El Fondo cree que Berlín puede hacer mucho más en educación, materia fiscal e innovaciónnueva york. El FMI no tiene favoritismos. Durante la publicación ayer de su análisis sobre la economía germana, la institución acabó con el mito que hasta ahora consideraba a Alemania como la locomotora de la UE. Según alega la institución, su excesiva dependencia en las exportaciones debilita al país, cuyas perspectivas de crecimiento a largo plazo "siguen siendo débiles". Durante una conferencia telefónica Ashok Mody, jefe del departamento de Europa del FMI, dejó muy claro que "Alemania no es una locomotora económica para Europa" y que "puede hacer mucho más" en campos como el fiscal, la educación y la innovación. En este sentido, la organización capitaneada por Christine Lagarde advirtió que si el país no pasa por un centro de rehabilitación, donde consiga incrementar la demanda doméstica y favorecer el empleo entre determinadas clases sociales, Alemania tendrá muchas dificultades para superar un crecimiento de entre un 1 y un 1,25 por ciento en los próximos años. Esta llamada de atención se produce justo cuando el Fondo tiene previsto que el país avance alrededor de un 3,2 por ciento este año. Al fin y al cabo, la economía germana "ha recuperado toda la riqueza perdida" durante la crisis y volverá a crecer", determinó el documento. Aún así, Juha Kahkonen, subdirector del departamento europeo de la institución, explicó que la prioridad de la política fiscal alemana debería estar en favorecer el empleo de algunas partes de la población poco representadas en el mercado laboral, en particular las mujeres o las personas que ya tienen cierta edad. Además dijo que el Fondo "no es favorable a una bajada de los impuestos generalizada". En estas circunstancias, si el gobierno de Angela Merkel tuviera en cuenta estas recomendaciones, las consecuencias de las mismas no sólo beneficiarían a Alemania, sino también "al resto de Europa y del mundo". Por supuesto, al igual que sucede con las cajas de ahorros en España, las Landesbanken germanas son todavía el lastre del sistema bancario alemán. Kahkonen consideró que subsisten "bolsas de vulnerabilidad" sobre todo en lo referente a estos bancos públicos regionales.