La pérdida de los 8.500 puntos puede encaminar al Ibex 35 a recortar posiciones hasta los 8.000El Dow Jones y el S&P cayeron un 5,5% y un 6,6%, respectivamente, sus mayores caídas desde 2008La pérdida de los 8.500 puntos puede encaminar al Ibex 35 a recortar posiciones hasta los 8.000El Dow Jones y el S&P cayeron un 5,5% y un 6,6%, respectivamente, sus mayores caídas desde 2008La pérdida de los 8.500 puntos puede encaminar al Ibex 35 a recortar posiciones hasta los 8.000Los índices norteamericanos cedían más de un 3% en la primera sesión tras la decisión de S&Pmadrid. La decisión de Standard & Poor's de recortar el pasado viernes con el mercado ya cerrado el rating de EEUU de AAA a AA+ pasó ayer factura a los mercados, tal y como se esperaba. Ni siquiera la intención del Banco Central Europeo (BCE) de comprar deuda pública española e italiana para evitar otro desplome bursátil y aliviar la tensión que sufrían sus respectivas deudas fueron suficientes para calmar a los mercados. Europa cerró con desplomes generalizados, mientras que Wall Street se inundaba de números rojos a media sesión, confirmando los malos pronósticos que ya adelantaban los futuros de los indicadores nortea-mericanos desde primera hora. El tijeretazo en la nota crediticia de la primera economía del mundo es para muchos síntoma de una posible recesión. De ahí que las bolsas del Viejo Continente se contagiaran del pesimismo a medida que los futuros de los índices estadounidenses registraban caídas superiores al 2 por ciento por la mañana. Algo que se fue cumpliendo con las primeras operaciones de la bolsa neoyorquina. El Dow Jones, por ejemplo, cayó un 1,5 por ciento y se instaló en los 11.272 puntos minutos después de comenzar las contrataciones. Sin embargo, esas caídas fueron tomando mayor forma a medida que avanzaba la jornada. El Dow Jones cedió un 5,55 por ciento, la mayor caída diaria desde noviembre de 2008 al perder 615 puntos en un día -no perdía tantos en una sóla jornada desde diciembre del mismo año- hasta los 10.810. En el caso del S&P 500 y del tecnológico Nasdaq 100 -ambos sumaron tres sesiones consecutivas en negativo-, las caídas fueron del 6,66, y del 6,9 por ciento respectivamente, los mayores descensos diarios desde diciembre de 2008. Esperada o no y justificada o no, la realidad es que el castigo de Standard & Poor's sembró el miedo en Europa. Tanto que el BCE convocó una reunión de urgencia el domingo para tomar medidas que frenaran la sangría que estaban viviendo algunos países de la eurozona, principalmente España e Italia. Con la compra de deuda pública de estos países para evitar que la crisis de deuda soberana se cobrara nuevas víctimas, las bolsas de Madrid y Milán llegaron a repuntar durante la jornada un 4 y cerca de un 5 por ciento en cada caso, hasta los 9.030 y los 16.799 puntos, respectivamente. Sin embargo, a pesar de la bomba de oxígeno que recibieron por parte del BCE, el Ibex 35 y el Ftse Mib italiano volvieron a quedarse sin aire. La fuerte caída del 2,44 por ciento que registró el principal indicador español se produjo además con un elevado volumen de contratación de 6.112 millones de euros -una cantidad atípica para el mes de agosto-, lo que le llevó a caer hasta los 8.459 puntos. La pérdida del soporte de los 8.500 puntos supone para el índice, según avisan desde Ecotrader, encaminarse a los 8.000. La volatilidad de la jornada fue tal que valores como Santander y BBVA, que llegaron a anotarse subidas del 8 y del 7 por ciento, cerraron finalmente en negativo. Por su parte, el Ftse Mib italiano retrocedió un 2,35 por ciento hasta afincarse en los 15.639 puntos. Pese a acumular ambas economías periféricas una racha de siete jornadas en negativo fueron los mercados que mejor aguantaron el chaparrón. La locomotora alemana se quedó ayer sin fuerza por novena jornada consecutiva -hay que remontarse hasta septiembre de 1990 para ver una racha de este calibre-. La sobreventa hizo que el Dax alemán cediera un 5 por ciento, una caída que llevó al indicador a registrar descensos anuales superiores a los del mercado británico e incluso a las del español. Pero al hablar de rachas, hay que recurrir inevitablemente al EuroStoxx 50, que ayer sumó su undécima jornada en rojo -al igual que el francés Cac 40- y tratarse de la racha bajista más larga desde la formación del índice. Sigue en la diana El elevado endeudamiento de EEUU y la falta de contundencia en el acuerdo que alcanzaron los demócratas y republicanos para elevar el techo de deuda siguen siendo los argumentos en los que se cobijan las agencias de calificación para valorar a su economía. Ayer, en medio de la tormenta bursátil, Moody's volvió a la carga. La agencia, que le reiteró la semana pasada la triple A, dijo que espera que EEUU tome medidas adicionales de ajuste del déficit para conservar esa nota. Una calificación que S&P retiró el viernes y que considera que no recuperará tan fácilmente. No obstante, hay quienes piensan que la reacción de los mercados está siendo más que exagerada al considerar una recesión en EEUU. "No creemos que se produzca una recesión, sino un menor crecimiento cercano al 1,5 por ciento. A diferencia de la anterior recesión, el sistema financiero mundial está más capitalizado y las empresas tienen unos resultados muy sólidos y no presentan necesidades de financiación", apuntan desde March Gestión. El caso es que las caídas de ayer se unieron a las que habían acumulado previamente la bolsa de Israel (el domingo cedió un 7 por ciento) y las asiáticas, entre otras. Tokio perdió un 2,18 por ciento. Una caída similar a la que registró Hong Kong. En Seúl y en el chino CSI 300, las ventas se tradujeron en retrocesos de más del 3 por ciento impactados por la decisión de Standard & Poor's. Por el contrario, siempre hay optimistas y ven en los niveles actuales grandes oportunidades. Una de estas casas de análisis es Saxo Bank, que asegura que "la rebaja es lógica y está justificada. Que un país pase de AAA hasta AA+ no es el fin del mundo y no forzará a nadie a vender bonos a lo loco; podría, con el tiempo y la falta de nuevo crecimiento, crear demanda para una mayor rentabilidad". Por lo pronto, ayer, Corea del Sur reafirmó su confianza en los bonos de EEUU tras la rebaja de rating al considerarque el país es aún "el más flexible y estable". madrid. La decisión de Standard & Poor's de recortar el pasado viernes con el mercado ya cerrado el rating de EEUU de AAA a AA+ pasó ayer factura a los mercados, tal y como se esperaba. Ni siquiera la intención del Banco Central Europeo (BCE) de comprar deuda pública española e italiana para evitar otro desplome bursátil y aliviar la tensión que sufrían sus respectivas deudas fueron suficientes para calmar a los mercados. Europa cerró con desplomes generalizados, mientras que Wall Street se inundaba de números rojos a media sesión, confirmando los malos pronósticos que ya adelantaban los futuros de los indicadores nortea-mericanos desde primera hora. El tijeretazo en la nota crediticia de la primera economía del mundo es para muchos síntoma de una posible recesión. De ahí que las bolsas del Viejo Continente se contagiaran del pesimismo a medida que los futuros de los índices estadounidenses registraban caídas superiores al 2 por ciento por la mañana. Algo que se fue cumpliendo con las primeras operaciones de la bolsa neoyorquina. El Dow Jones, por ejemplo, cayó un 1,5 por ciento y se instaló en los 11.272 puntos minutos después de comenzar las contrataciones. Sin embargo, esas caídas fueron tomando mayor fuerza a medida que avanzaba la jornada. Al cierre, el Dow Jones cedió un 5,55 por ciento, la mayor caída diaria desde noviembre de 2008, al perder 615 puntos en un día -no perdía tantos en una sola jornada desde diciembre del mismo año- hasta los 10.810. En el caso del S&P 500 y del tecnológico Nasdaq 100 -ambos sumaron tres sesiones consecutivas en negativo-, las caídas fueron del 6,66, y del 6,9 por ciento respectivamente, los mayores descensos diarios desde diciembre de 2008. Esperada o no y justificada o no, la realidad es que el castigo de Standard & Poor's sembró el miedo en Europa. Tanto que el BCE convocó una reunión de urgencia el domingo para tomar medidas que frenaran la sangría que estaban vi- viendo algunos países de la eurozona, principalmente España e Italia. Con la compra de deuda pública de estos países para evitar que la crisis de deuda soberana se cobrara nuevas víctimas, las bolsas de Madrid y Milán llegaron a repuntar durante la jornada un 4 y cerca de un 5 por ciento en cada caso, hasta los 9.030 y los 16.799 puntos, respectivamente. Sin embargo, a pesar de la bomba de oxígeno que recibieron por parte del BCE, el Ibex 35 y el Ftse Mib italiano volvieron a quedarse sin aire. La fuerte caída del 2,44 por ciento que registró el principal indicador español al cierre se produjo además con un elevado volumen de contratación, de 6.112 millones de euros -una cantidad atípica para el mes de agosto-, lo que le llevó a caer hasta los 8.459 puntos. La pérdida del soporte de los 8.500 puntos supone para el índice, según avisan desde Ecotrader, encaminarse a los 8.000. La volatilidad de la jornada fue tal que valores como Banco Santander y BBVA, que llegaron a anotarse subidas del 8 y del 7 por ciento, cerraron finalmente en negativo. Por su parte, el Ftse Mib italiano retrocedió un 2,35 por ciento hasta afincarse en los 15.639 puntos. Pese a acumular ambas economías periféricas una racha de siete jornadas en negativo fueron los mercados que mejor aguantaron el chaparrón. La locomotora alemana se quedó sin fuerza por novena jornada consecutiva -hay que remontarse hasta septiembre de 1990 para ver una racha de este calibre-. La sobreventa hizo que el Dax alemán cediera un 5 por ciento, una caída que llevó al indicador a registrar descensos anuales superiores a los del mercado británico e incluso a las del español. Pero al hablar de rachas, hay que recurrir inevitablemente al EuroStoxx 50, que sumó su undécima jornada en rojo -al igual que el francés Cac 40- y tratarse de la racha bajista más larga desde la formación del índice. Sigue en la diana El elevado endeudamiento de EEUU y la falta de contundencia en el acuerdo que alcanzaron los demócratas y republicanos para elevar el techo de deuda siguen siendo los argumentos en los que se cobijan las agencias de calificación para valorar a su economía. Ayer, en medio de la tormenta bursátil, Moody's volvió a la carga. La agencia, que le reiteró la semana pasada la triple A, dijo que espera que EEUU tome medidas adicionales de ajuste del déficit para conservar esa nota. Una calificación que S&P retiró el viernes y que considera que no recuperará tan fácilmente. No obstante, hay quienes piensan que la reacción de los mercados está siendo más que exagerada al considerar una recesión en EEUU. "No creemos que se produzca una recesión, sino un menor crecimiento cercano al 1,5 por ciento. A diferencia de la anterior recesión, el sistema financiero mundial está más capitalizado y las empresas tienen unos resultados muy sólidos y no presentan necesidades de financiación", apuntan desde March Gestión. El caso es que las caídas de ayer se unieron a las que habían acumulado previamente la bolsa de Israel (el domingo cedió un 7 por ciento) y las asiáticas, entre otras. Tokio perdió un 2,18 por ciento. Una caída similar a la que registró Hong Kong. En Seúl y en el chino CSI 300, las ventas se tradujeron en retrocesos de más del 3 por ciento impactados por la decisión de Standard & Poor's. Por el contrario, siempre hay optimistas y ven en los niveles actuales grandes oportunidades. Una de estas casas de análisis es Saxo Bank, que asegura que "la rebaja es lógica y está justificada. Que un país pase de AAA hasta AA+ no es el fin del mundo y no forzará a nadie a vender bonos a lo loco; podría, con el tiempo y la falta de nuevo crecimiento, crear demanda para una mayor rentabilidad". Por lo pronto, ayer, Corea del Sur reafirmó su confianza en los bonos de EEUU tras la rebaja de rating al considerarque el país es aún "el más flexible y estable". madrid. La decisión de Standard & Poor's de recortar el pasado viernes con el mercado ya cerrado el rating de EEUU de AAA a AA+ pasó ayer factura a los mercados, tal y como se esperaba. Ni siquiera la intención del Banco Central Europeo (BCE) de comprar deuda pública española e italiana para evitar otro desplome bursátil y aliviar la tensión que sufrían sus respectivas deudas fueron suficientes para calmar a los mercados. Europa cerró con desplomes generalizados, mientras que Wall Street se inundaba de números rojos a media sesión, confirmando los malos pronósticos que ya adelantaban los futuros de los indicadores nortea-mericanos desde primera hora. El tijeretazo en la nota crediticia de la primera economía del mundo es para muchos síntoma de una posible recesión. De ahí que las bolsas del Viejo Continente se contagiaran del pesimismo a medida que los futuros de los índices estadounidenses registraban caídas superiores al 2 por ciento por la mañana. Algo que se fue cumpliendo con las primeras operaciones de la bolsa neoyorquina. El Dow Jones, por ejemplo, cayó un 1,5 por ciento y se instaló en los 11.272 puntos minutos después de comenzar las contrataciones. Sin embargo, esas caídas fueron tomando mayor forma a medida que avanzaba la jornada. El Dow Jones cedía un 2,8 por ciento a media sesión, en gran parte por el descenso de más del 15 por ciento que registraban los títulos de Bank of America (ver página 18). En el caso del S&P 500 y del tecnológico Nasdaq 100 -ambos suman tres sesiones consecutivas en negativo-, las caídas eran de alrededor del 3,5 por ciento. Esperada o no y justificada o no, la realidad es que el castigo de Standard & Poor's sembró el miedo en Europa. Tanto que el BCE convocó una reunión de urgencia el domingo para tomar medidas que frenaran la sangría que estaban viviendo algunos países de la eurozona, principalmente España e Italia. Con la compra de deuda pública de estos países para evitar que la crisis de deuda soberana se cobrara nuevas víctimas, las bolsas de Madrid y Milán llegaron a repuntar durante la jornada un 4 y cerca de un 5 por ciento en cada caso, hasta los 9.030 y los 16.799 puntos, respectivamente. Sin embargo, a pesar de la bomba de oxígeno que recibieron por parte del BCE, el Ibex 35 y el Ftse Mib italiano volvieron a quedarse sin aire. La fuerte caída del 2,44 por ciento que registró el principal indicador español se produjo además con un elevado volumen de contratación de 6.112 millones de euros -una cantidad atípica para el mes de agosto-, lo que le llevó a caer hasta los 8.459 puntos. La pérdida del soporte de los 8.500 puntos supone para el índice, según avisan desde Ecotrader, encaminarse a los 8.000. La volatilidad de la jornada fue tal que valores como Santander y BBVA, que llegaron a anotarse subidas del 8 y del 7 por ciento, cerraron finalmente en negativo. Por su parte, el Ftse Mib italiano retrocedió un 2,35 por ciento hasta afincarse en los 15.639 puntos. Pese a acumular ambas economías periféricas una racha de siete jornadas en negativo fueron los mercados que mejor aguantaron el chaparrón. La locomotora alemana se quedó ayer sin fuerza por novena jornada consecutiva -hay que remontarse hasta septiembre de 1990 para ver una racha de este calibre-. La sobreventa hizo que el Dax alemán cediera un 5 por ciento, una caída que llevó al indicador germano a registrar descensos anuales superiores a los del mercado británico e incluso a las del español. Pero al hablar de rachas, hay que recurrir inevitablemente al EuroStoxx 50, que escribió ayer una nueva página en su libro negro al sumar su undécima jornada en rojo -al igual que el francés Cac 40- y tratarse de la racha bajista más larga desde la formación del índice. Sigue en la diana El elevado endeudamiento de EEUU y la falta de contundencia en el acuerdo que alcanzaron los demócratas y republicanos para elevar el techo de deuda siguen siendo los argumentos en los que se cobijan las agencias de calificación para valorar a su economía. Ayer, en medio de la tormenta bursátil, Moody's volvió a la carga. La agencia, que le reiteró la semana pasada la triple A, dijo que espera que EEUU tome medidas adicionales de ajuste del déficit para conservar esa nota. Una calificación que S&P retiró el viernes y que considera que no recuperará tan fácilmente. No obstante, hay quienes piensan que la reacción de los mercados está siendo más que exagerada al considerar una recesión en EEUU. "No creemos que se produzca una recesión, sino un menor crecimiento cercano al 1,5 por ciento. A diferencia de la anterior recesión, el sistema financiero mundial está más capitalizado y las empresas tienen unos resultados muy sólidos y no presentan necesidades de financiación", apuntan desde March Gestión. El caso es que las caídas de ayer se unieron a las que habían acumulado previamente la bolsa de Israel (el domingo cedió un 7 por ciento) y las asiáticas, entre otras. Tokio perdió un 2,18 por ciento. Una caída similar a la que registró Hong Kong. En Seúl y en el chino CSI 300, las ventas se tradujeron en retrocesos de más del 3 por ciento impactados por la decisión de Standard & Poor's. Por el contrario, hay siempre quienes prefieren mantenerse más optimistas y ven en los niveles actuales grandes oportunidades. Una de estas casas de análisis es Saxo Bank, que asegura que "la rebaja es lógica y está justificada. Que un país pase de AAA hasta AA+ no es el fin del mundo y no forzará a nadie a vender bonos a lo loco; podría, con el tiempo y la falta de nuevo crecimiento, crear demanda para una mayor rentabilidad". Por lo pronto, ayer, Corea del Sur reafirmó su confianza en los bonos de EEUU tras la rebaja de rating al considerarque el país es aún "el más flexible y estable".