Finlandia insiste en que si no obtiene garantías no participará en el mecanismo de ayuda a Atenasbruselas. El segundo rescate de Atenas sigue varado, mientras los 17 se enmarañan en un sinfín de reuniones. Finlandia continúa exigiendo garantías para participar en la operación y los alemanes no terminan de tragar con las nuevas facultades del mecanismo de asistencia temporal. Y, por si no bastara, Grecia empieza ahora a echar más leña sobre su propia hoguera. Porque el Gobierno del primer ministro heleno, Giorgios Papandreu, aseguró ayer que sólo aceptará el canje de bonos, bajo el que los bancos y las aseguradoras se ofrecieron a contribuir con 135.000 millones de euros a la intervención, en caso de que se alcance verdaderamente ese umbral. El sector privado, en concreto, anunció a mediados de julio -como parte del nuevo rescate de Atenas- que mantendría el 90 por ciento de su exposición a la deuda helena tras asumir una quita de alrededor del 20 por ciento. O dicho de otro modo, que intercambiaría nueve de cada diez títulos griegos con vencimientos entre 2011 y 2020 por otros que acarreen descuentos e incorporen plazos de maduración a largo plazo, 15 o 30 años. Semanas después, no obstante, se filtró que las negociaciones no terminaban de fructificar y que la participación no alcanzaría ni de lejos esos 135.000 millones de euros. Tanto que el ministro de Finanzas heleno, Evangelos Venizelos, se mostró favorable a ampliar el rango de los bonos en manos de las entidades y sujetos a la operación. Desde 2020 hasta 2024, pidió entonces Venizelos. Y ahora el Ejecutivo de Atenas tensa aún más la cuerda al advertir de que "no materializará la transacción" si no se satisface la meta del 90 por ciento. Bruselas, si embargo, apeló a mantener la calma y fuentes comunitarias explicaron ayer que las conversaciones "progresan adecuadamente". "No tenemos ningún motivo en estos momentos para pensar que la cifra definitiva se alejará de la prevista", señalaron esas mismas fuentes, quienes, eso sí, matizaron que "no hay nada cerrado aún". La Comisión Europea instó además a cerrar cuanto antes los flecos de la segunda intervención sobre Grecia y, en consecuencia, a ratificar la flexibilización del fondo de rescate temporal. Helsinki exige avales Las renovadas facultades del instrumento de asistencia le permitirían empezar a comprar deuda en el mercado secundario, conceder créditos preventivos a los socios al borde del abismo y financiar la recapitalización del sector financiero mediante préstamos a los Gobiernos. Pero, para que puedan entran en vigor, los 17 deben refrendarlas vía sus respectivos Parlamentos nacionales. Y ayer, a las dudas que despierta la flexibilización del mecanismo entre las filas del partido de Angela Merkel, el presidente del Parlamento alemán (Bundestag), Norbert Lammert, sumó más incertidumbre. Según explicó Lammert, "la intervención del Bundestag cada vez que se concedan nuevas ayudas a un país resulta imprescindible". En su opinión, una única votación sobre la reforma del "paraguas de rescate" no bastaría, porque las intervenciones suponen desembolsos de miles de millones de euros. Helsinki, mientras, continúa alimentando la tensión después de seguir condicionando la participación finlandesa en la intervención de Grecia a las garantías de pago comprometidas desde Atenas. Y la ministra de Finanzas del país nórdico, Jutta Urpilainen, desmintió que el Ejecutivo finés piense renunciar a algún tipo de aval. "Abandonar esta demanda constituiría una total irresponsabilidad […] Vamos a defender los derechos de los finlandeses, tal y como recoge nuestro programa de Gobierno", subrayó Urpilainen. Y no sólo eso, sino que la titular de Finanzas lanzó también un dardo envenenado a los 17 al cederles la patata caliente y afirmar que, tras no aceptar el acuerdo bilateral entre Helsinki y Atenas, corresponde a los socios que comparten la moneda única "encontrar un modelo aceptable". Se baraja sustituir las garantías en efectivo por activos inmobiliarios o acciones de empresas estatales. Según confirmaron fuentes comunitarias, los contactos entre los 17 prosiguieron ayer al nivel de altos funcionarios. Por otro lado, el Banco Central de Grecia activó un fondo de emergencia para la banca, que está teniendo crecientes dificultades para obtener del BCE la liquidez necesaria, según fuentes bancarias y gubernamentales. El fondo "se activó esta semana al reducirse la liquidez. Es un signo de la creciente tensión y es una mala noticia", dijo una fuente bancaria, según Efe. "Hay una creencia generalizada de que dos bancos han recibido ya 5.000 millones", añadió la fuente.