Imperial Tobacco anuncia que su resultado en España disminuirá en 124 millones de eurosBAT bajará hoy el precio de algunas de sus marcas y JTI asegura que "no descarta nada"madrid. La guerra de precios del tabaco que sacude al mercado español ha comenzado a cobrarse víctimas. La primera en dar la voz da alarma ha sido el gigante británico Imperial Tobacco, dueña de Altadis, que anunció ayer un recorte de previsión de beneficio para su negocio en España de algo más de 124 millones de euros. "Hemos actuado para proteger nuestra posición de mercado y la sostenibilidad a largo plazo de nuestros negocios en España. Seguimos vigilando la situación de cerca", explicó la compañía, dueña de Fortuna y Ducados, la única con centros de producción en España y con más de 1.500 empleados. Según sus cálculos, de esta bajada prevista, algo más de 40 millones serán extraordinarios no recurrentes, consecuencia directa de la bajada de los precios ejecutada en el mercado nacional durante los últimos meses. Imperial fue una de las primeras tabaqueras en avisar sobre la difícil situación que estaba atravesando en España el sector. De hecho, se ha visto obligada a cerrar su planta de transformación de tabaco negro en Extremadura y a reducir hasta un 35 por ciento la producción de su fábrica de Cantabria, donde se manufacturan las principales marcas nacionales. En este sentido, su volumen total de ventas en España retrocedió un 14,8 por ciento en su primer semestre fiscal, hasta 11.500 millones, con un descenso del 19,5 por ciento en el volumen de cigarrillos, mientras mejoró un 71,4 por ciento el volumen de picadura. Caída general del 23 por ciento Pero la difícil evolución de las ventas no es cuestión exclusiva de Imperial. Según ha podido saber este periódico en fuentes del sector, la mala situación del mercado ha hecho retroceder a día de hoy las ventas globales de las principales compañías un 23 por ciento, aunque el consumo no lo está haciendo en la misma proporción. Un dato que deja al descubierto el aumento de la demanda del tabaco de contrabando y la falsificación. Pero mientras la situación se aclara, las tabaqueras continúan profundizando en la guerra del tabaco, aunque con menor incidencia. Este es el caso de British American Tobacco (BAT), que previsiblemente reducirá hoy el precio de sus marcas con menos penetración, como Dunhill, Vogue o Winfield entre una horquilla de 10 y 30 céntimos. Además, la compañía británica reducirá hasta diez céntimos el precio de su Lucky Strike Click & Roll y lanzará una versión de cigarrillos cortos a 3,30 euros de Lucky Strike y Pall Mall. Quien parece que todavía no tiene decidido su movimiento es JTI, la empresa japonesa dueña de Winston y Camel. Fuentes de la compañía aseguraron ayer que "dada la actual situación del mercado, no descartamos absolutamente nada". Al igual que Philip Morris y BAT, JTI defiende también un cambio de la fiscalidad para que el impuesto mínimo que grava a los cigarrillos se vaya ajustando de forma automática. No obstante, las fuentes consultadas insisten también en que "España se está convirtiendo en un país de low-cost" y justifican las rebajas por "la fuerte caída de las ventas, que es el auténtico problema de la industria tabaquera". Cambio de fiscalidad Ante toda esta batalla, el Gobierno tiene prácticamente decidido acometer un cambio de la fiscalidad que grava al tabaco. Su idea, tal y como reclaman Philip Morris y BAT, es elevar la parte fija, el denominado impuesto específico, que se eleva ahora a 0,25 euros por cajetilla, y reducir la ad valorem, equivalente en este momento al 57 por ciento del precio final. Todo ello, además de aumentar el impuesto mínimo, que está fijado ahora en 117 euros por cada mil cigarrillos, o lo que es lo mismo, 2,34 euros por cajetilla. Hacienda sabe que no puede esperar mucho más para hacer algo porque los ingresos que obtenían del sector se están desplomando ante la fuerte caída de las ventas y el descenso de los precios. En el Gobierno hay quien era partidario de haber actuado ya el pasado viernes, en el consejo de ministros, pero al final se optó por esperar. La vicepresidenta y ministra de Economía, Elena Salgado, ha negado en todo momento que vaya a haber nuevas subidas de impuestos sabiendo que, dada la nefastas perspectivas electorales, una medida de este tipo podría hacer aún más daño al PSOE, pero sabe también que no le queda otro remedio. Parece así que la decisión es sólo cuestión de tiempo, una vez que se han hecho ya todos los números posibles. En el sector tabaquero, de hecho, se considera inminente. Salgado había previsto ingresar este año 780 millones de euros más tras la última subida impositiva, aprobada en diciembre, pero según los datos que manejan las propias tabaqueras, se recaudarán alrededor de 600 millones menos. Es decir, casi 1.400 millones menos de lo previsto hace menos de un año. Nuevo secretario de Estado En el sector, y según las fuentes consultadas, existe cierto optimismo en torno a este posible cambio de actitud del Gobierno. ¿La razón? El recién nombrado nuevo secretario de Estado de Hacienda, Juan Manuel López Carbajo. El que ha sido hasta ahora director general de la Agencia Tributaria (AEAT) cuenta con un perfil mucho más tecnócrata que su antecesor, lo que podría hacerle tomar conciencia de las peticiones de las grandes multinacionales del sector, según estas mismas fuentes. Las tabaqueras continúan esperando un movimiento del Ejecutivo en torno a la fiscalidad, mientras su márgenes continúan estrechándose consecuencia directa de esta batalla de precios iniciada hace algo más de mes y medio por la norteamericana Philip Morris.