madrid. ¿Quién es el culpable de la subida de los precios de los alimentos? Tanto los fabricantes como las empresas de distribución niegan su responsabilidad e insisten en que toda la culpa la tiene el encarecimiento de las materias primas y, sobre todo, del petróleo, en el entorno ya de los cien dólares el barril. Según dicen, la razón fundamental está en la ley de la oferta y la demanda. Cuando la primera sube y la segunda escasea, tal y como ha ocurrido ahora, los precios se disparan. Pero, ¿quién saca realmente provecho? Javier Millán Astray, director general de Anged, la patronal de las grandes superficies, que defiende a empresas como Carrefour, Alcampo o Eroski, aseguraba recientemente que "los hipermercados estamos actuando como colchón y amortiguando las subida de la materias primas". Ahora bien, lo que no dijo es a costa de quién. Las grandes empresas de distribución están obligando a los fabricantes a firmar contratos abusivos para obtener así financiación con la que seguir creciendo. La industria alimentaria asegura, por ejemplo, que tiene que pagar por el uso de las estanterías o situarse en un lugar privilegiado de la tienda. "En algunas ocasiones tienes que abonar hasta el 30 por ciento del precio de tu producto", dice un empresario que prefiere mantener el anonimato. Y no sólo es eso. El comercio incumple sistemáticamente los plazos de pago y abona la deuda a sus proveedores con más de cien días de retraso, muy por encima de lo que marca la ley, con lo que consigue no sólo financiación para afrontar nuevas aperturas, sino también para vender más baratas sus propias marcas frente a las de la industria. El problema además es que como los contratos se negocian una vez al año -en el caso de los productos perecederos se hace una vez al mes o incluso a la semana-, muchas empresas de alimentación no han podido trasladar todavía a sus precios el incremento de los costes por la materia prima y la crisis puede ser brutal.Financiación extraordinariaPromarca, la Asociación Española de Empresas de Productos de Marca, que defiende los intereses de más de 50 compañías, muchas de ellas del sector de la alimentación, está convencida de que a la distribución le interesa vender caro los productos de terceros para que sus enseñas, conocidas como las marcas blancas, crezcan y ganen cuota de mercado. "Están financiándose a nuestra costa", asegura Ramón Taix, presidente de esta organización, que advierte además del problema que genera la excesiva concentración del mercado de la distribución. "Nuestro mayor obstáculo es que el 90 por ciento de las ventas se negocia en sólo cinco despachos", asegura Taix. Y las cifras le dan la razón. Según los datos de la consultora AC Nielsen, el grupo Carrefour, Mercadona, Eroski, y las centrales de compra Ifa y Euromadi suman en conjunto una cuota de mercado del 92,1 por ciento en la alimentación envasada. "Ellos tienen el poder, son los únicos que fijan el precio de venta al público de sus productos y pueden establecer libremente sus condiciones", dice Taix. Y el problema no es sólo que acaparen una cuota de mercado tan alta, sino que, además, apenas hay competencia. Es cierto que existen muchos operadores y que la rivalidad, sobre todo en temas de precios, es feroz, pero a la hora de elegir, el consumidor cada vez tiene menos opciones. Según un informe reciente de Alimarket, una revista especializada en el mercado de la distribución, los cinco grandes de la distribución suman el 76,2 por ciento de la superficie comercial en España destinada a la venta de alimentación (ver gráfico adjunto), con lo que cada vez queda menos sitio para el resto. Para la industria, resulta por ello "inconcebible" que la Comisión Nacional de la Competencia, que impuso durísimas condiciones a la fusión entre Pryca y Continente hace ahora casi diez años, haya aprobado ahora sin reparos la adquisición de Caprabo por parte de Eroski. "No tiene ningún sentido", aseguran. Eso sí, el presidente de la Comisión, Luis Berenguer, firme defensor de la libertad de horarios para que bajen los precios, está dispuesto a tomar cartas en el asunto. Aunque había abierto ya una investigación de oficio, ayer el colectivo de funcionarios públicos Manos Limpias presentó una denuncia para esclarecer el problema. Berenguer sabe que no lo tiene nada fácil, porque el origen de la subida está en los mercados internacionales, pero está dispuesto a frenar los abusos.Los responsables El origen de la situación está en el fuerte crecimiento de la demanda en países como China o India, la fuerte sequía en las zonas agrícolas, especialmente en Australia y el este de Europa, y la escasez de cereales ante la necesidad de abastecer al mercado de los biocarburantes. ¿Y no hay solución? Jorge Jordana, secretario general de la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas, tiene una propuesta: "El problema es que nadie se atreve a tomar medidas para impulsar la energía nuclear o el cultivo de alimentos transgénicos", asegura. Perfecto conocedor de la realidad del mercado, Jordana advirtió ya hace unas semanas que "nos enfrentamos a un tsunami porque si la situación no cambia, los precios seguirán subiendo sin freno". Casi todos los productos básicos han subido ya más de un diez por ciento en el último año -las cebollas se han encarecido un 22 por ciento, la leche y el pollo un 18,3 por ciento, el aceite de girasol un 16,4 por ciento y los huevos un 10,3 por ciento- y lo peor aún no ha llegado.