Coloca sus emisiones a tres años con una rentabilidad del 4,81 por cientomadrid. Toda realidad siempre tiene un lado positivo y otro negativo. Y la subasta de bonos a tres y cuatro años (aunque con vida útil de tres años y medio) que ayer llevó a cabo el Tesoro Público no iba a ser menos. La parte positiva llegó por el lado de la demanda, que duplicó la oferta y permitió al organismo alcanzar los 3.300 millones euros (2.199 millones en bonos a 3 años y 1.110 millones en bonos a cuatro), en la parte alta por tanto de sus previsiones, que se situaban entre los 2.500 y los 3.500 millones. Y la parte negativa llegó, como suele ser habitual, por el lado de la rentabilidad. Sin embargo, esta vez el resultado no fue tan negativo como en anteriores ocasiones. Es cierto que el Tesoro se vio obligado a pagar una rentabilidad del 4,813 por ciento por sus bonos a tres años y un 4,98 por su emisiones a cuatro años. También lo es que esta rentabilidad supera en un 12 por ciento a la alcanzada en la anterior subasta de bonos a tres años que realizó en julio (no hay referencia reciente para la de tres años y medio) ya que entonces sólo abonó un 4,291 por ciento -la Asociación de Técnicos de Hacienda (Gestha) cifra el sobrecoste en 6,9 millones de euros- . Y nadie duda de que el tipo de interés marginal (del 4,90 por ciento) es el más alto desde el año 2008. Sin embargo, aquellos que quieran ver el vaso medio lleno tienen una razón en la que apoyarse y es que el Tesoro Público ha conseguido colocar estos títulos a un rendimiento inferior al que cotizan en el mercado secundario (ayer abrieron la sesión al 5,13 por ciento). He ahí la novedad. "Es evidente que, de no ser porque esta mañana han bajado los rendimientos en el secundario, se habría encarecido aún más el coste del servicio de la deuda para España", ha comentado un analista a Reuters. De hecho, en algo ha ayudado la leve relajación que se ha visto en las últimas 48 horas anteriores a la subasta. Una relajación que, sin embargo, se vio interrumpida ayer tras las dudas que sembró Trichet, presidente del BCE, sobre si está comprando o no deuda pública de la zona euro (ver páginas 10 y 11). Esto explica que la prima de riesgo española marcara su máximo diario en los 389 puntos al calor de las palabras de Trichet y que el bono a 10 años recuperara el 6,25 por ciento. También el mercado italiano de renta fija, uno de los más penalizados desde que la UE alcanzó el acuerdo para salvar a Grecia de la reestructuración de su deuda notó en sus cotizaciones las dudas de los inversores que llevaron a su prima de riesgo a marcar máximos históricos (ver pág 7). Las odiosas comparaciones Pese a la leve lectura positiva que arrojó ayer la subasta de bonos a tres años, lo cierto es que al Gobierno de España cada vez se le hace más cuesta arriba acudir al mercado para obtener financiación. Por ejemplo, hace sólo un año, en la misma subasta de agosto de renta fija a tres años tan sólo tuvo que pagar un interés del 2,27 por ciento, lo que se traduce en que en doce meses el organismo ha tenido que pagar un 111 por ciento más por captar financiación en el mercado. Hay que tener en cuenta que ese rendimiento era incluso inferior al que tuvo que pagar en su última subasta de ¡letras a seis meses! En agosto, sólo letras Y, salvo que los inversores eliminen a España de la lista de países con posibilidad de pedir un rescate y recuperen la confianza, lo previsible es que el resultado de la subasta de ayer se repita en las próximas emisiones. De momento, sólo durante este convulso mes de agosto el Tesoro tiene previsto financiarse con la emisión de letras a 12 y 18 meses el próximo día 16 y de letras a 3 y 6 meses el 23, ya que ayer anunció que no emitirá obligaciones, una subasta que no estaba en todo caso programada. Y no está de más echar un vistazo a las rentabilidades que el organismo tuvo que pagar en anteriores emisiones: 3,70 por ciento por las letras a doce meses y un 3,91 por ciento con un plazo de 18 meses.