Los inversores le solicitaron descuentos que la inmobiliaria no iba a aceptar madrid. Tremón ha luchado contra viento y marea hasta el final, pero no ha podido nadar más a contracorriente de la realidad. La inmobiliaria anunció ayer por la tarde que no debutará en bolsa. ¿El motivo? Las condiciones no eran adecuadas. Y es que los inversores le pedían un descuento en el valor de la compañía por el que no estaba dispuesto a pasar el presidente de la compañía, Hilario Rodríguez. "El grupo entiende que el descuento solicitado por los inversores no se corresponde con el valor real de la compañía ni con el límite de descuento que estaba dispuesto a aceptar", señalaba la compañía en un comunicado a la CNMV. La inmobiliaria quería vender el 25 por ciento de su capital, a un precio que oscilaría entre 6,56 y 7,57 euros la acción, lo que suponía valorar la compañía entre 1.145 a 1.321 millones de euros. Tenía previsto poner en el mercado 43,6 millones de acciones, de las que el 80 por ciento estaba reservado a inversores cualificados nacionales, el 19 por ciento a pequeños ahorradores y el 1 por ciento a empleados. Un sueño que se ha roto en mil pedazos. Según la compañía, el mercado no está haciendo justicia con el sector del ladrillo, ya que no diferencia entre los modelos de cada compañía, así como la calidad de los activos de cada una. A su juicio, los inversores están mezclando churras con meninas. De hecho, muchos expertos consideraban una locura que Tremón se lanzara al mundo bursátil cuando el mercado inmobiliario es uno de los más castigados en los últimos meses. Así que no hay más plazos. Se acabó, aunque no cierra la puerta de pisar alguna vez la bolsa. La compañía ya había retrasado al 19 de diciembre una vez su debut ante la falta de información de una operación relacionada con CajaSur. Este nuevo anuncio da lugar a la anulación de todos los mandatos de compra. Las entidades colocadoras e inversores cualificados que hubieran recibido provisiones o fondos deberán devolverlos sin gastos ni comisiones ni intereses el lunes. Ante una mala noticia siempre hay que ver el lado positivo. Y es que la compañía no ha perdido la confianza en sí misma, ni en su situación financiera, ni su actividad. Por eso continuará trabajando para seguir creciendo y convertirse en una referencia del sector. Para ello, admitió su compromiso a analizar con detenimiento las numerosas muestras de interés que ha recibido a lo largo del proceso por parte de los inversores.