La economía española ha cambiado mucho en los últimos años. Pero va a cambiar aún más en los próximos: una serie de sectores macroeconómicos empiezan a despuntar y se postulan como los más firmes candidatos a relevar a sectores tradicionales líderes, como la construcción, para salir de la crisis. En realidad, nuestro país no está pasando por una crisis más, ni siquiera la crisis más severa de las últimas décadas. En España la coyuntura económica ha puesto en evidencia que lo que ha entrado en crisis es el modelo económico. Se impone un cambio de ciclo. La consigna: buscar un modelo basado en la diversificación y en industrias que funcionen como motores de la economía, que sirva de recambio al esquema obsoleto cimentado en el ladrillo. Y dos retos como punto de partida: reducir su déficit y buscar nuevos sectores que tiren de la economía y puedan rebajar el peso de la construcción en nuestro PIB. Dudas España ha conseguido sujetar su gasto público y va a seguir rebajándolo. Pero, de momento, no ha conseguido disipar las dudas sobre su capacidad de crecer en el futuro. Para despejar esa incógnita, el Plan Integral de Política Industrial 2020 (PIN 2020), aprobado el pasado mes de diciembre, creaba el marco institucional para favorecer el crecimiento y la innovación, el apoyo a las pymes y la internacionalización; y se acompaña de un Plan de Acción para el periodo 2011-2015 con 124 actuaciones, la implicación de diez ministerios y un impacto económico directo estimado de casi 83.000 millones en el horizonte de 2015. La primera piedra del nuevo modelo económico ya la puso el Ejecutivo a finales de 2009, cuando el Consejo de Ministros daba luz verde al anteproyecto de Ley de Economía Sostenible con el objetivo de dar un giro al rumbo de nuestra economía. Se aprueba un fondo de 20.000 millones de euros para incentivar los nuevos sectores llamados a convertirse en los motores de nuestra economía, y se apuesta por la innovación, la formación, el empleo de calidad, e introducción de una nueva dimensión social y medioambiental. Sectores estratégicos Uno de los objetivos marcados por el Plan de Competitividad Industrial es, precisamente, reforzar los sectores económicos estratégicos, aquellos que destacan por su orientación al mercado internacional, su capacidad de arrastre sobre otros sectores o su intensidad tecnológica: automoción, aeroespacial, biotecnología, tecnologías sanitarias y farmacéuticas, TIC y contenidos digitales, protección medioambiental, energías renovables, eficiencia energética y agroalimentación. Son la vía para generar empleo y riqueza. La fórmula: combinar formación y talento profesional, desarrollar una industria tractora, contar con el apoyo de las adminis- traciones y mantener la apuesta por la inversión en I+D+i en la expansión comercial. Y junto a los nuevos pilares económicos, los tradicionales, los pesos pesados del PIB hasta la irrupción de la crisis, buscan su lugar. El turismo ha sido capaz de reinventarse y volver a la senda del crecimiento. Mientras, el futuro del sector de la construcción pasa por un redimensionamiento, haciendo más hincapié en la rehabilitación, y muy especialmente en el ámbito de la eficiencia energética, y en el alquiler de viviendas a través de impulsos fiscales. Por su parte, las grandes del sector siguen abriendo mercados y diversificando su actividad. El sector más azotado por la crisis económica ajusta su aportación al PIB y recompone un horizonte que cada vez se vislumbra menos negro para tornarse más verde. Eso sí, el sector arrastra los dos mayores lastres que ha dejado la crisis a su paso: las mayores cifras de paro y un stock inmobiliario paralizado que oscila entre los 675.000 viviendas, según la Asociación de Promotores (APCE) y los más de 2,3 millones apuntados por el experto Ricardo Vergés, unos datos que lastran, a su vez, al sector financiero. Se estima que el agujero producido a las entidades bancarias por la sobreoferta inmobiliaria oscila entre los 75.000 y 130.000 millones de euros. En este contexto, el último informe de la OCDE sobre las perspectivas de los países industrializados vuelve a proyectar incertidumbre sobre la recuperación económica de nuestro país en base a las cifra de desempleo, y apuntala la idea de que el exiguo crecimiento será insuficiente para absorber el enorme volumen de desempleo -en concreto 4,9 millones de parados, un 21,3 por ciento de la población activa- generado con la crisis. A corto y medio plazo, no se vislumbran signos elocuentes de recuperación, aunque los expertos del organismo internacional confían en que España e Italia habrán logrado estabilizar su nivel de deuda pública en 2012. Cambio de modelo El cambio de modelo está en marcha a través de las reformas y medidas para el sistema financiero, los organismo reguladores, la internacionalización de las empresas y la simplificación de sus relaciones con las administraciones o la colaboración público-privada en infraestructuras. Pero también se han ido encadenando un goteo de recortes que han afectado a la economía en general, y a la línea de flotación de algunos sectores en particular. En el nuevo modelo, de la mano de la Ley de Economía Sostenible, la energía se ha convertido en protagonista. El objetivo no puede ser más ambicioso: que la energía deje de ser parte del problema para convertirse en parte de la solución. Por su parte, los cambios que está experimentando nuestra economía ha invertido los papeles de las exportaciones y el consumo interno. Así, España ha obtenido por primera vez en la historia superávit comercial con la Unión Europea. Y no hay que olvidar la importancia de los mercados emergentes, con Latinoamérica como el principal mercado estratégico para las empresas españolas. La otra 'Selección Española' Y mientras la economía verde pinta una nota de color, la evolución económica de nuestro país sigue, de momento, pintando en bastos. Debilidad de la recuperación económica, amenaza intermitente de la deuda y tensiones de los mercados, ajustes del gasto por parte del Estado para controlar el déficit, consumo privado raquítico, demanda interior en franco retroceso, stock inmobiliario paralizado y un paro que sigue creciendo. Con estos mimbres también hay que hacer el cesto de la nueva economía. Y como dar con el nuevo modelo que garantice nuestro crecimiento en las próximas décadas -y no en el cortoplacismo de los próximos años- es un trabajo de equipo el Ejecutivo y las empresas ha solicitado la opinión experta del auténtico consejo de sabios en la materia: los líderes empresariales de las principales compañías de nuestro país. Cotizadas y no cotizadas, las empresas españolas han puesto a prueba su liderazgo y resistencia con la crisis económica. Se han convertido en las mejores embajadoras de la marca país -como la otra selección, la de fútbol, la Roja-, mientras ganan en valoración y escalan posicionadas en el exterior, tanto en sectores como en mercados estratégicos. Compiten y ganan en la liga internacional. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, convocaba el pasado mes de marzo a los representantes empresariales y de las patronales CEOE y Anfac, además de la intervención del vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, y la vicepresidenta segunda y ministra de Economía, Elena Salgado. Era la segunda reunión de este tipo, tras la celebrada a finales del pasado mes de noviembre, y contó con la presencia de Enagás, Sol Meliá, Agbar, Banco Sabadell, Técnicas Reunidas, Aceronix, Abertis, Iberia, Banco Popular, Sacyr Vallehermoso, Hispasat, Grupo Ferrovial, Grupo Mondragón, Arcelor Mittal, El Corte Inglés, Mercado, Inditex, ACS-Dragados, Iberdrola, Endesa, BBVA, Cepsa, Mapfre, Gas Natural, FCC, Acciona, Bankia, OHL, Abengoa, Gamesa, Globalia, Indra, Amadeus Global Travel, CAF y Telecinco. Sólo faltaron Riu Hoteles, Ebro Food y laboratorios Grifols. El motivo de la reunión, analizar las reformas previstas por el Ejecutivo para cumplir el Pacto del euro, aprobado el 25 de marzo. Pero, sobre todo, consensuar posturas para avanzar en las reformas y no bajar la guardia ante la crisis, un objetivo conjunto, una prueba de fuerza para recuperar la confianza de los mercados financieros internacionales. Las reformas se mantienen en tres frentes: marco laboral, mejora de las competencias autonómicas -dadas las quejas desde el mundo de la empresa de la duplicidad burocrática- y la puesta en marcha, de una vez por todas, de la reforma en el ámbito energético. La necesidad de alcanzar un gran pacto de Estado ha presidido estas reuniones. Pero los resultados de las elecciones municipales y autonómicas del pasado 22 de mayo, pueden haber modificado un poco el escenario. Como punto de partida, la estabilidad política que pedían los empresarios -con el presidente del Banco Santander, Emilio Botín, como portavoz- ha quedado en el aire. La arrolladora victoria electoral del Partido Popular ha obligado al partido en el Gobierno a mover ficha. Y quizá se traduzca a la larga en un adelanto de las elecciones generales de 2012. Es pronto para determinar las repercusiones sobre la marcha de nuestra economía.