La regulación británica y el impacto de la deuda griega reducen las ganancias del top ten europeoHSBC, BNP Paribas y el Santander encabezan un 'ranking' con dos entidades en pérdidasmadrid/londres. Si la banca europea compitiese por beneficios, una entidad española, el Santander, escucharía el himno nacional subida al podium durante el primer semestre del año. Con la medalla de bronce colgada al cuello, el grupo financiero español también sufrió el impacto de la nueva regulación en Reino Unido y el de la crisis griega, que se señalan como principales responsables de un recorte de los beneficios que entre los diez grandes de la banca europea fue del 13,3 por ciento al cierre del primer semestre del año. La clasificación del ranking del top ten de los beneficios lo vuelve a encabezar el británico HSBC, con un crecimiento del 36,2 por ciento hasta los 6.400 millones de euros. La cifra marca una clara distancia con el francés BNP Paribas, que con 4.744 millones de euros mejoró su beneficio el 8,1 por ciento. Y mientras tanto, la entidad española logró mantenerse encima del cajón, con 3.501 millones de euros, pese a haber recortado el 21 por ciento su beneficio semestral. Dos de los tres primeros sufrieron el cambio regulatorio de Reino Unido por los seguros de protección de pagos con distinta suerte. Mientras que para el HSBC apenas tuvo un impacto significativo -unos 315 millones de euros- en la línea final de la cuenta de resultados, para el banco español le supuso una factura de 600 millones de euros. Mientras tanto, el francés BNP Paribas acusó su alta exposición a la deuda griega, que le obligó a provisionar 1.3.50 millones de euros durante el segundo trimestre del año. Aunque no figura en la lista, también cabe destacar el golpe que sufrió el galo Dexia, que arrojó unas pérdidas de 4.000 millones de euros por sus activos tóxicos. Los beneficios de los cuatro grandes bancos británicos en el primer semestre sufrieron una profunda dentellada debido a las provisiones para compensar el mal uso del denominado seguro de protección de pagos (PPI, en sus siglas en inglés). Lloyds, Barclays, RBS y HSBC han dejado de ganar en conjunto 6.200 millones de euros, a la espera de la resolución de los procesos que desencadenó el hito judicial adoptado por el Alto Tribunal en abril. El más afectado de los cuatro fue, precisamente, el primero en anunciar su disposición a no apelar, Lloyds, que registró pérdidas de 3.860 millones de euros, prácticamente los mismos que ha almacenado para las millonarias compensaciones, 3.750 millones. De no haber sido por esta particularidad, habría sufrido, en efecto, un recorte de beneficios de 700 millones respecto al pasado año, hasta casi 1.200 millones, pero no habría incurrido en números negativos. El otro gran perdedor es el seminacionalizado RBS, que puso en la nevera hasta 995 millones para reparar la mala venta de los PPIs. Si el año pasado el banco había regresado por fin a la senda de beneficios, en este primer semestre ha tenido que dar cuenta de pérdidas, hasta 1.600 millones, aunque el otro gran catalizador ha sido su exposición a la deuda griega, que ha obligado a RBS a preparar unos 800 millones que podría no ver de vuelta de Atenas. Barclays se salvó de las pérdidas, pero no de un recorte de beneficios, que cayeron nada menos que un 38,3 por ciento como consecuencia de la provisión de 1.170 millones para afrontar las compensaciones, un golpe que, de retirarse de las hojas de balance, habría permitido al banco un cuarto más de beneficios que los 3.000 millones que acabó sumando. Deutsche Bank, como gran representante de la banca alemana, mostró su fortaleza con un beneficio de 3.400 millones de euros (el 17,2 por ciento) por debajo del Santander y casi mil millones de euros más de beneficio que BBVA, sexto del ranking europeo. Pero, por encima del español, también se sitúa ING, el gigante holandés de las finanzas, que, mientras finiquita la devolución de ayudas públicas, se apuntó 2.867 millones de euros de beneficio (el 20 por ciento). Unicredit, por su parte, duplicó su beneficio pese a un impacto de 105 millones por la deuda helena.