La preocupación de la Fed por la liquidez de las entidades europeas se traslada a sus parquésTras perder soportes, el Ibex y el EuroStoxx pueden encaminarse a los 7.966 y 2.153 puntosLa preocupación de la Fed por la liquidez de las entidades europeas se traslada a sus parquésTras perder soportes, el Ibex y el EuroStoxx pueden encaminarse a los 7.966 y 2.153 puntosLa preocupación de la Fed por la liquidez de las entidades europeas se traslada a sus parquésTras perder soportes, el Ibex y el EuroStoxx pueden encaminarse a los 7.966 y 2.153 puntosmadrid. La reunión francoalemana de este martes buscaba recuperar la confianza perdida de los mercados. Pero la introducción de una tasa para las transacciones financieras no hizo más que castigar a la banca. Un sector muy penalizado por la crisis de deuda periférica que ayer volvió a vivir un episodio de pánico (ver página 8), después de que la Fed manifestara su preocupación por la liquidez de las entidades y por la posibilidad de que la crisis de deuda se contagie al sistema financiero estadounidense. Y a todo ello se unieron unos pésimos datos macro sobre la evolución del IPC y de la industria. El alza de la inflación despertó el miedo a que la Fed ya no dispusiese de margen para un nuevo estímulo y, encima, Morgan Stanley situaba ya a EEUU y Europa al borde de la recesión. Un cóctel explosivo que provocó un desplome de entre un 4 y un 6,5 por ciento en los mercados de la eurozona. El descenso del 6,7 por ciento de la banca europea, como consecuencia del miedo de la Fed sobre su liquidez y del recorte de un punto porcentual en las previsiones de crecimiento de la economía mundial para 2011 y 2012 anunciado por la firma estadounidense, no hizo más que acentuar las caídas con las que ya abrieron las principales bolsas del Viejo Continente. En esta ocasión, la banca española no se resintió tanto, lo que permitió al Ibex 35 ser el indicador menos bajista de la eurozona al caer un 4,7 por ciento, hasta los 8.317 puntos, aunque llegó a ceder un 6,4 por ciento. Sin embargo, tras el desplome de más del 23 por ciento que acumula desde el 21 de julio -fecha en la que las bolsas iniciaron las caídas tras la reunión del Eurogrupo-, el selectivo perdió ayer el soporte de los 8.500. "Lo visto marca el final del rebote que se vio la semana pasada y la posibilidad de que los índices vuelvan a mínimos del año", señala Joan Cabrero, analista de Ágora A.F. para Ecotrader. Unos niveles que, para el Ibex 35 se sitúan en los 7.966 puntos y para el EuroStoxx 50 en los 2.153,77 puntos. Y es que la caída del 5,3 por ciento que experimentó ayer el indicador de la zona euro le llevó hasta los 2.206 puntos, cuando Ecotrader situaba su suelo en los 2.269 puntos. No es de extrañar teniendo en cuenta que desde el 21 de julio el indicador retrocede un 20 por ciento por el peso que tiene la banca. Qué puede calmar al mercado Tras el parqué italiano, que se hundió más de un 6 por ciento porque no termina de recoger positivamente el durísimo plan de ajuste de su Gobierno, fueron las bolsas de Alemania y Francia las más penalizadas. El Dax alemán y el Cac 40 se dejaron un 5,8 -la mayor caída desde finales de 2008- y un 5,4 por ciento, respectivamente. "Los mercados demandan medidas contundentes a corto plazo y no una reorganización de la UE a largo plazo que es lo que han hablado Alemania y Francia en la mini cumbre de esta semana. Sin duda esta unión fiscal es necesaria pero no ayuda a solventar los problemas actuales", asegura Soledad Pellón, analista de IG Markets. Y es que, según esta analista, "los mercados no cesarán hasta conseguir que Alemania apruebe la emisión de Eurobonos lo que, por ahora, parece la única salida factible y contundente a los problemas actuales". Por lo pronto, tanto el Dax alemán como el francés Cac 40 no se libran de la presión vendedora. En opinión de Victoria Torre, de Selfbank, "los mercados necesitan conocer medidas más precisas para sortear la recesión, y en qué medida y por cuánto tiempo será sostenible la debilidad económica mundial". Una desaceleración de la que no se libra el motor europeo a juzgar por los últimos datos del crecimiento de su economía y por su evolución en bolsa, donde pierde más de un 23 por ciento desde el 21 de julio y 1.555 puntos sólo en agosto. "Es fundamental que en Europa se avance en el proceso legislativo de las medidas anunciadas por el Eurogrupo, que obtengan financiación para que el fondo de rescate pueda comprar deuda soberana (...) y se defina la aportación del sector privado al segundo paquete de rescate griego", apunta Nuria Álvarez, de Renta 4. Y es que en el caso de Francia fueron los rumores sobre la solvencia de sus entidades por su exposición al país heleno lo que alimentó hace días el apetito vendedor. Ayer los bajistas volvieron a cebarse con Société Générale, que fue el valor que más cayó del selectivo galo al ceder más de un 12 por ciento, a pesar de que S&P confía en que Francia mantendrá la calificación de triple A, una nota que se cuestionó la semana pasada que podría correr peligro. Wall Street cae más de un 3% La bolsa neoyorquina volvió a ser quien pronunció las caídas en Europa -el Dow Jones se dejó un 3,68 por ciento al cierre de la sesión-, principalmente después de que se publicara que el índice de la actividad industrial elaborado por la Fed de Filadelfia se sitúa en agosto en -30,7, su nivel más bajo desde marzo de 2009, cuando EEUU estaba todavía en recesión. Y es que cada vez hay más voces, entre ellas Bill Gross, que abogan por la posibilidad de que EEUU encadene dos trimestres consecutivos sin crecimiento. Algo que Barack Obama sigue rechazando, pero que los mercados están asumiendo en jornadas como la de ayer tras malos datos de empleo, de ventas de viviendas y de inflación. Que este último superara al alza las expectativas supone un freno para que la Fed lleve a cabo más medidas cuantitativas que impulsen el crecimiento. madrid. La reunión francoalemana de este martes buscaba recuperar la confianza perdida de los mercados. Pero la introducción de una tasa para las transacciones financieras no hizo más que castigar a la banca. Un sector muy penalizado por la crisis de deuda periférica que ayer volvió a vivir un episodio de pánico (ver página 8), después de que la Fed manifestara su preocupación por la liquidez de las entidades y por la posibilidad de que la crisis de deuda se contagie al sistema financiero estadounidense. Y a todo ello se unieron unos pésimos datos macro sobre la evolución del IPC y de la industria. El alza de la inflación despertó el miedo a que la Fed ya no dispusiese de margen para un nuevo estímulo y, encima, Morgan Stanley situaba ya a EEUU y Europa al borde de la recesión. Un cóctel explosivo que provocó un desplome de entre un 4 y un 6,5 por ciento en los mercados de la eurozona. El descenso del 6,7 por ciento de la banca europea, como consecuencia del miedo de la Fed sobre su liquidez y del recorte de un punto porcentual en las previsiones de crecimiento de la economía mundial para 2011 y 2012 anunciado por la firma estadounidense, no hizo más que acentuar las caídas con las que ya abrieron las principales bolsas del Viejo Continente. En esta ocasión, la banca española no se resintió tanto, lo que permitió al Ibex 35 ser el indicador menos bajista de la eurozona al caer un 4,7 por ciento, hasta los 8.317 puntos, aunque llegó a ceder un 6,4 por ciento. Sin embargo, tras el desplome de más del 23 por ciento que acumula desde el 21 de julio -fecha en la que las bolsas iniciaron las caídas tras la reunión del Eurogrupo-, el selectivo perdió ayer el soporte de los 8.500. "Lo visto marca el final del rebote que se vio la semana pasada y la posibilidad de que los índices vuelvan a mínimos del año", señala Joan Cabrero, analista de Ágora A.F. para Ecotrader. Unos niveles que, para el Ibex 35 se sitúan en los 7.966 puntos y para el EuroStoxx 50 en los 2.153,77 puntos. Y es que la caída del 5,3 por ciento que experimentó ayer el indicador de la zona euro le llevó hasta los 2.206 puntos, cuando Ecotrader situaba su suelo en los 2.269 puntos. No es de extrañar teniendo en cuenta que desde el 21 de julio el indicador retrocede un 20 por ciento por el peso que tiene la banca. Qué puede calmar al mercado Tras el parqué italiano, que se hundió más de un 6 por ciento porque no termina de recoger positivamente el durísimo plan de ajuste de su Gobierno, fueron las bolsas de Alemania y Francia las más penalizadas. El Dax alemán y el Cac 40 se dejaron un 5,8 -la mayor caída desde finales de 2008- y un 5,4 por ciento, respectivamente. "Los mercados demandan medidas contundentes a corto plazo y no una reorganización de la UE a largo plazo que es lo que han hablado Alemania y Francia en la mini cumbre de esta semana. Sin duda esta unión fiscal es necesaria pero no ayuda a solventar los problemas actuales", asegura Soledad Pellón, analista de IG Markets. Y es que, según esta analista, "los mercados no cesarán hasta conseguir que Alemania apruebe la emisión de Eurobonos lo que, por ahora, parece la única salida factible y contundente a los problemas actuales". Por lo pronto, tanto el Dax alemán como el francés Cac 40 no se libran de la presión vendedora. En opinión de Victoria Torre, de Selfbank, "los mercados necesitan conocer medidas más precisas para sortear la recesión, y en qué medida y por cuánto tiempo será sostenible la debilidad económica mundial". Una desaceleración de la que no se libra el motor europeo a juzgar por los últimos datos del crecimiento de su economía y por su evolución en bolsa, donde pierde más de un 23 por ciento desde el 21 de julio y 1.555 puntos sólo en agosto. "Es fundamental que en Europa se avance en el proceso legislativo de las medidas anunciadas por el Eurogrupo, que obtengan financiación para que el fondo de rescate pueda comprar deuda soberana (...) y se defina la aportación del sector privado al segundo paquete de rescate griego", apunta Nuria Álvarez, de Renta 4. Y es que en el caso de Francia fueron los rumores sobre la solvencia de sus entidades por su exposición al país heleno lo que alimentó hace días el apetito vendedor. Ayer los bajistas volvieron a cebarse con Société Générale, que fue el valor que más cayó del selectivo galo al ceder más de un 12 por ciento, a pesar de que S&P confía en que Francia mantendrá la calificación de triple A, una nota que se cuestionó la semana pasada que podría correr peligro. Wall Street cae más de un 3% La bolsa neoyorquina volvió a ser quien pronunció las caídas en Europa -el Dow Jones se dejó un 3,68 por ciento al cierre de la sesión-, principalmente después de que se publicara que el índice de la actividad industrial elaborado por la Fed de Filadelfia se sitúa en agosto en -30,7, su nivel más bajo desde marzo de 2009, cuando EEUU estaba todavía en recesión. Y es que cada vez hay más voces, entre ellas Bill Gross, que abogan por la posibilidad de que EEUU encadene dos trimestres consecutivos sin crecimiento. Algo que Barack Obama sigue rechazando, pero que los mercados están asumiendo en jornadas como la de ayer tras malos datos de empleo, de ventas de viviendas y de inflación. Que este último superara al alza las expectativas supone un freno para que la Fed lleve a cabo más medidas cuantitativas que impulsen el crecimiento. madrid. La reunión franco alemana de este martes buscaba recuperar la confianza perdida de los mercados. Pero la introducción de una tasa para las transacciones financieras no hizo más que calentar a la banca. Un sector muy castigado por la crisis de deuda periférica que ayer volvió a vivir un episodio de pánico (ver página 8), después de que la Fed manifestara su preocupación por la liquidez de las entidades y por la posibilidad de que la crisis de deuda se contagie al sistema financiero estadounidense. Todo ello unido a unos pésimos datos macro en Wall Street (IPC y Fed de Filadelfia) y a que Morgan Stanley sitúa ya a EEUU y Europa al borde de la recesión desplomó entre un 4 y un 6,5 por ciento a los mercados de la eurozona . El descenso del 6,7 por ciento de la banca europea, como consecuencia del miedo de la Fed sobre su liquidez y del recorte de un punto porcentual en las previsiones de crecimiento de la economía mundial para 2011 y 2012 anunciado por la firma estadounidense, no hizo más que acentuar las caídas con las que ya abrieron las principales bolsas del Viejo Continente. En esta ocasión, la banca española no se resintió tanto -BBVA y Santander cedieron un 5,7 y un 4 por ciento en cada caso-, lo que permitió al Ibex 35 ser el indicador menos bajista de la eurozona al caer un 4,7 por ciento, hasta los 8.317 puntos, aunque llegó a ceder un 6,4 por ciento. Sin embargo, tras el desplome de más del 23 por ciento que acumula desde el 21 de julio -fecha en la que las bolsas iniciaron las caídas tras la reunión del Eurogrupo-, el selectivo perdió ayer el soporte de los 8.500. "Lo visto marca el final del rebote que se vio la semana pasada y la posibilidad de que los índices vuelvan a mínimos del año", señala Joan Cabrero, analista de Ágora A.F. para Ecotrader. Unos niveles que, para el Ibex 35 se sitúan en los 7.966 puntos y para el EuroStoxx 50 en los 2.153,77 puntos. Y es que la caída del 5,3 por ciento que experimentó ayer el indicador de la zona euro le llevó hasta los 2.206 puntos, cuando Ecotrader situaba su suelo en los 2.269 puntos. No es de extrañar teniendo en cuenta que desde el 21 de julio el indicador retrocede un 20 por ciento por el peso que tiene la banca. Qué puede calmar al mercado Tras el parqué italiano, que se hundió más de un 6 por ciento porque no termina de recoger positivamente el durísimo plan de ajuste de su Gobierno, fueron las bolsas de Alemania y Francia las más penalizadas. El Dax alemán y el Cac 40 se dejaron un 5,8 -la mayor caída desde finales de 2008- y un 5,4 por ciento, respectivamente. "Los mercados demandan medidas contundentes a corto plazo y no una reorganización de la UE a largo plazo que es lo que han hablado Alemania y Francia en la mini cumbre de esta semana. Sin duda esta unión fiscal es necesaria pero no ayuda a solventar los problemas actuales", asegura Soledad Pellón, analista de IG Markets. Y es que, según esta analista, "los mercados no cesarán hasta conseguir que Alemania apruebe la emisión de Eurobonos lo que, por ahora, parece la única salida factible y contundente a los problemas actuales". Por lo pronto, tanto el Dax alemán como el francés Cac 40 no se libran de la presión vendedora. En opinión de Victoria Torre, de Selfbank, "los mercados necesitan conocer medidas más precisas para sortear la recesión, y en qué medida y por cuánto tiempo será sostenible la debilidad económica mundial". Una desaceleración de la que no se libra el motor europeo a juzgar por los últimos datos del crecimiento de su economía y por su evolución en bolsa, donde pierde más de un 23 por ciento desde el 21 de julio y 1.555 puntos sólo en agosto. "Es fundamental que en Europa se avance en el proceso legislativo de las medidas anunciadas por el Eurogrupo, que obtengan financiación para que el fondo de rescate pueda comprar deuda soberana (...) y se defina la aportación del sector privado al segundo paquete de rescate griego", apunta Nuria Álvarez, de Renta 4. Y es que en el caso de Francia fueron los rumores sobre la solvencia de sus entidades por su exposición al país heleno lo que alimentó hace días el apetito vendedor. Ayer los bajistas volvieron a cebarse con Société Générale, que fue el valor que más cayó del selectivo galo al ceder más de un 12 por ciento, a pesar de que S&P confía en que Francia mantendrá la calificación de triple A, una nota que se cuestionó la semana pasada que podría correr peligro. Wall Street cae más de un 4% La bolsa neoyorquina volvió a ser quien pronunció las caídas en Europa, principalmente después de que se publicara que el índice de la actividad industrial elaborado por la Fed de Filadelfia se sitúa en agosto en -30,7, su nivel más bajo desde marzo de 2009, cuando EEUU estaba todavía en recesión. Y es que cada vez hay más voces, entre ellas Bill Gross, que abogan por la posibilidad de que EEUU encadene dos trimestres consecutivos sin crecimiento. Algo que Barack Obama sigue rechazando, pero que los mercados están asumiendo en jornadas como la de ayer tras malos datos de empleo, de ventas de viviendas y de inflación. Que este último superara al alza las expectativas supone un freno para que la Fed lleve a cabo más medidas cuantitativas que impulsen el crecimiento.