Standard Poor's quita la triple A a la Administración Obama y amenaza con nuevas rebajas en los seis próximos mesesnueva york. Estados Unidos (EEUU) ha vivido este fin de semana un acontecimiento histórico. La Administración Obama pasará a la posterioridad como aquella que, en un mes de agosto de 2011, sufrió la primera rebaja de calificación de su deuda y que, además, recibió la amenaza de nuevos recortes en un plazo de seis meses. ¿Consecuencia? Los expertos no dudan en señalar a un varapalo al crecimiento de la economía norteamericana y un aumento del desempleo. La agencia de calificación Standard &Poor's es la responsable de este histórico acontecimiento al quitarle la triple A a EEUU. Aunque la amenaza era persistente desde el 14 de julio, hasta la madrugada del sábado no se hizo efectiva. Consecuencia: la deuda de la primera potencia económica ha pasado de la máxima calificación, AAA, al siguiente peldaño, AA+, por el aumento del déficit y de la deuda del gobierno. ¿La razón? El motivo es doble. Por una parte el volumen de la deuda y, por otra parte, el insuficiente y endeble acuerdo entre republicanos y demócratas para aumentar el techo de la deuda y reducir el déficit. El resultado, los bonos de EE UU tienen ahora una calificación inferior a los de países como Reino Unido, Alemania, Francia o su vecino del norte, Canadá. La agencia considera que el plan para aumentar el techo de deuda, aprobado la semana pasada por el Congreso, "se queda corto para estabilizar la dinámica de deuda a medio plazo". Además, critica la incapacidad de demócratas y republicanos para gobernar con efectividad y mantiene la perspectiva "negativa" a largo plazo. Moody's mantiene, de momento, la máxima calificación para la deuda de EEUU y Fitch emitirá un veredicto a finales de mes. La rebaja es obviamente una mala noticia, pero los expertos difieren sobre el alcance de los efectos. "El sistema global ahora tiene que ajustarse a las múltiples implicaciones e incertidumbres de algo que fue inimaginable, la pérdida de la triple A de Estados Unidos", ha dicho Mohamed El-Erian, economista jefe de la firma de inversiones Pimco. Aunque la rebaja es un mazazo contra el prestigio de Estados Unidos, los analistas coinciden en que los efectos inmediatos serán limitados. "Algunas de las instituciones que poseen bonos triple A como garantía pueden tener reglas estrictas que les permitan invertir sólo en bonos de máxima calificación. Tendrían que venderlos o cambiar las normas para poder tener bonos AA", explica Gregory Daco, analista de IHS Global Insight. La principal duda es qué pasará con el interés que el Tesoro paga por su deuda. Los intereses de muchos préstamos de los ciudadanos (como los de las hipotecas) están ligados a los de la deuda pública, por lo que un aumento en los tipos de interés del gobierno, podría tener un amplio efecto dominó. Standard & Poors advirtió de que si rebajaba la calificación de Estados Unidos, también podría hacerlo con la de otros sectores e instituciones. El recorte puede expandirse a otras entidades que se apoyan en el gobierno, aumentando potencialmente los costes de financiación a lo largo de todo el país. Esto incluye las hipotecas aseguradas por Fannie Mae y Freddie Mac, así como la deuda que venden docenas de estados y condados cuyas economías están fuertemente vinculadas a Washington. Podría afectar a una docena de compañías aseguradoras y bancos de los llamados "demasiado grandes para caer", cuyas calificaciones se benefician de la percepción de que el gobierno los rescataría si volvieran a estar en peligro. La decisión de S&P también puede inquietar a los inversores extranjeros. China, que tiene más de un billón de dólares de deuda americana, ya ha pedido a EEUU que se apriete el cinturón y reduzca su deuda. Crédito restringido Los inversores ahora pueden demandar un mayor rendimiento como prima de riesgo. Según Daco, "si aumentan los rendimientos, puede disminuir el crédito que va a la economía, reducirse los incentivos para prestar y aumentar por tanto el coste de los préstamos". Como reaccionarán los inversores es difícil de predecir. "Japón, que es AA, paga por su deuda a 10 años un 1 por ciento. Australia es AAA, pero el interés por el bono a 10 años está casi al 5 por ciento. Es simplista mirar sólo la triple A". Según el Wall Street Journal, un aumento de medio punto en los intereses sumaría 435.000 millones de dólares al déficit en 10 años y 65 dólares al mes a los que tengan una hipoteca de 200.000 dólares. Si el dinero que podría haberse destinado a compras o a aumentar las inversiones se desvía a pagar intereses más altos, el resultado podría ser un crecimiento económico más lento y una mayor tasa de desempleo. Macroeconomic Advisers calcula que, por la rebaja, el PIB crecerá al 2,6 por ciento en el segundo trimestre, frente e la previsión del 3,2 por ciento y que la tasa de desempleo podría terminar el año en el 9,6 por ciento, por encima del 9,2 por ciento esperado. El-Erian, lo resumió así en el New York Times: "la rebaja significa un dólar más débil, más tasas de interés y un nuevo golpe para la ya frágil confianza en la economía nacional". A pesar de todo lo anterior, hay algunas razones para pensar que la rebaja no traerá consecuencias dramáticas. La mayoría de la deuda de EE.UU. está en manos de las grandes instituciones como los fondos de pensiones y los bancos centrales. "Estas instituciones hacen su propia investigación sobre la deuda soberana, y no suelen estar fuertemente influenciadas por las agencias de calificación", aseguró Amitabh Arora, investigadora de Citigroup, en la NPR. Aunque las calificaciones son un factor importante en los reglamentos y las políticas internas de las instituciones financieras, casi todas estas normas tratan una calificación AAA igual que una AA. Por ello, una rebaja daría lugar a muy escasas ventas forzadas. Otros países 'rebajados' En otros países que han sufrido la rebaja de AAA a AA, el efecto fue mínimo en la mayoría de los casos, de acuerdo con un informe de Alliance Bernstein. Japón, por ejemplo, fue degradado en el año 2009, con pocos efectos. Cuando la deuda de Canadá fue rebajada en 1994, sus tasas de interés subieron en medio punto porcentual, pero dos meses más tarde, habían vuelto al nivel donde estaban antes de la rebaja. (Canadá después recuperó su calificación AAA). Es cierto que Japón tiene una inflación muy baja y que la gran mayoría de su deuda se mantiene en el país. Pero EEUU también cuenta con algunas ventajas. "El dólar no dejará de ser un refugio para los inversores, seguirá siendo divisa de reserva aunque se rebaje la deuda", sostiene el analista de IHS Global Insight. El dólar sigue siendo la moneda de referencia internacional y esto asegura que siga habiendo una gran demanda de deuda de EEUU a pesar de los numerosos desafíos a los que se enfrenta la economía. Además, el mercado de deuda americano es el mayor y el que tiene más liquidez del mundo. Los inversores tienen muchas garantías de que pueden vender en cualquier momento y del precio que obtendrán. La rebaja también supone un riesgo para las agencias. "S&P está en una posición delicada, porque las otras dos grandes [Moody's y Fitch] han dicho que mantienen la calificación", sostiene Daco. Tras conocer las intenciones de S&P, el Departamento del Tesoro respondió que los cálculos sobre la deuda de la agencia estaban equivocados en 2 billones de dólares. S&P confirmó que, tras discutir con el Tesoro, cambió algunos de sus cálculos, pero que eso no afectaba a su decisión de rebajar. El instituto Peterson para la Economía Internacional de Washington considera que la rebaja acelerará los escuerzos de los gobiernos de Estados Unidos y Europa para quietar peso a las opiniones de las agencias de calificación. Lo que parece claro es que la rebaja, a 15 meses de las elecciones presidenciales, y el problema de la deuda serán asuntos centrales de la batalla electoral de noviembre del año próximo. Sobre todo, después de que el director gerente de S&P, John Chamers estamara ayer que "hay una posibilidad entre tres" de que la deuda de los EEUU se vea degradada de nuevo en un plazo de "seis meses a dos años" a no ser que el partido demócrata y el republicano desmuestren verdadero consenso. Pero, ¿es eso posible? Las posiciones están muy alejadas. Las medidas del recetario Obama abogan por una reforma tributaria, cambios en los programas sociales y una estrategia para el crecimiento económico. Pero los republicanos, y especialmente el ala conservadora Tea Party ya han dejado claro que no aceptarán más subidas de impuestos y que exigirán más recortes fiscales. La consecuencia lógica es, por tanto, una nueva rebaja del ráting por parte de S&P que no pasará desapercibida para Fitch y Moodys.