámara. Ambos, de hecho, anticiparon ya esa ralentización de la economía del euro, pero en ningún caso esbozaron una coyuntura que incluyera tasas negativas de crecimiento. El líder de la Comisión quiso además suavizar las dudas que se siguen cerniendo sobre la supervivencia de la moneda única al subrayar que tanto la UE como la divisa común resultan "fuertes y resistentes". Y en el mismo sentido, reiteró el propósito suscrito por las autoridades comunitarias de trabajar con el objetivo de aliviar la presión sobre los diferenciales de la deuda pública y las dudas en torno a la capacidad de gobernanza económica. "Hacemos todo lo posible: afrontar desde los desequilibrios presupuestarios subyacentes hasta el fortalecimiento del manejo de la zona euro mediante el endurecimiento de las regulaciones financieras y la mejora de nuestra competitividad en general", recalcó el líder europeo. Respecto a la salud de las cuentas públicas griegas, el presidente de la Comisión Europea se mostró cauto y consideró "prematuro" emitir una valoración sobre los esfuerzos helenos para cumplir con los objetivos impuestos desde Bruselas como contrapartida por el primer rescate. La prudencia de Barroso contrasta, no obstante, con la espantada protagonizada por la misión de expertos del Ejecutivo comunitario, el FMI y el BCE, que trimestralmente evalúa si Grecia cumple o no lo pactado con los 17 y que el viernes dejaron Atenas sin previo aviso. De su evaluación depende el desembolso del sexto tramo correspondiente al primer rescate. Y se especula con que los sabuesos abandonaron el país mediterráneo ante la negativa del ministro de Finanzas griego, Evangelos Venizelos, a ejecutar nuevos recortes. Máxime cuando Atenas reconoce abiertamente que no alcanzará las metas impuestas por Bruselas y el FMI. Reformas estructurales La Comisión Europea subrayó también ayer la necesidad de poner en marcha reformas estructurales que suavicen el efecto contractivo de los tijeretazos. Se trata, en realidad, del discurso mantenido por las autoridades comunitarias desde hace meses y con el que persiguen contener las críticas vertidas hacia sus exigencias presupuestarias. Según explicaron fuentes comunitarias, "la austeridad por sí sola no va a solucionar los desafíos de las economías sometidas a mucha presión por parte de los mercados, como el caso de la española". Esas mismas fuentes incidieron igualmente en la necesidad de reformar los modelos económicos para ganar "en productividad, competitividad así como en potencial de crecimiento", ya que, sin alzas en el PIB de la moneda única, no se puede imaginar una zona euro más estable.