La crisis de Grecia se ha convertido en el último año en la causa de todos los males. Desde el encarecimiento de financiación al que se enfrenta, no sólo el Gobierno heleno, sino también los del resto de la periferia europea (en España la rentabilidad del bono a diez años ha pasado del 4,54 al 5,59 por ciento en los últimos doce meses, y el del portugués, del 5,72 al 11,30 por ciento) hasta los fuertes varapalos que han protagonizado los mercados de renta variable al calor de la falta de acuerdos para evitar que Grecia incurra en un impago de su deuda. Pero los gobiernos y los inversores no son los únicos que sufren la crisis helena. También afecta a los pensionistas españoles. De hecho, el 7 por ciento de los planes de pensiones que se comercializan en España (sólo se incluyen aquellos de los que Morningstar tiene datos) tiene en su cartera exposición a la renta fija made in Atenas, lo que supone en dinero 59 millones. Los trabajadores de hoy y futuros pensionistas de mañana no son inmunes, por tanto, a los efectos de esta crisis. De hecho, el 91 por ciento de los encuestados en un reciente estudio de Mapfre considera que la actual situación económica está afectando al futuro de las pensiones. Y no les falta razón. El contagio de Grecia a sus vecinos europeos y las exigencias de la UE a estos Gobiernos para que recorten el déficit han llevado a los gobiernos de la periferia a llevar a cabo fuertes medidas de ajuste, incluyendo las relativas a las pensiones públicas. Sólo en España se ha elevado la edad de jubilación y se ha cambiado la base para calcular la cuantía de la pensión que se reciba en un futuro. La sensación de que habrá que recurrir a planes de pensiones privados para completar el ahorro para la jubilación cobra cada día más fuerza entre los españoles. Sin embargo, estos tampoco son inmunes a las tensiones de la deuda ya que el 7 por ciento tiene deuda helena y el 11 por ciento está expuesto a su mercado de acciones. Especial preocupación merecen los productos que tienen entre esas posiciones, bonos griegos, especialmente si éstos están emitidos por el Gobierno. Según los datos de Morningstar, son 43 los que tienen en cartera emisiones de renta fija con sello griego, ya sean públicas o privadas. Y la razón es muy simple. En el caso de que finalmente Grecia incurra en una reestructuración de su deuda (una reciente encuesta de Morgan Stanley arroja que el 70 por ciento de los encuestados ve que se producirá entre una y dos quitas antes de 2013 y el mercado también descuenta ya esta posibilidad), los títulos de renta fija valdrían bastante menos que lo que pagado por los gestores, lo que afectaría negativamente al valor liquidativo del plan de pensiones. Por no mencionar que si ahora optan por vender dichas participaciones en el mercado secundario obtendrán minusvalías ya que la rentabilidad del bono griego a 10 años (que sube cuando cae su precio), ha pasado sólo en el último año del 10,36 al 16,81 por ciento. "Lo normal es que si los bonos llegaran a valer cero el valor liquidativo del producto se reduciría en la proporción que supongan esos bonos en su cartera, como ya sucedió con los fondos que invertían en los hedge funds de Bernard Madoff", afirma Ricardo Sánchez Seco, de Gestiohna. ¿Cuánto se puede perder? Sin embargo, no es tan negro el panorama como en un principio pudiera parecer. Primero, porque la exposición máxima que tiene un plan de pensiones a la renta fija griega es del 5,24 por ciento (es el caso de Mundiplan Audaz Global PP) por lo que en el peor de los casos, es decir, si todas esas emisiones fueran del Gobierno y éste asumiera una reestructuración del cien por cien, la pérdida máxima que asumiría el partícipe sería del 5,24 por ciento. Y segundo, porque no hay que olvidar que esa pérdida sería temporal, ya que la inversión en planes de pensiones es de muy largo plazo, por lo que el gestor conseguiría compensar esa, de momento, hipotética pérdida. Junto al plan de pensiones de Axa, los otros tres productos que tienen más de 4 por ciento de su cartera invertida en renta fija griega son Nat-Nederlanden Europa PP, BBVA Senior II PP, e Ibercaja Pensión III PP. Y, de momento tan sólo el fondo de Axa y el de Nationale-Nederlanden Vida obtienen pérdidas en lo que va de año. Además, en los últimos diez años, la llamada década perdida por parte de los inversores, el 70 por ciento de los productos que se venden en España acumula rentabilidades positivas. En todo caso, los inversores de planes de pensiones han de saber que los traspasos entre productos de este tipo, o a PPA (planes de previsión asegurados) están exento de tributar a Hacienda. Podría ser mucho peor Es cierto que la exposición que tienen los planes de pensiones a Grecia es muy limitada (de media la inversión en renta fija sólo supone el 0,08 por ciento y la parte de renta variable, un 0,14 por ciento), pero también lo es que en caso de que sean más los países que se vean abocados a reestructurar su deuda, -algo tampoco descartable si se tiene en cuenta el efecto negativo que provoca cualquier noticia de Grecia en sus primas de riesgo y rentabilidad de sus bonos-, el efecto que tendrá en los planes de pensiones españoles será mucho más dañino. El peor escenario para ellos sería que fuese España quien tuviera problemas para hacer frente a sus compromisos de pago ya que estos productos invierten en deuda española un 54 por ciento, cuando hace un año este porcentaje era del 48 por ciento, según los datos de Morningstar. La parte positiva es que aún son muy pocos los analistas que creen que España vaya a vivir su propia tragedia griega, al menos no a corto plazo. Quienes tienen, sin embargo, más papeletas, son Irlanda y Portugal. De hecho, el 28 por ciento de los clientes encuestados por Morgan Stanley considera que si Grecia reestructura su deuda en los próximos seis meses, habrá un efecto contagio en Irlanda y Portugal. A este respecto sería el contagio del tigre celta el que más afectaría al sistema privado de pensiones españolas, ya que la renta fija irlandesa representa el 2,63 por ciento de su patrimonio, frente al 1,17 por ciento que suponen las emisiones portuguesas.