La operadora planea una regulación laboral que afectaría a 3.500 trabajadoresmadrid. Telefónica siempre reservas sorpresas para el último consejo de cada año y en esta ocasión se volverá a cumplir la costumbre. Entre las novedades más sobresalientes se encuentran los nombramientos de Manuel Pizarro, ex presidente de Endesa, y de Javier de Paz, presidente de Mercasa, que ocuparán sendos puestos en el consejo de la compañía de telecomunicaciones. El empresario turolense aportará a la operadora su reciente experiencia de gestión durante sus años en la primera empresa eléctrica. La afinidad de Pizarro con la política económica del Partido Popular podría encontrar su contrapunto ideológico con la incorporación de Javier de Paz en el consejo de la multinacional española, empresario de reconocida militancia socialista. Entre otros detalles, Paz es amigo personal de José Luis Rodríguez Zapatero, Felipe González y Nicolás Redondo. El actual presidente de Mercasa fue ex presidente de las Juventudes Socialistas y también desempeñó un papel relevante en la frustrada opa de Gas Natural sobre Endesa. Por otra parte, la compañía ha puesto la maquinaria de consultores y estrategas a trabajar para proyectar un posible expediente de regulación de empleo (ERE), que podría afectar a 3.500 trabajadores de más de 52 años. Esta reducción de la plantilla permitiría mejorar los ratios de cliente por empleado de la operadora, actualmente de 947 líneas por empleado. Actualmente, el grupo Telefónica suma más de 230.000 empleados en todo el mundo, de los que 106.000 trabajadores corresponden a Atento, su filial de call center. Telefónica prevé sacar Atento a bolsa la próxima primavera, como primer paso para su posterior desinversión total en la filial de servicios telefónicos. El último ERE de Telefónica tenía una vigencia de cinco años, 2003-2007, y contemplaba la salida de la empresa de 15.000 personas, el 37% de la plantilla. Dicho programa de reestructuración laboral tenía un coste económico superior a los 3.750 millones de euros y fue consentido por los sindicatos CCOO, UGT y UTS. A pesar la conflictividad que todo ERE representa, la acogida de aquel expediente entre los trabajadores superó con creces las expectativas de la compañía ya que, las solicitudes voluntarias de baja superaron con creces las previstas en el primer año.